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Lobo ibérico y agroganadería: ¿Es posible la convivencia?

El lobo (Canis Lupus) es uno de los mamíferos más ampliamente distribuidos por el mundo y lleva presente en nuestro planeta desde hace dos millones de años. En el País Vasco ha estado presente desde épocas milenarias, aunque desapareció y reapareció a finales de los años 80 procedentes de poblaciones asentadas en Burgos y Cantabria. Actualmente su existencia en el Euskadi está provocando debates y discusiones a favor y en contra. Sin duda, el lobo es una animal complejo para el que no hay soluciones simples, ni en Euskadi ni en ningún lugar del mundo.

La situación del lobo ha sufrido un espectacular vuelco en los últimos 40 años en la península Ibérica. Las batidas y los cebos de estrictina sembrados en los montes durante los años 60 y 70, pusieron contra las cuerdas a esta especie. Refugiados en el noroeste peninsular, los últimos ejemplares de lobo ibérico aguardaron la llegada de tiempos mejores. Desde allí, desde sus cuarteles de refugio, iniciaron hace tres décadas una indiscutible expansión geográfica.

¿Cuáles son las razones de ese crecimiento? Se pueden apuntar un par de razones, principalmente. En primer lugar, el abandono de la montaña por el ser humano. El bosque se enmaraña, deja de ser explotado por los lugareños y permite al lobo moverse a sus anchas. La consecuencia de ese abandono sería un espectacular incremento de las poblaciones de jabalíes y corzos, dos excelentes bocados para el lobo. Por otra parte, ha sido el afortunado desuso del veneno el que ha permitido que los lobos no encuentren esta muerte traidora.

Por desgracia, ovejas, cabras y hasta potros y vacas, entran también en su dieta. El problema del lobo es ese, su violenta intrusión en la vida de los ganaderos. Y los pastores no aguantan más.

El regreso del lobo

El regreso del loboEl lobo es uno de los animales salvajes presentes en territorio vasco desde épocas milenarias, ya que pertenece a la fauna que pobló el territorio vasco desde muy antiguo, aunque hace unas cuantas décadas desapareció, para regresar en los últimos años.

En 2014, según el censo elaborado por el Gobierno vasco con la colaboración de las diputaciones forales de Álava y Bizkaia se determina la existencia de una manada, y se ha confirmado su reproducción en ese año en Bizkaia por varias vías (fototrampeo de loba lactante y cachorros, indicios y escucha de cachorros….). Queda asignada esa manada a la comarca vizcaína de Karrantza, y su área de campeo incluye terrenos adscritos a tres comunidades autónomas.: País Vasco, Castilla y León y Cantabria.

La evolución del número de daños a la ganadería durante el período 2000-2014 es en “dientes de sierra”, con los picos máximos en los años 2002 y 2007 y dos puntos de inflexión en 2005 y 2012. Durante el trienio 2011-2013 se ha registrado un mínimo histórico. Por su parte, en 2014 la siniestralidad fue máxima en Bizkaia, lo que en principio guarda relación con la existencia de la manada detectada.

Está información, que aparece en el citado censo del lobo, está en consonancia con las declaraciones realizadas hace unos días por la portavoz de la Diputación de Bizkaia y diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Elena Unzueta, que ha negado que el lobo haya desaparecido del territorio y ha advertido de que en las últimas semanas se han dado “denuncias casi diarias” de ataques en la zona de Karrantza.

El lobo en el País Vasco no se considera una especie cazable pero está sometida a control poblacional para minimizar los daños al ganado, habiéndose autorizado en los últimos años por las Diputaciones Forales de Bizkaia y Alava, competentes en la materia, diversas batidas por parte de cazadores, pero muy pocas y por tanto muchísimas menos que comunidades autónomas como Castilla y León donde han podido abatirse 140 lobos en el último año.

Verificaciones de daños

Verificaciones de dañosActualmente en el País Vasco las verificaciones de los daños lo realizan de manera profesional las Diputaciones Forales a través de personal cualificado adscrito a una empresa colaboradora de las administraciones en esta materia. Se lleva realizando el seguimiento de la especie en Euskadi de manera continua desde 1.992, aunque el servicio de peritajes se torna ya oficial a finales de 1.999, y el hecho de que los técnicos se personen en el lugar de los hechos en un muy corto espacio de tiempo tras la recepción del aviso (alrededor de 90 minutos, muchas veces en menos tiempo), son factores que contribuyen a que el diagnóstico, complejo en la mayor parte de las ocasiones, se vea facilitado.

Concretamente, la Diputación Foral de Alava, sin duda el territorio vasco más afectado por los lobos, se conceden indemnizaciones a los ganaderos por los daños causados por los cánidos con una cuantía del 100%, y se otorgan también subvenciones para la compra de mastines (por cada 100 ovejas), y se autorizan batidas organizadas por los montes como medio de controlar las poblaciones de lobos que causan daños. En el caso de la Diputación Foral de Bizkaia, en donde se puede decir que el número de ataques hasta el momento ha sido menos que en el territorio alavés, se concede una subvención importante a los ganaderos por el pago de un  seguro que, además de los daños del lobo, cubre otro tipo de accidentes. Se han autorizado también batidas, sobre todo en el entorno de Orduña y valle de Carranza. También se apoya a los pastores en la defensa de los rebaños con cercados y mastines. En el caso del territorio guipuzcoano, se ha dado solamente de forma esporádica la presencia de algún lobo en los últimos años.

La mayor parte de los expedientes se corresponden con ataques del lobo. Así, cabe decir que en Euskadi, desde el año 2000 hasta la actualidad, se han realizado un total de 1.438 inspecciones de daños del lobo con sus correspondientes informes, y solo el 16,8%  (241 casos) de los daños no tienen relación con ataques del lobo. Pueden ser ataques de perros asilvestrados, o también muerte traumática de reses, no traumática (vejez, muerte natural…).

Presente y futuro del lobo

Presente y futuro del loboNo cabe duda de que el tema del lobo no genera indiferencia ni posturas intermedias.  Hoy en día existen distintos modos de mirar al cánido salvaje: hay sectores, como distintos grupos  ecologistas, que reivindican la estricta conservación del lobo desde una opinión poco solidaria con el medio rural. Aparte de lo que suponga para la ganadería individual de cada uno y para el producto, la desaparición del diente y la pezuña en el campo es una pérdida en la conservación del medio natural. La desaparición de la ganadería extensiva implica que todo se convierta en matorral y bosque y eso no es sinónimo de conservación.

Sin duda, el lobo es una animal complejo para el que no hay soluciones simples, ni en Euskadi ni en ningún lugar del mundo. Esta especie siempre convivió mal con los ganaderos. El lobo tiene lógicamente derecho a existir, y compatibilizarlo con la ganadería extensiva es complicado. La única manera es seguir y profundizar con todas las actuaciones que se están haciendo y que, además, están ayudando a aliviar en alguna medida lo que los ataques suponen.

En mi opinión, en pleno siglo XXI no se puede decir al sector ganadero que debe volver a vivir como en el siglo XIX, y es necesario asumir que, a pesar de que se adopten todas las medidas de control, el alto número de lobos existentes en las comunidades limítrofes va a haber ataques. Ahora bien, habrá que aceptar que deben existir zonas en las que sus conflictos con la ganadería extensiva hagan que este animal no tenga que estar presente. Es decir, habrá que llevar a cabo una zonificación del lobo. La ganadería extensiva, representada principalmente por la oveja latxa, es una actividad íntimamente unida a la cultura del pueblo vasco, y no sólo constituye un medio de vida importante para la población rural, sino que desempeña un papel fundamental en la conservación del medio natural.

El lobo (Canis Lupus) es uno de los mamíferos más ampliamente distribuidos por el mundo y lleva presente en nuestro planeta desde hace dos millones de años. En el País Vasco ha estado presente desde épocas milenarias, aunque desapareció y reapareció a finales de los años 80 procedentes de poblaciones asentadas en Burgos y Cantabria. Actualmente su existencia en el Euskadi está provocando debates y discusiones a favor y en contra. Sin duda, el lobo es una animal complejo para el que no hay soluciones simples, ni en Euskadi ni en ningún lugar del mundo.

La situación del lobo ha sufrido un espectacular vuelco en los últimos 40 años en la península Ibérica. Las batidas y los cebos de estrictina sembrados en los montes durante los años 60 y 70, pusieron contra las cuerdas a esta especie. Refugiados en el noroeste peninsular, los últimos ejemplares de lobo ibérico aguardaron la llegada de tiempos mejores. Desde allí, desde sus cuarteles de refugio, iniciaron hace tres décadas una indiscutible expansión geográfica.