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Lo que se juega Euskadi el 10N

Es habitual que los grupos nacionalistas traten de ganarse al electorado vasco resumiendo que a Madrid se va “a sacar dinero para Euskadi”. Las políticas para la gobernabilidad de España y la superación de los desafíos globales no entran en su agenda.

Por contra, siempre he entendido que como diputado socialista vasco, mi trabajo en el Congreso consiste en saber conjugar la defensa del bien común, pensando en las demandas de la mayoría social y el progreso del conjunto de España, con los intereses más específicos de la ciudadanía vasca. Tarea que nunca podrá hacer el PNV y menos Bildu.

Me explico: el 10N vamos a elegir un presidente y un gobierno que acaben con la parálisis política y afronten los retos de la globalización (la crisis climática, una estrategia para la digitalización de nuestra economía y la política sobre migraciones), consoliden derechos básicos de la ciudadanía y defiendan, ante instancias europeas y mundiales, los intereses de la economía española que superan los marcos autonómicos. Y quien mejor lo puede hacer es un gobierno socialdemócrata del PSOE, fuerte y con voz en la Unión Europea. De eso van estas elecciones.

Por eso rechazamos cualquier pacto de gobierno con Rivera y Casado; ellos pactan con Vox. El proyecto del PSOE para España es alternativo a los planes de involución social, política y fiscal así como a la recentralización autonómica que pretende el frente nacional de las derechas. Esperan su segunda oportunidad para dar el asalto a La Moncloa con sus recortes y recetas neoliberales. El riesgo es real, ya pasó en Andalucía, y los posibles abstencionistas lo deben valorar.

El PSOE, con Pedro Sánchez, es la única opción posible de gobierno en la izquierda y quien mejor garantiza las políticas de igualdad y el progreso para Euskadi y España; sin aventuras. De ahí que hablemos de un voto útil para superar bloqueos, hagamos propuestas sociales sin falsos radicalismos y fijemos compromisos para fortalecer una democracia débil y defender la integridad de una España plurinacional.

Para ello será necesario un entendimiento con las fuerzas de progreso como premisa de partida. Luego, habrá que analizar los resultados del 10N para dialogar y gestionar la fórmula concreta que permita el mejor pacto para garantizar la estabilidad de un gobierno progresista cuyo primer reto serán los Presupuestos para 2020.

La ciudadanía, en toda España, soporta incertidumbres, amenazas e inseguridad de cara al desarrollo de su proyecto de vida. Por transparencia debemos expresar ante el 10N compromisos ciertos. Sobre la sostenibilidad y revalorización del sistema de pensiones, la derogación de los aspectos más nocivos de la reforma laboral para un empleo de calidad, la lucha contra la pobreza, más inversiones en i+d+i, la transformación digital de la vida económica, una transición ecológica justa y la creación de figuras impositivas acordes con los nuevos fenómenos medioambientales y del comercio digital en favor de una fiscalidad más justa y redistributiva. Pero nada será fácil y exigirá capacidad para liderar pactos de Estado, poner freno a la crispación y la corresponsabilidad de la sociedad.

En este complejo escenario, los Gobiernos de Euskadi y España han de dar respuesta, desde la lealtad y la corresponsabilidad, a los desafíos específicos que tiene la sociedad vasca; en parte ante el riesgo del enfriamiento de la economía. Me refiero a mantener su empuje económico y sus exportaciones, apoyar la innovación tecnológica, mantener y atraer talento joven, acuerdos con los sectores empresariales afectados en Euskadi por la transición energética, preservar la convivencia y el pluralismo, culminar las inversiones en infraestructuras y reforzar el poderoso autogobierno con el traspaso de transferencias pendientes.

Sin embargo, hemos visto a sectores políticos que quieren copiar al nacionalismo catalán en su deriva secesionista hacia el caos. Tanto Bildu como sectores del PNV y Podemos, defienden y señalan el procés de Cataluña como un modelo a seguir que rompa la convivencia y la legalidad. Es un grave error que esa idea arraigue en Euskadi, un país que tras años de sufrir el terrorismo rechaza la violencia y las aventuras soberanistas.

*Odón Elorza es candidato del PSE/PSOE a Diputado por Gipuzkoa.

Es habitual que los grupos nacionalistas traten de ganarse al electorado vasco resumiendo que a Madrid se va “a sacar dinero para Euskadi”. Las políticas para la gobernabilidad de España y la superación de los desafíos globales no entran en su agenda.

Por contra, siempre he entendido que como diputado socialista vasco, mi trabajo en el Congreso consiste en saber conjugar la defensa del bien común, pensando en las demandas de la mayoría social y el progreso del conjunto de España, con los intereses más específicos de la ciudadanía vasca. Tarea que nunca podrá hacer el PNV y menos Bildu.