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La comunicación indígena y campesina, protagonista en los procesos de transformación en Bolivia (II)

Jesús González Pazos

Mugarik Gabe —

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Para el año 2001, se habían fijado ya en Bolivia los tres primeros pilares de la comunicación propia, a saber, la formación técnica sobre los medios, la producción y la difusión. Se asentaba así el proceso de apropiación de los sistemas comunicacionales por parte de las organizaciones indígenas y campesinas al servicio de sus procesos sociales, políticos y culturales. Se abren tiempos nuevos, tiempos de empoderamiento social en un país que todavía vive bajo las políticas más duras del neoliberalismo, tanto económico como político.

Llegados a este momento, será a partir de los inicios del siglo XXI cuando este proceso avanza hacia una nueva etapa, y se empezaron a dar los primeros pasos en un cuarto y decisivo pilar. Se trataba de la formación política y social que debía complementar la recibida por tantos comunicadores y comunicadoras formadas desde el inicio del proceso. Recordamos que no se pretendía hacer simples videos (a estas alturas también radio) por una cuestión artística o mercantil, sino al servicio de los procesos indígenas y campesinos, por lo tanto las organizaciones nacionales vieron inmediatamente la necesidad de esta formación política complementaria. Hasta tal punto que desde los primeros talleres de trabajo en derechos, género, procesos sociales, etc. incluyeron dirigentes de diferentes niveles de las propias organizaciones y toda la formación se orientó pensando en la posibilidad de alcanzar en algún momento una Asamblea Constituyente y cómo se construiría una propuesta propia de las organizaciones sociales.

En la totalidad de las formaciones se dio prioridad no solo a la formación en derechos o comunicación, sino también a que éstas debían incluir un análisis desde la perspectiva de género para visibilizar la discriminación y vulneración de derechos que enfrentan las mujeres indígenas y campesinas. Al fin y al cabo si el objetivo es ir construyendo un sistema político y social diferente, más justo y equitativo, éste no podrá ser realidad sin abordar no solo la necesidad de la descolonización sino también la de la despatriarcalización. Hoy este cuarto pilar confluye, en una escuela de formación permanente y reglada de la que en 2014 saldrá la segunda promoción de dirigentes y comunicadores y comunicadoras indígenas, en la que, posteriormente, las personas formadas asumen la obligación de multiplicar sus conocimientos en sus territorios y organizaciones. Desde los inicios del proceso comunicacional y formativo, muchas de las personas que han estado inmersas en los mismos, posteriormente, han fortalecido a las propias organizaciones indígenas y campesinas y han tomado parte activa en la constituyente o en el legislativo así como en muchas otras estructuras del nuevo estado plurinacional. Todo ello, además de seguir reforzando el propio proceso comunicacional.

En este amplio contexto, a la hora de hacer una revisión de los frutos alcanzados en estos más de 15 años de proceso comunicacional hay cierta dificultad para destacar los más importantes, pero por citar algunos de éstos:

- Gran e importante producción de materiales comunicacionales hechos y orientados desde la cosmovisión y planteamientos políticos indígenas y campesinos.

- Incidencia en la sociedad desde espacios de difusión, divulgación y debate en radio y televisión.

- Puesta en marcha de sistemas regionales de comunicación, manejados y dirigidos por equipos indígenas.

- Proceso de capacitación que derivó hacia un importante proceso de formación en derechos, género y comunicación de comunicadores y comunicadoras así como de dirigentes. Con una amplia posterior proyección hacia y en las comunidades, organizaciones e instancias del estado plurinacional.

- Aporte a la creación y sostenimiento del Pacto de Unidad de las cinco confederaciones indígenas y campesinas, pilares del proceso constituyente.

- Proyección hacia otros países y organizaciones indígenas del continente, dando apoyo formativo y fortaleciendo la comunicación indígena en el continente.

- En suma, apropiación y empoderamiento de los pueblos indígenas y campesinos de Bolivia de los medios comunicacionales al servicio de sus procesos.

Toda la experiencia comunicacional y formativa acumulada a lo largo de este tiempo de más de quince años permite hoy afirmar que se ha operado un proceso permanente de apropiación social y política de los espacios y medios comunicativos y político sociales. Y son las organizaciones indígenas y campesinas las que protagonizan este empoderamiento, para el fortalecimiento de sus identidades diversas y como sujetos emancipadores en el marco de construcción de un país diferente, transformado social, cultural, económica y políticamente hacia modelos más justos y equitativos.

Para el año 2001, se habían fijado ya en Bolivia los tres primeros pilares de la comunicación propia, a saber, la formación técnica sobre los medios, la producción y la difusión. Se asentaba así el proceso de apropiación de los sistemas comunicacionales por parte de las organizaciones indígenas y campesinas al servicio de sus procesos sociales, políticos y culturales. Se abren tiempos nuevos, tiempos de empoderamiento social en un país que todavía vive bajo las políticas más duras del neoliberalismo, tanto económico como político.

Llegados a este momento, será a partir de los inicios del siglo XXI cuando este proceso avanza hacia una nueva etapa, y se empezaron a dar los primeros pasos en un cuarto y decisivo pilar. Se trataba de la formación política y social que debía complementar la recibida por tantos comunicadores y comunicadoras formadas desde el inicio del proceso. Recordamos que no se pretendía hacer simples videos (a estas alturas también radio) por una cuestión artística o mercantil, sino al servicio de los procesos indígenas y campesinos, por lo tanto las organizaciones nacionales vieron inmediatamente la necesidad de esta formación política complementaria. Hasta tal punto que desde los primeros talleres de trabajo en derechos, género, procesos sociales, etc. incluyeron dirigentes de diferentes niveles de las propias organizaciones y toda la formación se orientó pensando en la posibilidad de alcanzar en algún momento una Asamblea Constituyente y cómo se construiría una propuesta propia de las organizaciones sociales.