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En época de tribulación, hacer mudanza
Si hiciéramos el ejercicio de preguntar a cualquier persona que tenga un mínimo de interés en la política vasca “¿Qué aportación ha hecho Eusko Alkartasuna a este país?”, seguramente obtendríamos respuestas muy diferentes. Y es que durante estos 34 años, hay quienes se han ocupado de desprestigiar o de intentar menospreciar a nuestro partido. Me refiero sobre todo a los ataques que hemos recibido por parte de diferentes partidos políticos vascos, de sus líderes y, últimamente, también por parte de algunos partidos españoles, bien sea porque sus portavoces así lo han verbalizado, o porque lo hacen a través de sus redes sociales, intentando así calar en el imaginario colectivo para trasladar una imagen equivocada de Eusko Alkartasuna.
Pero no menos cierto es que una gran parte de esas personas reconocerían el trabajo que este partido ha realizado durante todos estos años en favor de la justicia social, la convivencia democrática, la pacificación y la independencia. Porque si hay algo que nos preocupa y ocupa es el principio que desde nuestros inicios hemos reivindicado y por el que seguimos trabajando: Todos los derechos para todas las personas.
Todos los derechos para todas las personas. Reclamación tan lógica. Exigencia tan necesaria… y tan difícil de cumplir. La defensa de los derechos humanos es uno de los pilares de la ideología de Eusko Alkartasuna, y seguimos trabajando en las instituciones, foros y organizaciones, en la construcción de la convivencia democrática y en la consecución la pacificación total y definitiva de nuestro país.
Pero por desgracia, hay quienes en la actual situación de precariedad social, económica y política, se sienten cómodos recuperando del pasado el fantasma de ETA, el “no fue justo”, y el “¿condenáis o no condenáis la violencia?”. Estas excusas, dichas y escritas para tapar la mala gestión de la situación actual por parte de los gobiernos vasco y español no ayudan en nada a seguir trabajando por la pacificación, y menos aún a tejer mimbres para el trabajo en común de diferentes partidos políticos.
Nosotras tenemos claro que cualquier violencia es injusta, SIEMPRE. Cualquier acto de violencia es condenable. Pero en Euskal Herria sucede algo curioso a la vez que incomprensible: antes de ir a un homenaje, miramos al victimario antes que la víctima. Y dependiendo de quién ha sido ésta, se va a un homenaje o a otro. El 20 de noviembre de 1984 el GAL asesinó a Santi Brouard. El mismo día 5 años más tarde, el parlamentario de HB Josu Muguruza sufrió un atentado en el hotel Alcalá de Madrid. Todos los años se les hace un homenaje, pero el PP, por ejemplo, nunca ha acudido a ellos, y no por ello se pone en duda la “democraticidad” del Partido Popular, ni mucho menos pensamos que por no acudir a este homenaje, el PP está haciendo apología del GAL. EL culmen de esta situación kafkiana es el Memorial de las víctimas del Terrorismo que nos han plantado en Gasteiz, inaugurado con pompa, pero con muchas, demasiadas lagunas, que no ayudan a ese principio al que tanto hacemos referencia, la convivencia democrática.
Por tanto, que no se nos olvide que el conflicto vasco ha dejado muchas, demasiadas víctimas todavía hoy catalogadas de primera o segunda clase y si con este tipo de actos queremos realmente construir una convivencia de verdad, no podemos ni debemos jerarquizar las víctimas.
Todas las personas que han sufrido por cualquier tipo de violencia merecen ser homenajeadas, también las “olvidadas” durante tantos años. Cuando hoy oigo a las víctimas de ETA decir que en los años 80 se avergonzaban, o que se sentían despreciadas, siento yo esa vergüenza propia, y ajena. No caigamos ahora en el mismo error; no dejemos de lado a otras víctimas, pues todas ellas merecen un día, un abrazo, y sobre todo, reconocimiento.
Y en estos momentos, me viene a la memoria el Lehendakari Garaikoetxea, que en más de una ocasión ha afirmado que un gobernante puede equivocarse; lo que no puede hacer es no intentarlo. Y esa ha sido la línea que ha guiado a Eusko Alkartasuna durante sus treinta y cuatro años de existencia y nos ha llevado a ser parte activa de todos y cada uno de los movimientos, mesas, foros y procesos que se han dado con el objetivo de conseguir la paz definitiva.
Se atribuye al santo de Loyola la idea de “en tiempos de tribulación, no hacer mudanza”. Nosotras nunca hemos creído en ello, y más bien, nos hemos empecinado en hacer lo contrario. Después la ciudadanía juzgará si con mejor o peor acierto. Creemos obstinadamente que en tiempo de cambio hay que abrir nuevos caminos; hay que arriesgarse y apostar. Para solucionar los problemas de la gente, hay que adaptarse, no sacralizar una marca o enrocarnos en que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y las mujeres y hombres de EA nos hemos mojado siempre por Euskal Herria y por quienes la habitan. Por ello hace 10 años planteamos un nuevo sujeto político, plural, que aunara a todas las personas progresistas y soberanistas de este país.
Tan mal no ha salido la apuesta, sobre todo si tenemos en cuenta que hoy día Euskal Herria Bildu es la segunda fuerza de Euskadi, y además gestiona sus ayuntamientos con y para la gente y su entorno, trabaja por una pacificación y convivencia real y duradera, pacta con el Gobierno español, e incluso incide en políticas europeas. Por eso desde Eusko Alkartasuna, creamos y seguiremos creando puentes para conseguir la paz, la soberanía y la justicia social. En época de tribulación, hay que hacer mudanza, aunque cueste, porque merece la pena arriesgarse por las cosas que valen.
Si hiciéramos el ejercicio de preguntar a cualquier persona que tenga un mínimo de interés en la política vasca “¿Qué aportación ha hecho Eusko Alkartasuna a este país?”, seguramente obtendríamos respuestas muy diferentes. Y es que durante estos 34 años, hay quienes se han ocupado de desprestigiar o de intentar menospreciar a nuestro partido. Me refiero sobre todo a los ataques que hemos recibido por parte de diferentes partidos políticos vascos, de sus líderes y, últimamente, también por parte de algunos partidos españoles, bien sea porque sus portavoces así lo han verbalizado, o porque lo hacen a través de sus redes sociales, intentando así calar en el imaginario colectivo para trasladar una imagen equivocada de Eusko Alkartasuna.
Pero no menos cierto es que una gran parte de esas personas reconocerían el trabajo que este partido ha realizado durante todos estos años en favor de la justicia social, la convivencia democrática, la pacificación y la independencia. Porque si hay algo que nos preocupa y ocupa es el principio que desde nuestros inicios hemos reivindicado y por el que seguimos trabajando: Todos los derechos para todas las personas.