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Un liderazgo con mayoría absoluta

La mayoría absoluta obtenida de manera contundente por Pedro Sánchez ( 50,2%) en las primarias socialistas del 21 de mayo abre un periodo de esperanza, cambio e ilusión para la militancia socialista, que se ha movilizado como no se conocía desde hace años; el infausto golpe de mano del comité federal del 1 de Octubre fue el pistoletazo para la rebelión de las bases.

Pedro ha ganado en todas las comunidades autónomas salvo en Andalucía y Euskadi. Pero se ha puesto de manifiesto de manera democrática que Susana tiene menos votos que avales y que la militancia le ha dado una bofetada con la mano abierta a quienes se creían el '100% PSOE', a los históricos del 'felipismo', a quienes habían urdido el golpe de mano, a quienes impidieron un gobierno alternativo y forzaron su derrocamiento y con ello la abstención a Rajoy para que formara gobierno.

La gran participación de la militancia no sólo en la votación sino en la movilización de estos meses, acudiendo de manera multitudinaria a los actos convocados por el restituido Secretario General, así como la desconocida, por numerosa, participación en la elaboración del nuevo proyecto, alternativo al de la Gestora de Susana Díaz, ha sido capaz de poner de manifiesto que la militancia, sin la ayuda del aparato, de los aparatos, es capaz de poner en su sitio a sus dirigentes si se siente menospreciada por ellos.

La militancia es capaz de hacerlo incluso con la inmensa mayoría de los medios de comunicación en contra [algunos, como el grupo Prisa, mostrando una animadversión hacia Sánchez que podemos catalogar de suicida desde el punto de vista comercial] y con todos los 'históricos' metiendo el miedo a la militancia si votaban a Pedro; usando de manera tan simplona como sin fundamento las derrotas del socialismo francés o las tres consecutivas de M. Schultz en Alemania… como las anteriores de Holanda o anunciando la hecatombre de Jeremy Corbyn por izquierdista. El sinónimo de que izquierda es igual a derrota para estos pseudoanalistas se lo rompe Portugal, pero, es igual todo vale, cuando se trata de identificar a Pedro con el izquierdismo radical y la derrota y con la supuesta inviabilidad de sus propuestas. No lo han conseguido, porque el PSOE ni es el PASOK, ni el PSF es el PSOE, ni en España hay elecciones a la presidencia de la República a doble vuelta y luego legislativas ni aquí existe una fuerza como el Front National ni…. Ya vale de tanto pseudoanálisis. Quienes acusan a Sanchez de izquierdismo están instalados con la derecha de la Gran Coalición en Europa y aquí en la abstención a Rajoy, pero ello no les impide gobernar con aquellos a los que demonizan. Lo hacen sin siquiera asomarse al texto elaborado por gente tan sensata y moderada como Tezanos, Escudero, Borrell, Narbona, Odón, etc…, les da igual, es la descalificación del adversario para ocultar que o no se tenía proyecto o que eso era lo de menos. La militancia socialista se lo ha reprochado votando.

Victoria absoluta, por tanto, de la militancia que quiere el cambio y un proyecto autónomo de los poderes financieros, mediáticos… un proyecto de izquierdas, laico, feminista, “honesto” que haga lo que dice cuando se presenta ante sus electores y sus afiliados. Un proyecto con un modelo de partido diferente, porque la militancia tendrá voz y voto para decidir en determinadas cuestiones. No es ni asamblearismo, ni izquierdismo,  ni 'podemización'; es participación, es definir el perfil de izquierdas, recuperar y reconstruir el espacio perdido que hemos dejado y que otros han ocupado desde 2010 hasta la fecha por unas políticas que no diferían para nada de la derecha.

Ha ganado la esperanza de cambio, la ilusión por la regeneración de una nueva política capaz de poner al poder económico en su sitio; para que la gente no se resigne a aceptar que somos un partido con la etiqueta de “no se puede”; esa etiqueta de la impotencia que lleva a la desafección de la política porque los ciudadanos ven que no somos capaces de obligar a  las multinacionales a pagar el  impuesto de sociedades en toda Europa y en toda España; a acabar con los abusos de las eléctricas y de los bancos con sus cláusulas abusivas… Una esperanza de que el PP de los Bárcenas, Granados, Gürtell, Zaplana, González, Correa, Cifuentes, tiene los días contados, de que aunque tengan complicidades con los fiscales generales y anticorrupción o de que su jefe, Mariano Rajoy, sea llamado a declarar ante la Audiencia Nacional por no colaborar con la Justicia en el esclarecimiento de la trama Gürtell o sus ministros sean repudiados y nadie sea cesado ni dimita… su actuación no sólo será repudiada sino que serán desalojados porque habrá una oposición útil capaz de acordar con la mayoría para terminar con el gobierno más corrupto de la historia democrática de España.

Ese gobierno del PP no es un mal menor para España sino una calamidad, por eso nunca se debió abstener el PSOE para que gobernara Rajoy, pues un gobierno de un partido considerado por los jueces y fiscales en muchos casos como una organización para delinquir no puede ser garantía de estabilidad sino de injusticia. Si a sus políticas neoliberales de austeridad con las clase media y los trabajadores se le añade la ignominia de la corrupción sistémica y sistematizada, aparecer dando apoyo a Rajoy invalida como alternativa a cualquier fuerza política. Por eso es necesaria la rectificación y así lo ha entendido la militancia socialista que apoyó el 'NO ES NO' y ha votado cambio y rectificación; porque es tan negativa la imagen del PP que ya se habla por parte de algunos expertos de la necesidad de su ilegalización, o de disolverlo.

La militancia del PSOE ha hablado muy claro; llega la hora de seguir con el proceso hasta el congreso pero en clave de unidad, no de confrontación. Es de agradecer la voz de todos aquellos que han reconocido la victoria y se han puesto a disposición del nuevo secretario general del PSOE. Pero no son buenos síntomas, ni la actitud de la candidata derrotada, ni el editorial de 'El País' tras la derrota. En sentido contrario, resulta ilusionante ver que el vencedor llama al orden a sus seguidores y a no faltar al respeto a la candidata y sobre todo su apelación a la unidad y a la integración. Una unidad e integración que en Euskadi también es muy necesaria pero que no puede desconocer la proporcionalidad de los votos obtenidos por los candidatos.

Gestionar la victoria por parte de Sánchez pasa también por poner orden en el Grupo Parlamentario Socialista y, tras la dimisión del portavoz, Antonio Hernando, reordenar la distribución de tareas con arreglo a los resultados del 21 de mayo. Lo mismo puede decirse con arreglo a las labores del presidente de la gestora y de su omnipresente portavoz, hasta la celebración del 39 congreso a mediados de junio. No se trata de purgar pero sí de tener en cuenta la voluntad del democráticamente repuesto Secretario General.

Se abre una etapa ilusionante para los socialistas, para los progresistas y para la izquierda en general, pues la militancia ha dicho que las tesis de Abel Caballero, del 'felipismo' histórico, tanto en el modelo de partido como en la política de alianzas, forman parte del pasado bipartidista que no volverá; no volverá el bipartidismo, su tiempo ha pasado.

La unidad en el partido es requisito necesario para articular una alternativa de cambio a Rajoy y a la derecha. De aquí al Congreso de junio, los socialistas debemos trabajar por la  integración proporcional y la unidad en torno al liderazgo fuerte de Pedro Sánchez y su proyecto de nueva democracia; debemos salir de este largo proceso más unidos, más fuertes y con un proyecto federal para toda España que se convierta en la referencia de los jóvenes, de las mujeres, y de los trabajadores y trabajadoras urbanas del siglo XXI.

La mayoría absoluta obtenida de manera contundente por Pedro Sánchez ( 50,2%) en las primarias socialistas del 21 de mayo abre un periodo de esperanza, cambio e ilusión para la militancia socialista, que se ha movilizado como no se conocía desde hace años; el infausto golpe de mano del comité federal del 1 de Octubre fue el pistoletazo para la rebelión de las bases.

Pedro ha ganado en todas las comunidades autónomas salvo en Andalucía y Euskadi. Pero se ha puesto de manifiesto de manera democrática que Susana tiene menos votos que avales y que la militancia le ha dado una bofetada con la mano abierta a quienes se creían el '100% PSOE', a los históricos del 'felipismo', a quienes habían urdido el golpe de mano, a quienes impidieron un gobierno alternativo y forzaron su derrocamiento y con ello la abstención a Rajoy para que formara gobierno.