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¿Y EH Bildu qué piensa de esto?
Parece que Sortu se ha olvidado ya de sus propios Estatutos. Los que sirvieron para legalizarlo al apoyarse en la legalidad constitucional y la Ley de Partidos y rechazar, por tanto, la violencia como instrumento de acción política. Eso es, al menos lo que se deduce del respaldo público de este partido a los 'ongi etorri' a terroristas de ETA que, al cumplir sus condenas, han alcanzado la libertad. Y, además, culpa a quienes se oponen a este enaltecimiento del terrorismo de “reforzar la agenda de los enemigos de la paz”. Lo que, en sentido contrario, equivale a sostener que trabajar en favor de la paz consiste en recibir como héroes a quienes de siempre hicieron de la política una justificación del asesinato del adversario.
De manera que ya no cuenta el “doble relato” con que se debía abordar la violencia etarra que durante tantos años hemos padecido, esa excusa permanente esgrimida por quienes la alentaron en tiempos, para no condenarla explícitamente tras la desaparición de la organización terrorista. Ahora queda muy claro que, para la autodenominada izquierda abertzale, sólo hay un relato posible: el que legitima a quienes defendieron la “socialización del sufrimiento” para imponer un proyecto totalitario.
El otro relato simplemente no es viable. Nos aleja de la paz. Aunque sea defendido por la abrumadora mayoría política de este país. Nos encontramos, así, con una situación tan desquiciante como sería hacer responsables de los accidentes en carretera a quienes cumplen las normas de circulación, y no a quienes se las saltan. Dicho de otra manera: los que durante decenios se han saltado las normas de circulación de la democracia se siguen arrogando el derecho de tener razón, frente a todos los demás. La diversidad de relatos sobre nuestro pasado de violencia ha sido el principal soporte ideológico de todo su discurso exculpatorio.
Visto lo que en la práctica da de sí, ya va siendo hora de dejar claro que sólo existe un relato aceptable y que esté a la altura de una memoria democrática decente. Y es el que se deriva de la Ley de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo, aprobado por decisión unánime del Parlamento Vasco el 19 de junio de 2008. El que dejó sentado, entre otras cosas, que el “mantenimiento de la memoria y del significado político de las víctimas del terrorismo constituye […] una herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”.
Me gustaría saber si hoy esos partidos (EA, la actual Alternatiba…) siguen pensando lo mismo. De ser así, no estaría de más que dejaran oír públicamente su voz
Sería, pues, interesante conocer qué piensa EH Bildu de todo esto, al menos esa parte de EH Bildu que no milita en Sortu. Porque la ley vasca de Víctimas del Terrorismo fue aprobada, no sólo con los votos del Partido Socialista, Partido Popular y Partido Nacionalista Vasco, sino también con los de Aralar (hoy en gran medida diluido en EH Bildu, tras su disolución), Ezker Batua (cuyo portavoz en el debate, Oskar Matute, es hoy, como militante de Alternatiba, diputado de EH Bildu en el Congreso de los Diputados) y Eusko Alkartasuna (integrado también hoy en la misma coalición).
Cabe recordar, igualmente, que, en el debate parlamentario previo, el hoy diputado Oskar Matute hablaba de “una buena ley” que recogía “unos aspectos que para nosotros son fundamentales. Uno principal es la deslegitimación de la violencia, así como homenajes, monumentos o testimonios de víctimas con carácter pedagógico-didáctico”. Y, en nombre de Eusko Alkartasuna, Rafael Larreina manifestaba que ETA mató a sus víctimas, porque “no respeta la voluntad del País Vasco” y “desprecia las normas del sistema democrático”. Entendía, por eso, que la ley que se estaba debatiendo, al subrayar el carácter político de las víctimas, “contribuye a la deslegitimación ética, social y política del terrorismo”.
Me gustaría saber si hoy esos partidos (EA, la actual Alternatiba…) siguen pensando lo mismo. De ser así, no estaría de más que dejaran oír públicamente su voz, especialmente allí donde tienen representación institucional. Deberían hacer causa común con el resto de partidos democráticos vascos y dejar sentado que los 'ongi etorri' son una indecencia que contribuye a legitimar el terrorismo y a humillar a las víctimas. Esa parte de EH Bildu que nunca apoyó la violencia tiene la obligación moral de seguir siendo fiel a su pasado democrático, a riesgo, en caso contrario, de quedar abducida por quienes mantienen su identidad política vinculada a la historia siniestra de ETA.
Parece que Sortu se ha olvidado ya de sus propios Estatutos. Los que sirvieron para legalizarlo al apoyarse en la legalidad constitucional y la Ley de Partidos y rechazar, por tanto, la violencia como instrumento de acción política. Eso es, al menos lo que se deduce del respaldo público de este partido a los 'ongi etorri' a terroristas de ETA que, al cumplir sus condenas, han alcanzado la libertad. Y, además, culpa a quienes se oponen a este enaltecimiento del terrorismo de “reforzar la agenda de los enemigos de la paz”. Lo que, en sentido contrario, equivale a sostener que trabajar en favor de la paz consiste en recibir como héroes a quienes de siempre hicieron de la política una justificación del asesinato del adversario.
De manera que ya no cuenta el “doble relato” con que se debía abordar la violencia etarra que durante tantos años hemos padecido, esa excusa permanente esgrimida por quienes la alentaron en tiempos, para no condenarla explícitamente tras la desaparición de la organización terrorista. Ahora queda muy claro que, para la autodenominada izquierda abertzale, sólo hay un relato posible: el que legitima a quienes defendieron la “socialización del sufrimiento” para imponer un proyecto totalitario.