Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
El Gobierno que nos consume
Hace ya varios años, cuando en la calle se veía asomar el precipicio de lo que después se llamó crisis aguda, una persona muy cercana me felicitó el año que comenzaba con un “feliz año del consumismo”. Ante mi perplejidad completó la felicitación: “con-su-mismo-jersey”, “con-su-mismo-coche”, “con-su-mismo-todo” porque nuestra economía no va a dar para más.
Esta gracia, chiste o ironía fue el preludio de un lodazal en el que fuimos cayendo casi todos, comenzando por las personas más humildes. Y mientras algunos dirigentes de la época veían brotes verdes en sus rosales, la mayoría de la población iba cayendo en un pozo sin fondo. Y el castillo de naipes en el que vivíamos felices (o eso nos hacían creer) se nos cayó encima. Y nos aplastó.
Estos días nuestro Gobierno se jacta de ofrecer los mejores datos sobre empleo desde hace muchos años según las estadísticas. Pero claro, ya sabemos que para una estadística hay tantas interpretaciones como intenciones (y las del Gobierno son turbias e interesadas). Mientras unos debaten si sube la creación de empleo o baja la población activa o aumentan las personas que cotizan a la seguridad social, otros se “consumen” entre la búsqueda de un empleo que no los sacará de pobres o dejar de buscar porque “para qué”. Se crea poco empleo y el que se crea es malo y precario.
Nunca antes había habido tantas personas cotizando a la Seguridad Social y que aportaran tan poco a la caja común. Y nunca antes había habido tantas personas que teniendo uno o dos trabajos tuvieran que cobrar ayudas públicas o rentas o subsidios para llegar a fin de mes. La solución gubernamental es que hay que consumir para crecer y crecer para llegar a niveles de renta similares a los de comienzo de siglo. Y mi opinión es que ésta es la zanahoria que nos ponen delante del hocico para que sigamos trotando, para que sigamos produciendo y consumiendo; muchas personas haciendo el esfuerzo y unos pocos recogiendo los beneficios y llevándolos a Suiza. O a las Caimán.
La culpa de todo es del consumismo; del “con-su-mismo-gobierno”, año tras año, cambiando de siglas y manteniendo las políticas. No sé si tenemos los gobiernos que nos merecemos, pero tengo claro que tenemos los gobiernos que entre todas elegimos. “Feliz año del con-su-mismo”.
Hace ya varios años, cuando en la calle se veía asomar el precipicio de lo que después se llamó crisis aguda, una persona muy cercana me felicitó el año que comenzaba con un “feliz año del consumismo”. Ante mi perplejidad completó la felicitación: “con-su-mismo-jersey”, “con-su-mismo-coche”, “con-su-mismo-todo” porque nuestra economía no va a dar para más.
Esta gracia, chiste o ironía fue el preludio de un lodazal en el que fuimos cayendo casi todos, comenzando por las personas más humildes. Y mientras algunos dirigentes de la época veían brotes verdes en sus rosales, la mayoría de la población iba cayendo en un pozo sin fondo. Y el castillo de naipes en el que vivíamos felices (o eso nos hacían creer) se nos cayó encima. Y nos aplastó.