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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

En Euskadi... 'sorpasso'

Allí donde no puso demasiado interés Unidos-Podemos (UP, a partir de ahora en este escrito), ha culminado un 'sorpasso'. ¿A quién? Al PNV, y a EH Bildu, y a quienes pudieran oponer alguna resistencia, PP y PSE incluidos. Sin embargo hay comportamientos de los vascos y las vascas que se repiten, por ejemplo, que los votantes de las elecciones generales aún mantienen su confianza en las formaciones de ámbito estatal (PP ha subido 5.500 votos respecto a diciembre; PSE ha subido 1.700 votos), lo cual hace pensar que el Estado (español) les interesa más en esta ocasión que cuando tienen lugar las elecciones autonómicas. Para culminar la interpretación del recuento final hay que subrayar que el 'sorpasso' propinado por UP ha tenido como alimentadores a los nacionalistas e independentistas, porque el PNV ha dejado por el camino más de 16.000 votos entre diciembre y junio, y EH Bildu ha dejado también más de 31.000 votos. En realidad no todos han ido a parar a UP, porque también esta nueva formación ha perdido casi 16.000 votos, pero ya ocupa la primera posición en la Comunidad Autónoma Vasca.

No soy partidario de establecer comparaciones entre los resultados de procesos electorales de ámbito diferente, porque los ciudadanos optan por una u otra opción según el ámbito territorial, según la institución para la que se escojan representantes, o las diversas circunstancias que concurran en cada momento, pero en esta ocasión se ha producido un 'sorpasso' de una formación de ámbito estatal a todo el mundo nacionalista (PNV y EHBildu). Solo queda ya que UP de Euskadi se defina como una fuerza de ámbito nacional (español), o no. Dada la extraordinaria ambigüedad que administran sus “militantes” cuando les conviene, no me extraña nada que no se definan en ninguno de los dos sentidos y lo dejen todo en manos del inexistente, -en el marco legal-, “derecho a decidir”, que no se va a desarrollar nunca porque ni es posible hacerlo ni, entre otras cosas, le conviene a nadie hacerlo.

Un diario de ámbito estatal ha titulado una de sus informaciones del siguiente modo: “Podemos y PSE, a dos de la mayoría absoluta (en Euskadi)”. No sé bien si la relación entre ambos la establece el periodista por su condición de partidos de izquierdas o por considerar a ambos de ámbito estatal. Lo cierto es que no resulta sencilla la combinación, porque el PSE no debe aceptar el “derecho a decidir” que UP propone, ni ante las mieles de participar en un Gobierno autonómico de coalición. En todo caso la colaboración en un Gobierno vasco le puede venir al PSE por muy diferentes vías (confluencias), sin perjuicio de que ya haya presidido el Gobierno Vasco con Patxi López como lehendakari, circunstancia ésta que muy bien podría volver a repetirse.

Hasta las próximas elecciones autonómicas es tiempo de incertidumbres, de cálculos interesados, de estrategias nobles o diabólicas, de encuestas tendenciosas, de pesquisas más o menos enrevesadas, de decisiones trascendentales. Soy consciente de que los resultados del 26J son exclusivos de esa concreta ocasión, pero la llegada de Unidos-Podemos, sin otro principio ideológico ni posicionamiento político que el mostrarse partidario del “derecho a decidir”, obliga a estar atentos, porque los vascos podemos caer irremisiblemente en un erial ideológico y político en el que los vascos y las vascas no sepan a qué criterios acogerse para elegir a quienes deban dirigir y administrar su futuro.

Si UP es la fuerza mayoritaria, debe actuar como tal, y fijar posicionamientos claros y concretos respecto a todos los asuntos que conciernen a los vascos, máxime teniendo en cuenta que el Estatuto de Autonomía por el que se rigen gran parte de nuestras competencias es muy exigente y obliga a grandes dosis de responsabilidad y a muchos y denodados esfuerzos. Hoy por hoy, UP solo es un nubarrón sobre nuestra Comunidad Autónoma, pero lo han querido así la mayoría de los vascos y las vascas. Sus predicaciones han surtido efecto, pero da la impresión de que no cuentan con quienes sean capaces de producir trigo. La democracia, a veces, te pone ante estas tesituras, ante una formación mayoritaria, dirigida por atrevidos diletantes, que no tienen en sus filas a quien se preste a representarlos en las instituciones con las necesarias garantías. Quizás por eso han salido a buscar a esa persona “capaz” fuera de sus filas, pero hasta ahora las condiciones que han exigido no han parecido asumibles a los capaces de llevarlas a cabo.

Este es el riesgo. La certeza es que el 'sorpasso' al nacionalismo jeltzale y al independentismo abertzale ha sido una realidad.

Allí donde no puso demasiado interés Unidos-Podemos (UP, a partir de ahora en este escrito), ha culminado un 'sorpasso'. ¿A quién? Al PNV, y a EH Bildu, y a quienes pudieran oponer alguna resistencia, PP y PSE incluidos. Sin embargo hay comportamientos de los vascos y las vascas que se repiten, por ejemplo, que los votantes de las elecciones generales aún mantienen su confianza en las formaciones de ámbito estatal (PP ha subido 5.500 votos respecto a diciembre; PSE ha subido 1.700 votos), lo cual hace pensar que el Estado (español) les interesa más en esta ocasión que cuando tienen lugar las elecciones autonómicas. Para culminar la interpretación del recuento final hay que subrayar que el 'sorpasso' propinado por UP ha tenido como alimentadores a los nacionalistas e independentistas, porque el PNV ha dejado por el camino más de 16.000 votos entre diciembre y junio, y EH Bildu ha dejado también más de 31.000 votos. En realidad no todos han ido a parar a UP, porque también esta nueva formación ha perdido casi 16.000 votos, pero ya ocupa la primera posición en la Comunidad Autónoma Vasca.

No soy partidario de establecer comparaciones entre los resultados de procesos electorales de ámbito diferente, porque los ciudadanos optan por una u otra opción según el ámbito territorial, según la institución para la que se escojan representantes, o las diversas circunstancias que concurran en cada momento, pero en esta ocasión se ha producido un 'sorpasso' de una formación de ámbito estatal a todo el mundo nacionalista (PNV y EHBildu). Solo queda ya que UP de Euskadi se defina como una fuerza de ámbito nacional (español), o no. Dada la extraordinaria ambigüedad que administran sus “militantes” cuando les conviene, no me extraña nada que no se definan en ninguno de los dos sentidos y lo dejen todo en manos del inexistente, -en el marco legal-, “derecho a decidir”, que no se va a desarrollar nunca porque ni es posible hacerlo ni, entre otras cosas, le conviene a nadie hacerlo.