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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Mardones, el gato en la cortina

José Ignacio Gómez Mardones (a la izquierda), en la ceremonia de entrega de un galardón

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Si en el ámbito político asistimos a episodios de agarre al poder que rozan lo patético, el mundo federativo deportivo rebasa cualquier límite. Si no fuera suficiente el espectáculo ofrecido desde la Real Federación Española de Fútbol, donde parece necesario estar condenado, imputado o bajo sospecha para alcanzar y mantenerse en el sillón, lo de la Federación Vizcaína de Fútbol clama al cielo en relación a un personaje que no puede suscitar más rechazo, por más que los clubes del territorio le renueven su apoyo de forma tan automática como interesada, mirando hacia otro lado sobre las circunstancias turbias del sempiterno presidente.

Se trata de José Ignacio Gómez Mardones, que acaba de anunciar que se vuelve a presentar al sillón de la FVF con una simple respuesta a pregunta de un periodista sobre si aspira (¡atención!) a un sexto mandato de cuatro años: “sí, claro que sigo”. Pongámonos en situación sobre su trayectoria, la pública y la no tan conocida.

Mardones (que se hace llamar “Iñaki” desde que se afilió por conveniencia al PNV, sin que se le conozca ningún fervor patrio, más bien lo contrario), con 76 años, lleva más de dos décadas al frente de la Vizcaína, desde 2004, después de 12 años como directivo y otra década más como vicepresidente. Es decir, lleva en la Federación Vizcaína la friolera de 43 años, desde 1982, vamos desde el año de Naranjito.

Luis Rubiales, cuando llegó a la RFEF, y a cambio de su apoyo fiel, nombró a Mardones directivo en Madrid, a su vera, con unos emolumentos de 90.000 del ala, con funciones que nadie conoce, para luego acceder a la presidencia de la Mutualidad de Futbolistas Españoles, con otro jugoso sueldazo. Obviamente, para recibir esas obscenas asignaciones con ínfima dedicación, Mardones ha necesitado seguir de virrey en Bizkaia, y ahora lo hace para mantener otros descarados excesos personales. Veamos.

El ínclito Mardones nombró a su hermano Enrique presidente del Comité de disciplina vizcaíno, además de a sus hijos en diferentes cometidos en la Federación, con toda la impunidad, incumpliendo flagrantemente la Ley del Deporte, que prohíbe tales nombramientos con parentesco directo, y cualquier código ético. Los clubes federados, ni mú (¿será que las sanciones disciplinarias son en Bizkaia las más leves del panorama futbolístico estatal y se retiran generosamente a cambio de apoyos?, ¿será que algunos directivos colocan también a familiares en el chiringuito federativo?) y, lo que es más grave, con la benevolencia de las Administraciones competentes, donde en la Diputación Foral de Bizkaia, el director Carlos Sergio, bien relacionado con Mardones, y las sucesivas diputadas del ramo no saben, no contestan, y le ofrecen callada cobertura por aquello de que “es afiliado al partido”.

Pero es que Mardones ha estado cobrando las asignaciones de la RFEF (al menos los citados 90.000 euros) sin la necesaria y preceptiva formal aprobación de la asamblea de la FVF, pues provienen de fondos destinados a la profesionalización de directivos, cuyo destino concreto ha de aprobarlo la Federación, que es la beneficiaria de la subvención. ¿No lo sabían sus compañeros de directiva?, ¿no lo saben los clubes? Todos callan, aunque en privado reconocen el abuso, que puede acarrear consecuencias judiciales, incluso penales, por supuesto con la posible devolución de las cantidades. La Administración Foral deportiva calla y, ojo, es por ello también responsable.

Mardones, desde la directiva de la RFEF, agradece a Madrid su nombramiento y sus groseros sueldos y lo ha hecho boicoteando una y otra vez la oficialidad de la selección vasca y los intereses generales del fútbol vasco, cuando está obligado personalmente por los acuerdos de la Federación Vasca, de la que es miembro nato, y a la que ha airado subrepticiamente (hay pruebas de ello). El sistema electoral ha hecho que, hasta ahora, Mardones ponga y quite presidentes de la Vasca, para cargar contra ellos cuando quieren simplemente ejercer sus cargos. Gómez Mardones es un enemigo indisimulado de la oficialidad, algo que a los dirigentes (dicen que nacionalistas) deportivos vascos que le dan cobertura se la trae al pairo.

La desvergüenza del personaje se puso de manifiesto cuando al cuestionarse a Rubiales por su comportamiento deleznable, afirmó que “su mandato ha sido impecable”. Eso consta declarado por Mardones en los medios, antes de que pesaran sobre el motrileño también cargos por corrupción, todavía sub iudice, de los que nada parecía conocer su fiel escudero Mardones, que, eso sí, se separó discretamente de él cuando la cosa se ha agravado.

No es todo. Cuentan testigos presenciales que en el centenario del Comité de Arbitros, en la cena de celebración, afirmó que si por él fuera no habría mujeres árbitro, que “no valen para ello”, invitándolas a beber sólo refrescos que “si no se les sube a la cabeza”. Un misógino de manual, lo que corroboró con su asqueroso apoyo al jefe Rubiales, condenado hoy por agresión sexual. Nada le ha costado, parece, al corcho Mardones.

Hay que señalar que el Athletic tendría y tiene un papel preponderante en su no continuación, con el sistema electoral actual y con su indudable peso y ascendiente público, y puede hacer mucho por una necesaria renovación en la FVF, que ya urge por una mínima higiene democrática y ética. El club rojiblanco sabe de la animadversión que despierta entre sus compromisarios, lo que ha provocado que no acuda a las últimas asambleas por “indisposición”, su habitual excusa para rehuir citas molestas y reuniones directivas en las que no quiere dar la cara.

Con todo, el culpable de que este personaje pueda perpetuarse lucrándose y perpetrando fechorías es el Departamento de Cultura y Deportes del Gobierno Vasco, que hoy encabeza la vicelehendakari Ibone Bengoetxea, mal asesorada por el Director de Deportes Gorka Iturriaga, alias “el sonrisas”. Y ello porque es el propio GV el que está incumpliendo la Ley del Deporte, que en su artículo 43.6 le obliga a establecer un concreto límite de mandatos, que afectaría de pleno al protegido Mardones, exactamente cuando se van a cumplir dos años desde su aprobación y todavía no se ha cumplimentado esa nítida obligación que le incumbe al Ejecutivo, habiendo éste dado comienzo a una convocatoria electoral cuatrienal de forma irregular, lo que podría ser declarado por los Tribunales. Con las responsabilidades consecuentes.

Esta es la lamentable situación. Una Administración que no cumple las normas, por razones inconfesadas, y un desaconsejable personaje que alardea de que “la ley no es para mí”. Ya es hora de que este señor abandone un cargo que monopoliza durante décadas de enchufes y clientelismos. Esperemos que alguien ponga el cascabel a este gato que se agarra a la cortina. Sin vergüenza.

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