Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Una Cataluña plural y diversa por la convivencia frente a los independentistas y sus tontos útiles
La doble y multitudinaria presencia de la mayoría “silenciosa y silenciada” en las calles de Barcelona el 8 y el 29 de octubre atendiendo el llamamiento de SCC es una razón para el optimismo [“Tots soms Catalunya, per la convivencia, seny”]. Sociedad civil catalana ha sido capaz, dos veces en veinte días, de congregar a multitud de personas y a personalidades de significado tan transversal como Vargas Llosa, Jiménez Villarejo, Francesc Carreras, Josep Borrell, Paco Frutos…y otros. Es cierto que allí estaban líderes del PSC, PSOE, Cs y PP, fundamentalmente, pero para mí tiene un gran valor que gentes de izquierdas de toda la vida superaran prejuicios tan instalados en ella como la identificación de la bandera de España, o el mismo nombre de España con la derecha más reaccionaria y fueran capaces de hacer ver que el múltiple sentido de pertenencia es el más extendido en Cataluña y en el resto de las nacionalidades o regiones del Estado…
Allí no estaba Podemos, ni Cataluña si qu´es pot, … pero sí estaban votantes del antiguo PSUC, y de Catalunya si que´s pot. Digo esto porque quienes venimos del antifranquismo rupturista y hemos militado en sindicatos y partidos de izquierdas, sabemos de las grandes reticencias a decir España, cosas que algunos hemos denunciado en reiteradas ocasiones; el manido recurso al término “estado” para evitar la palabra “tabú”, prohibida, por el discurso dominante y políticamente correcto de cualquiera de izquierdas que se precie. Hasta tal punto es así que han conseguido que se identificara con “facha”, o se usara como sinónimo de tal el término de español. Esta es la realidad que empezó a configurarse a finales de los 70 y comienzo de los ochenta y de cuyas consecuencias somos herederos; se empieza así y se acaba dejando la rojigualda a los ultras, y pitando el himno, al rey y a la roja en una suerte de hooliganismo que impide a los chavales decir que son del Madrid porque les tachan de fachas.
Los sindicatos en Euskadi, también UGT y CCOO, en sus manifestaciones llevan la ikurriña, pero nunca una bandera de España, a lo sumo una tricolor republicana, porque aquí sigue siendo tabú el símbolo de la bandera de España. Hay que decirlo como lo dice Borrell. El término España y la bandera, igual que el himno no son símbolos franquistas y al igual que la jefatura del estado dejan de serlo desde el mismo momento en que España se convierte en un Estado (ahora sí) social, democrático y de derecho con la aprobación de la Constitución de 1978. Yo, como muchos vascos tampoco voté a favor de la Constitución, pero el terrorismo (expresión del nacionalismo más delirante y excluyente) y el golpismo (expresión de la reacción extrema) y gente de referencia como Bandrés, Onaindía,Buesa, Jauregui… me hicieron no sólo aceptarla, sino defenderla como marco de convivencia fundamental desde el convencimiento más profundo de que nos homologa con las democracias que nos rodean y nos dota de un marco de paz y convivencia que España no ha conocido en su historia contemporánea. Una España plural y diversa, plurinacional y asimétrica, respetuosa con los diferentes y múltiples sentidos de pertenencia que tras estos casi 40 años, estoy convencido, será capaz de reformar su constitución para amoldarse a la nueva situación. España existe, hay catalanes ( y vascos) que se sienten españoles y europeos. España es un estado de la UE y su integridad territorial está garantizada.
Sociedad civil catalana ha sido capaz de aglutinar de manera transversal a múltiples sectores de la derecha, de la izquierda, del centro; tiene especial relevancia la presencia de esa izquierda “clásica” ( PCE- PSUC) de España que hizo esa transición tan injustificada y desagradecidamente denostada por los que venían “a asaltar los cielos” y han quedado enredados y divididos en el fango de su impotencia; eso sí , gritando una y otra vez “si se puede” pero no podemos. Esta izquierda rupturista es la que no se siente española, la que abomina del “régimen del 78” hasta tal punto que pierde el norte y en lugar de apostar por un proyecto común para el conjunto de España se convierte en el tonto útil de todas las expresiones de nacionalismo independentista extremo. Nos han demostrado que son capaces de formular un proyecto para Zaragoza o Barcelona en común…pero incapaces de formular o comprometerse en un “proyecto de España en común”.
Porque, aparte de lo que supone de crisis territorial y política de Cataluña y de España, lo que se ha puesto de manifiesto el 6 y 7 de Septiembre y el 27 de Octubre en el “Parlament” es si ante la declaración unilateral de independencia de 70 diputados de Cataluña basándose en la ilegalidad manifiesta de las dos leyes independentistas suspendidas y anuladas, antidemocráticas en fondo y forma, el Estado social, democrático y de derecho no debe responder con la aplicación del 155 para reconducir la situación a la legalidad; lo que pone de manifiesto es que un sector dirigente de Unidos Podemos se comporta como cualquier otra opción nacionalista independentista [ PDCAT, ERC, PNV, o BILDU,… ] que creen que el Estado debía dejar hacer y mirar para otro lado cuando se anuncia un proceso constituyente hacia la independencia de Cataluña.
Se entiende así que Colau se sumara a los alcaldes independentistas a la hora de defender el referéndum, se entiende así que fuera a votar el 1 de octubre, se entiende que, estuviera en lugar de buscando una salida, amagando con echar a su socio socialista del gobierno municipal y haciendo guiños a ERC y Trías para romper con el PSC , se entiende así que la alcaldesa más entrevistada en la sexta no supiera si tras el cese de Puigdemont seguía siendo President y si el Govern estaba cesado…; lo que no se entiende es que se dirija ahora a los independentistas para decirles que no tienen el mandato del 1 de octubre para declarar la independencia , pues entre los más de dos millones de votos que , según Puigdemont y Jonqueras avalan su ruptura con España, está el suyo y el voto de los que ella arrastró. Como para que se vaya a casa, vamos… pero por mandato de su conciencia. Pero no tiene conciencia. A la emperatriz de la ambigüedad y el funambulismo sólo le interesa minar las bases del PSC y del PSOE. Esa es su prioridad.
Unidos Podemos hace alarde de su división, de su falta de proyecto y , en definitiva, de su falta de criterio. Me refiero a Carolina Bescansa diciendo que regalan el oído a los independentistas , me refiero a los diputados catalanes (Albano Dante y otros …) que ocultan su voto ante los veteranos Ravell y Coscu (que votan NO y lo enseñan) para dar por buena la estrategia del voto secreto impuesta por la CUP y “ JUNTS pel sí ” en el pleno del día 27 y así evitar la posible acción de la justicia (por cierto, participando otra vez en una votación ilegal y cambiando de nuevo las reglas del juego sobre la marcha- puro estilo Forcadell- , para ocultar de manera cobarde su responsabilidad,). Me refiero a que ahora unos quieren ir con la CUP a las barricadas y boicotear las elecciones y otros presentarse…; me refiero a que Urban y anticapitalistas saludan la república de Puigdemont y Jonqueras [(como los junteros giputxis de PNV y EHB, ¡cuando estaba en suspenso!)] e Iglesias dice que se sitúan fuera del partido los que reconozcan la república. Si algunos de Podemos saludan la república catalana y si el PDCat y ERC dicen que se presentarán a estas elecciones “ ilegítimas” del 21 de diciembre, aunque eso pueda significar avalar la aplicación del 155 de la C.E., En comú Podem de Domenech y Colau cuando se presente a las elecciones tendrá que explicar su postura ante el 155, porque este artículo es la respuesta a la DUI que han legitimado con sus actos y discurso.
Es evidente que la izquierda a la izquierda del PSOE está hecha unos zorros, y la crisis de Cataluña ha puesto de manifiesto todas sus carencias. No son, no lo han ido nunca, una opción de estado. Nacieron por la degradación social, por la corrupción y la mala gestión de la crisis; la cuestión nacional los ha fulminado; se lo dijeron en su día, Torres, Jiménez Villarejo y Manuela Carmena… , cuando no acordaron un programa en común con Pedro Sánchez y prefirieron que nos gobernara Rajoy. Que nadie crea que esto me alegra…esto es un desastre para la izquierda de este país y pone mucho más difícil el relevo de Rajoy y del PP en la Moncloa. El PSOE deberá concentrar más voto y, en especial, dirigirse a ese electorado que se le fue a Podemos para ganar por mayoría.
La doble y multitudinaria presencia de la mayoría “silenciosa y silenciada” en las calles de Barcelona el 8 y el 29 de octubre atendiendo el llamamiento de SCC es una razón para el optimismo [“Tots soms Catalunya, per la convivencia, seny”]. Sociedad civil catalana ha sido capaz, dos veces en veinte días, de congregar a multitud de personas y a personalidades de significado tan transversal como Vargas Llosa, Jiménez Villarejo, Francesc Carreras, Josep Borrell, Paco Frutos…y otros. Es cierto que allí estaban líderes del PSC, PSOE, Cs y PP, fundamentalmente, pero para mí tiene un gran valor que gentes de izquierdas de toda la vida superaran prejuicios tan instalados en ella como la identificación de la bandera de España, o el mismo nombre de España con la derecha más reaccionaria y fueran capaces de hacer ver que el múltiple sentido de pertenencia es el más extendido en Cataluña y en el resto de las nacionalidades o regiones del Estado…
Allí no estaba Podemos, ni Cataluña si qu´es pot, … pero sí estaban votantes del antiguo PSUC, y de Catalunya si que´s pot. Digo esto porque quienes venimos del antifranquismo rupturista y hemos militado en sindicatos y partidos de izquierdas, sabemos de las grandes reticencias a decir España, cosas que algunos hemos denunciado en reiteradas ocasiones; el manido recurso al término “estado” para evitar la palabra “tabú”, prohibida, por el discurso dominante y políticamente correcto de cualquiera de izquierdas que se precie. Hasta tal punto es así que han conseguido que se identificara con “facha”, o se usara como sinónimo de tal el término de español. Esta es la realidad que empezó a configurarse a finales de los 70 y comienzo de los ochenta y de cuyas consecuencias somos herederos; se empieza así y se acaba dejando la rojigualda a los ultras, y pitando el himno, al rey y a la roja en una suerte de hooliganismo que impide a los chavales decir que son del Madrid porque les tachan de fachas.