Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Crisis y Autogobierno
La crisis del Coronavirus es una crisis sanitaria que afecta primeramente a la salud de las personas, pero también lo hará a las condiciones materiales de vida de las mayorías sociales.
La salida de la crisis financiera e inmobiliaria del 2008 dejó su huella. Políticas austericidas, recortes de servicios públicos, precarización del trabajo, familiarización de los cuidados, fueron los ingredientes de una mala receta. Y así, hemos llegado a la crisis del coronavirus con una estado del bienestar debilitado, con unos servicios públicos mermados y con unos índices de desigualdad y pobreza que muchas veces nos avergüenzan: uno de cada tres niños o niñas está en riesgo de pobreza.
Esta situación no es algo natural o inevitable, es fruto, todo ello, de una opción política, se opta por un modelo económico neoliberal que se sustenta en la centralidad y primacía del mercado, al que se subordinan el resto de componentes del sistema: servicios públicos, recursos naturales, bienestar de las personas,… Un sistema capitalista globalizado y financiarizado, que persigue beneficios económicos sin límite, ni siquiera la vida de las personas o del planeta.
Pero, en estos duros momentos, no todo es negativo. En España, contamos con un gobierno de coalición verdaderamente progresista que apuesta por proteger a las personas y que, por lo tanto, está trabajando en la buena dirección.
Ahora, todas las administraciones deben remar juntas. Tenemos un Estado compuesto, donde la comunidades autónomas tienen competencias sobre materias importantes: vivienda, servicios sociales, sanidad, … Además, en el caso de Euskadi, disfrutamos de una fiscalidad propia. Instrumentos de autogobierno que deben ponerse sin ambages ni medias tintas al servicio de la ciudadanía.
Demasiadas veces hemos tenido que oír la cantinela de “en Euskadi ya existen medidas adecuadas” o “ en Euskadi no tenemos ese problema”. Mientras, algunas nos preguntábamos ¿donde está ese oasis vasco del que tanto presumen?
En todo caso, una cosa sí es verdad, tenemos una autonomía política muy amplia. Y es ahora cuando hay que demostrar para qué queremos ese autogobierno.
Es urgente aprobar un plan de choque social y fiscal que proteja a la ciudadanía vasca y que como mínimo contenga:
- Un sistema de rentas de emergencia que no deje a nadie atrás. El gobierno del Estado ha aprobado ya un paquete de medidas para proteger a los trabajadores y trabajadoras (ERTE, prohibición de despidos,…). Ahora le toca al gobierno vasco aprobar medidas que complementen este esfuerzo, para conseguir entre todas las administraciones públicas que ninguna familia vasca quede sin ingresos.
El gobierno vasco debería garantizar la suficiencia de ingresos, teniendo el SMI como referencia y la universalidad de la ayuda, el objetivo es llegar a todos los colectivos, a todas las personas. Además, la renta de emergencia debería ser individualizada e incondicional.
- Medidas para asegurar el disfrute de la vivienda: La pérdida de ingresos o la reducción de los mismos, va a impedir que muchas familias hagan frente al pago de los alquileres. Un parque de alquiler público ínfimo y unos precios abusivos de alquiler privado nos sitúa ante un panorama difícil.
Como medida inmediata, sería necesario aprobar un fondo extraordinario para apoyar a las personas inquilinas que no puedan hacer frente al pago del alquiler como consecuencia de esta crisis. Asimismo, se debería asumir la gestión del mayor número de viviendas, alojamientos o recursos residenciales, públicos y privados, para ponerlos al servicio de las situaciones más urgentes: violencia de genero, sinhogarismo, desahucios,…
-Una reforma fiscal que permita garantizar recursos suficientes para afrontar las consecuencias de la crisis del coronavirus. Se debería reordenar el mapa impositivo, convirtiendo en un hecho una premisa básica: los que más tienen deben ser los que más paguen, al mismo tiempo que se corresponsabiliza a las grandes empresas para que aporten a las arcas públicas realmente en función de sus beneficios.
Por último, y fundamental, se debe incorporar la perspectiva de género a toda la gestión de la crisis. La información de lo que está sucediendo debe incluir datos desagregados por sexo y análisis de género. Así mismo, todas las medidas que se aprueben deben tener muy presente el mayor impacto que va a tener esta crisis sobre las mujeres, por ocupar de forma mayoritaria trabajos precarios y temporales, y por tener que seguir poniendo nuestros cuerpos cada día, así lo hacen la cajeras, las limpiadoras, las cuidadoras,…
Tenemos un pueblo lleno de solidaridad, fraternidad y sororidad, hace falta un gobierno a la altura de ese pueblo.
*Pilar Garrido es diputada de Unidas Podemos y Secretaria de Políticas sociales de Podemos.
La crisis del Coronavirus es una crisis sanitaria que afecta primeramente a la salud de las personas, pero también lo hará a las condiciones materiales de vida de las mayorías sociales.
La salida de la crisis financiera e inmobiliaria del 2008 dejó su huella. Políticas austericidas, recortes de servicios públicos, precarización del trabajo, familiarización de los cuidados, fueron los ingredientes de una mala receta. Y así, hemos llegado a la crisis del coronavirus con una estado del bienestar debilitado, con unos servicios públicos mermados y con unos índices de desigualdad y pobreza que muchas veces nos avergüenzan: uno de cada tres niños o niñas está en riesgo de pobreza.