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Es hora de recuperar el buen nombre de Iruña Veleia
Once largos años han transcurrido desde que la Diputación Foral de Araba llevara el caso de Iruña Veleia a los tribunales a principios de 2009 hasta el 10 de junio de esta misma semana en la que el Juzgado de lo Penal Nº1 de Vitoria-Gasteiz ha emitido su sentencia y condenado a Eliseo Gil y a Rubén Cerdán por los delitos continuados de falsedad documental y de estafa.
No buscábamos penas de cárcel sino el esclarecimiento de los hechos. Hoy estamos satisfechos porque, como dijimos desde el principio, lo importante era recuperar el buen nombre de un yacimiento excepcional y único situado a pocos kilómetros de Gasteiz. Iruña Veleia es un libro abierto de la historia de Araba porque está situado en un terreno que nunca fue edificado y permite estudiar la historia y cultura desde la prehistoria hasta nuestros tiempos.
Eusko Alkartasuna confió en mi proponiéndome para el cargo que desempeñé en la Diputación Foral de Araba desde el 10 de agosto de 2007 hasta el 30 de noviembre de 2010 como Diputada Foral de Euskera, Cultura y Deportes en el gobierno tripartito formado por PNV, Eusko Alkartasuna y Aralar. Hay que decir que en agosto de 2007 existían ya serias dudas sobre los “extraordinarios grafitos” hallados en el yacimiento arqueológico de Iruña Veleia.
Quiero en primer lugar dar las gracias y decir que estoy orgullosa del equipo de seis personas (funcionarios de la institución y cargos de EA) que en aquellos años trabajamos con gran dedicación y asumiendo nuestras responsabilidades en la Diputación Foral de Araba.
En realidad, todas las personas implicadas en el esclarecimiento de los hechos hemos sido objeto de críticas a las que no hemos respondido en todos estos años por respeto a las instancias judiciales. Han sido 11 largos años en los que se ha alimentado constantemente la duda.
Para nosotras y nosotros, antes, durante y después, lo importante es trabajar por la puesta en valor del patrimonio y por la adquisición, difusión y transmisión del conocimiento a las generaciones futuras. No cabe duda de que ni Araba ni Euskal Herria necesitan estafas para estar orgullosas de su pasado, presente y futuro.
Es difícil explicar lo que ocurrió porque había muchos intereses cruzados, pero sí hay un elemento determinante y es la cronología de los hechos. Hay veces en que determinadas personas confluyen en un mismo lugar y tiempo y eso hace que se alcance un desenlace inesperado. Hablo siempre en plural porque ha sido y debe ser un trabajo colectivo. Coincidimos en ese momento personas con mucha curiosidad intelectual y espíritu crítico, con mucha capacidad de trabajo y resolutivas a la hora de tomar decisiones. Fue un fruto de la casualidad que algunos no pudieron prever.
En mi caso, se lo debo a mi familia, mis profesores y a Eusko Alkartasuna. Tuve la suerte de ser alumna de Blanca Sanz, Catedrática de Historia en el Instituto de Enseñanza Secundaria Federico Baraibar de Gasteiz a quien mando un saludo desde aquí. Fue precursora en los años 70 por su forma de enseñar y entusiasmar a sus alumnos. Ella nos llevó en varias ocasiones al yacimiento de Iruña Veleia y eso hizo que haya seguido visitándolo con asiduidad. Así que antes de llegar a la Diputación conocía bien el yacimiento.
El primer tema que tuve que abordar desde la primera semana en el cargo fue precisamente este. En el traspaso de cartera, el director de Cultura del Partido Popular me comunicó que había una gran preocupación por el tema y que había que estudiarlo con detenimiento. Al día siguiente vino Joaquín Gorrotxategi, lingüista de la Universidad del País Vasco y miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca, para decirme que aunque él participó en la primera rueda de prensa en 2006, en la que el director del Yacimiento Eliseo Gil dio cuenta de los hallazgos extraordinarios fruto de las excavaciones de 2005 y 2006, después de una semana y al cabo de tres días de mucha tensión personal había llegado a la conclusión de que las piezas dadas por auténticas no podían serlo. El mismo había puesto sus dudas razonadas por escrito y se las había entregado a la directora del Museo Arqueológico, pero esta última no había dado traslado de ello y su carta seguía metida en un cajón.
Un día después me visitó Eliseo Gil y me enseñó un archivo con fotografías de las piezas y me fue explicando los resultados de sus excavaciones. Quería lanzar un amplio programa de comunicación y difusión de los hallazgos, recrecer las murallas para darles mayor realismo, cosa contraria a la praxis arqueológica, y convertir el yacimiento poco menos que en un parque temático.
No es que tuviéramos a priori nada en contra de ello y de hecho en Euskal Herria no existe aún un parque temático que recree y explique la historia como los que existen en otros países, pero eso no puede llevarse a cabo en el interior de un yacimiento arqueológico porque su función fundamental es la adquisición y transmisión de conocimiento científico. Son dos proyectos diferentes, incompatibles.
En ese momento le comenté que ante las dudas sobre la autenticidad de los mismos lo que procedía era abrir una comisión de investigación multidisciplinar y realizar excavaciones de contraste. Le pregunté que quién era el mayor experto en estratigrafía y me dijo que el profesor Edward C. Harris, el que inventó el método que aún a día de hoy se utiliza para llevar a cabo excavaciones arqueológicas. Quedamos en que le contactaría para que viniera a Veleia. Harris pidió información sobre el yacimieno, pero no llegó a venir. El 10 de mayo de 2009, cuando ya estaba en curso el procedimiento judicial, Harris contestó a Eliseo Gil que si la excavación se había realizado con su método, el resultado solo podía ser auténtico.
Ese es el problema, que no se respetó su método y no se registraron correctamente las piezas. Cuando tanto la Comisión de Investigación como el Juzgado, le solicitaron los cuadernos de campo, donde se iba apuntando todo el proceso de excavación, no los entregó. La autenticidad de los materiales se demuestra a través de esos registros. Si no se hace correctamente o se manipulan los datos, la excavación queda absolutamente invalidada.
Los teléfonos con datos móviles empezaban a utilizarse por aquél entonces y establecimos un protocolo por el que los datos del proceso de excavación se recogerían y enviarían telemáticamente en tiempo real al Museo de Arqueología para evitar este tipo de situaciones en el futuro. Cuento con detalle estos primeros días porque terminaron siendo decisivos.
Hacia mediados de septiembre de 2007 el nuevo director de Cultura y yo misma visitamos con Eliseo Gil el yacimiento. Fuimos escuchando su relato y viendo la Domus de Pompeia Valentina y pasamos después, unos metros hacia la izquierda para ver un suelo de mosaico.
Me causó sorpresa, porque ese mosaico no lo había visto nunca en ese lugar. Me explicó que el original había sido excavado por Gratiniano Nieto, que había fotografías del mismo pero que fue robado y que ellos lo habían reconstruido con teselas originales que habían traído de Italia.
El caso es que el cartel explicativo decía: 'Mosaico del siglo III'. Le dije que en entonces había que corregir el cartel y decir: “Reconstrucción del Mosaico original desaparecido”. Se enfadó mucho y me dijo que si no me interesaba, lo dejábamos y le contesté que al contrario, me interesaba muchísimo. Durante esa misma visita nos anunció que su departamento de prensa había cerrado ya con National Geografic 70 páginas para divulgar el resultado de las excavaciones y dar a conocer los grafitos extraordinarios. Que venían a visitar el yacimiento en pocas semanas. Tuvimos que insistir para que no se diera curso a dicha iniciativa, a la espera de conocer los resultados de la Comisión de Investigación que íbamos a crear.
Y ya al salir, fuera de las murallas nos dijo que en aquél lugar seguramente saldrían muchos más grafitos excepcionales. Llevamos al tercer inculpado a juicio, Oscar Escribano porque sabíamos por testigos que el había falsificado una pieza auténtica del siglo III (ostraca) en la que había escrito el nombre del yacimiento, “Veleia”. Cuando las fuentes históricas atestiguan el nombre de tales lugares, es habitual encontrar restos arqueológicos que certifiquen el nombre. Esto fue una broma, como él mismo reconoció, pero cuando la Diputación y el Juzgado pidieron dicha pieza, nunca apareció porque fue destruida.
De esa manera se perdió también la posibilidad de tener una escritura de contraste. Y efectivamente, apareció el nombre de VELEIA en una estela fruto de excavaciones posteriores al año 2010. No era necesario inventársela tampoco.
Para contrastar la autenticidad de las piezas hay que guardar en laboratorio tierra de contraste para posteriores analíticas. Eliseo Gil, como responsable de la empresa Lurmen y del equipo de excavación entre 2002 y 2008, no guardó tierra en laboratorio. Algunos análisis químicos que se hicieron posteriormente no pudieron ser concluyentes por falta de tierra del sector del que salieron los “hallazgos excepcionales”.
Por otra parte, es obligatorio depositar toda la tierra extraída en determinados lugares del yacimiento, como hizo Gratiniano Nieto a mediados del siglo XX. Sin embargo, en 2009 apareció tierra del yacimiento de Veleia utilizada como material de relleno en las obras de los columpios y merenderos del Santuario de Estíbaliz.
Por todo ello, desde 2007 empezamos a analizar y contrastar todas las informaciones. Se constituyó la Comisión de Investigación con expertos que trabajaban sin consultarse entre sí para no influirse mutuamente. Nos iban entregando sus resultados. Cuando en noviembre de 2008 todo apuntaba hacia una no autenticidad o autenticidad difícilmente demostrable, convocamos a Eliseo Gil en vísperas de dar a conocer los resultados de las investigaciones para darle la oportunidad de que se retractase, al menos en parte, y evitar males mayores, pero no quiso hacerlo.
Luego supimos que en 2006 y 2007 enseñó algunas piezas a expertos de Madrid y Barcelona para conocer su opinión y le dijeron que esas piezas eran falsas. Hay que decir que nadie tenía por qué sospechar nada de una Institución de prestigio como es la Diputación Foral de Araba ni del director que se había nombrado para trabajar en Iruña Veleia.
Llamamos al laboratorio del CEA-CNRS de Saclay en Francia donde supuestamente se habían hecho las analíticas de datación que certificaban la autenticidad de los hallazgos presentados en la primera conferencia de prensa de 2006. Se comprobó que nadie se dirigió a ellos y que dicho informe no lo habían hecho en el CEA-CNRS. La segunda analítica sobre la continuidad de pátina realizada por Rubén Cerdán, con un supuesto espectograma, resultó ser una copia de un gráfico que aparece en un manual de instrucciones de un programa informático de la empresa alemana Fast Com Tec que nada tiene que ver con Veleia ni con las piezas supuestamente analizadas. Consultamos a la empresa y nos confirmó que se trataba de una utilización fraudulenta de su folleto. A pesar de ello, se pasaron facturas falsas a la Diputación para cobrar por ambas analíticas.
Sin embargo, desde el entorno de Eliseo Gil no dejan de pedirse más y más analíticas, incluso a día de hoy. Pero tampoco tenemos nada que decir al respecto porque la mayoría de las personas que las piden, desconocían que las analíticas que presentaron Eliseo Gil y Rubén Cerdán eran falsas.
El 29 de noviembre de 2008, Eliseo Gil, después del cierre de la excavación y de haberle retirado el 19 de noviembre de 2008 el permiso de excavación, colgó en la web de Iruña Veleia ese mismo informe falsificado de continuidad de pátina para demostrar la autenticidad de las piezas.
En diciembre de 2008 se comprobó el curriculum de Rubén Cerdán y se descubrió que la Universidad israelí en la que decía haberse graduado no existía. Por todo ello digo que la cronología de los hechos es fundamental para ir entendiendo el desenlace que esta semana hemos conocido.
El yacimiento contaba por entonces con una financiación muy importante que rondaba los cuatro millones de euros, más del doble de lo que tenía por la misma época el yacimiento de Ampurias, por ejemplo. El equipo de Eliseo Gil se centraba casi exclusivamente en tareas de difusión y divulgación sin haber redactado previamente los pertinentes informes de excavación ni haber publicado sus resultados en revistas científicas internacionales que dieran credibilidad a su trabajo.
Su labor se centraba fundamentalmente en la búsqueda de financiación en empresas e instituciones públicas. La variedad de la temática de los dibujos e inscripciones en las piezas era efectivamente extraordinaria, desde jeroglíficos, cruces cristianas, palabras en euskera, dibujos de escenas costumbristas, etc. Aparecen incluso aforismos escritos en piezas auténticas del siglo III con las siguientes inscripciones: “Homo Proponit sed Deus Disponit”, frase de Thomas de Kempis, teólogo alemán del siglo XV y “Ad Maiorem Dei Gloriam”, divisa de la Compañia de Jesús del siglo XVI.
Lo extraordinario también es que la mayoría de las piezas aparecieran en la misma zona del yacimiento, no se detectaran al excavarse sino después de ser lavadas y que ni antes de 2005 ni después de 2006 volviera a aparecer nada parecido. Es como si se hubiese querido contentar a todos los inversores y patrocinadores garantizándole al mismo tiempo al yacimiento un buen futuro por lo que se refiere a los ingresos económicos de las visitas y actividades que allí se realizaran.
Siendo nuestra máxima responsabilidad preservar el futuro del yacimiento, y con el ánimo de creer que estos hechos tan sólo debían de ser un desafortunado episodio de la historia del yacimiento, en 2009 nos pusimos a trabajar sobre un nuevo Plan Director a 10 años.
Quisimos tratar el yacimiento desde un punto de vista multidisciplinar, abarcando todas sus potencialidades, hasta la recuperación de las orillas del río que lo rodea para incluir una dimensión de recuperación medioambiental. Dicho Plan finaliza este año. Es por tanto una ocasión ideal para planificar el próximo decenio. Lo que se requiere ahora es una inversión humana y económica llevada a cabo con el mayor rigor científico para dar esplendor a una joya del patrimonio vasco y alavés que no se merecía haber pasado por este trance.
*Lorena López de Lacalle Arizti fue diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte de la Diputación Foral de Araba
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