Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Las casas para vivir
Empezamos el año 2025, un año que va a ser decisivo en muchísimas cuestiones. Será el año en el que se decidirá si afrontamos con valentía y medidas concretas la crisis climática o si nos quedamos atrás; será el año en el que se decida si se reduce la jornada laboral después de más de 40 años o si nos quedamos atrás; y será el año en el que el Partido Socialista tendrá que decidir si hará política de vivienda para los fondos buitre y las constructoras o para garantizar este derecho a la gente.
El año 2024 que dejamos atrás, evidenció uno de los dramas más duros que enfrentamos como sociedad hoy: el derecho a una vivienda digna. En Euskadi, somos testigos cada día de las noticias que impregnan la prensa sobre la cuestión de la vivienda. Según el Deustobarómetro publicado el pasado diciembre, la primera preocupación para el 41% de la ciudadanía vasca, frente al 16% del año pasado en la misma encuesta, es la vivienda; suspenso también a las políticas públicas de vivienda con un 3,8 sobre 10; crecimiento desmedido de las viviendas turísticas en municipios de toda Euskadi, triplicándose en lugares como Getxo, subida de los precios de los alquileres que no cesa… ¿No son estos motivos suficientes para que el Gobierno Vasco se ponga serio con el tema?
El año pasado el drama de la vivienda se colocó en el debate público, en la calle. En ciudades de todo el Estado se organizaron manifestaciones por el derecho a la vivienda donde se exigía a los gobiernos que tomen medidas, que intervengan los precios. La gente salió a la calle a exigirnos porque es un tema sangrante para una parte importante de la sociedad, para el país real, el que no vive de las rentas.
El acceso a la vivienda es para muchas personas una pesadilla. Para la gente más joven es un quebradero de cabeza que imposibilita salir de casa de sus padres antes de los treinta. Una juventud que va a estar condenada a compartir piso durante mucho tiempo porque ¿quién puede pagar un alquiler en solitario? Generaciones obligadas a vivir de alquiler precario porque no hay otra opción, porque el ahorro para la famosa entrada del piso es ciencia ficción.
Una pesadilla también para las familias monoparentales, para las familias con ingresos bajos y menores a cargo a quienes no se les quiere alquilar. Tampoco consiguen alquileres las personas migrantes, ni las racializadas. ¿Y sabéis por qué? Porque no son esos inquilinos deseables, esos que todo casero quiere. Entonces, ¿quién es el inquilino ideal? Uno con una nómina muy alta, que esté solo, preferiblemente blanco, sin hijos a cargo ni intención de tenerlos. Esto es un disparate. Es un abuso, es injusto, incumple un derecho y no se puede consentir.
Las viviendas son para vivir, no para hacer negocio, y hasta que no entendamos esto, el drama no va a terminar. Si a pesar de ser el derecho a una vivienda digna un artículo de la Constitución, y siendo también un clamor social, hay quien no quiere entender, entonces tendremos que poner medidas para proteger a la gente, para que esto no sea la jungla y los abusos inmobiliarios dejen de darse sin control.
¿Será el 2025 el año en el que el Gobierno Vasco se decida a intervenir el mercado de la vivienda? ¿Será este el año en el que entiendan que sólo con más ladrillo esto no va a terminar? Frente a la falta de ideas del Gobierno Vasco, ha sido Sumar quien ha logrado la aplicación del canon de vivienda vacía previsto desde 2015 en la ley —y nunca aplicado— a través de los Presupuestos del Gobierno Vasco. Mejor tarde que nunca, pero ni es suficiente ni podemos quedarnos aquí.
El problema de la vivienda es tan grande y profundo que necesita de muchas medidas igual de profundas. Necesita de un abordaje integral, desde muchos prismas: desde la construcción de vivienda pública en alquiler social, desde el control de precios, desde el tope a los alquileres, desde las ayudas a la emancipación, desde el control de los abusos inmobiliarios, desde la prohibición de compra de vivienda por fondos buitre, etc.
La vivienda no puede suponer un bizum íntegro de la nómina de los trabajadores a los caseros. Necesitamos medidas valientes y muchas a la vez, no parches. La cuestión de la vivienda es un problema que nos va a llevar años solucionar, que precisa que entendamos de una vez que las casas son para vivir, no para que algunos se forren a costa del trabajo de los demás.
Sobre este blog
Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
0