Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
A HBO no le interesa el Parlamento Vasco
Hace unos días se generaba un gran debate en las redes sociales al respecto de uno de los carteles promocionales de la serie Patria. Una vez más la política vasca tornaba al centro del debate. En mi ingenuidad, teniendo en cuenta que la actualidad vasca estaba en boga, pensé que la jornada de investidura del Lehendakari Urkullu generaría tanto o más interés en las redes y contaría con más atención por parte de la sociedad vasca.
Pero la realidad es muy tozuda, y siguiendo la jornada a lo largo del día, me encontré con muy poca interacción en estas redes que tanto debate habían tenido sobre la memoria reciente de Euskadi apenas 24 horas antes. Poca sorpresa hubo, ya que la jornada parlamentaria de más de 10 horas de duración mantuvo un tono que difícilmente podía generar interés en la ciudadanía.
Tal y como se mencionaba en la sesión de manera recurrente, la pandemia de la COVID-19 nos ha llevado a un momento complejo, difícil. Con situaciones sociales duras, pero también un futuro económico complicado. En un momento como este, lo último que necesita la ciudadanía por parte de sus representantes es un debate lejano y desconectado de una sociedad que necesita liderazgo y soluciones innovadoras. Un debate que aleja a la gente del lugar donde se van a tomar decisiones vitales para el futuro de miles de personas.
No le pido a la política grandes sorpresas ni giros de guion, ya que la política no es ni una serie, ni una película creada para ofrecer espectáculo. Creo en la política sosegada, de carril largo y que trata de construir a 10 o 20 años vista. Pero aunque no le pida grandes actuaciones, sí que demando que quienes escriben el guion estén a la altura del momento.
Maddalen Iriarte nos presentó un proyecto que si bien giró en torno al concepto de “transición”, no aportó un diagnóstico diferente al que hemos podido escuchar de su boca en anteriores debates de política general o incluso en la sesión de investidura de 2016. El mismo análisis y las mismas soluciones, solo que en este caso atravesadas por la pandemia. Y es que si la COVID, lo ha cambiado todo, el diagnóstico y las soluciones también deben cambiar de arriba abajo.
No le pido a la política grandes sorpresas ni giros de guion, ya que la política no es ni una serie, ni una película creada para ofrecer espectáculo. Creo en la política sosegada, de carril largo y que trata de construir a 10 o 20 años vista
Por parte del reelegido Urkullu, nos encontramos con un discurso que si bien estaba más enfocado a la situación global actual, no se materializaba en grandes innovaciones: la ristra de leyes que presentó eran en gran parte las que no fueron capaces de sacar adelante en la legislatura pasada.
Y es que como si de un spin-off se tratara, la parte más interesante de la jornada se dio fuera de la cámara del Parlamento: la publicación del acuerdo completo de gobierno de PNV y PSE. Y he de decir que su lectura me ha dejado el mismo sabor de boca que me dejó en su día la película In time. Un filme con una gran idea y un concepto muy interesante que acabó siendo simplemente una película cuyo protagonista era un cantante (con perdón de los fans de Justin Timberlake).
Este acuerdo de gobierno cuenta con una orientación interesante, relativamente bien enfocada hacia los retos que la pandemia nos exige, pero es débil en aprovechar las capacidades de transformación económica, social e incluso laboral que nos ofrece el momento actual. Los momentos de crisis ofrecen también la oportunidad de avanzar en términos sociales y profundizar en derechos, no volver a cómo estábamos sino llegar más allá, aunque después de ocho años de Urkullu, tampoco espero grandes cambios ni sorpresas en este sentido.
El pleno de investidura plantó las semillas para una legislatura que si bien políticamente debería de ser apasionante, y si bien requiere de un especial ejercicio de liderazgo político, innovador y de nuevas ideas, se presenta con pocas diferencias al ritmo de las dos legislaturas anteriores.
Espero que la primera temporada de Patria sea más interesante de lo que la legislatura se prevé. O que el Parlamento y el nuevo ejecutivo, como si de una película se tratara, cuenten con un elenco de buenos actores y guionistas, y no tengan como protagonista a un cantante.
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