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Moción de censura: por supuesto. Autocrítica y acuerdo
¿A quién le puede molestar que nos pongamos de acuerdo y planteemos una moción de censura constructiva, para ganarla? A Rajoy y a todos los que le respaldan, que son muy poderosos. También le puede molestar a quien en realidad no la plantea para que Rajoy y el PP salgan de la Moncloa sino para profundizar en la crisis abierta en el PSOE desde que un sector del partido, el histórico, el del felipismo y el bipartidismo, se confabuló para derrocar a Pedro Sánchez e impidió cualquier alternativa de gobierno.
Volvemos a tener que soportar la misma situación que con el gobierno alternativo; los que no lo querían lo estigmatizaban diciendo que se rompía España y que con Podemos no se podía pactar. Ahora volvemos a lo mismo; a ello sin duda contribuye la fatua actitud de Pablo Iglesias que recuerda mucho el sectarismo de Anguita y su pinza con Aznar. En lugar de buscar el acuerdo se busca el espectáculo, la rueda de prensa: la derecha encantada. Le llena la parrilla televisiva.
Vaya por delante, que soy de los que opinan que el PSOE tiene su parte de responsabilidad en que Rajoy continúe gobernando, pero Podemos y posteriormente Unidos Podemos tiene la suya pues por dos veces votaron en contra de que Rajoy se fuera a casa; votaron en contra de Pedro Sánchez con el PP (sumaron sus votos con la derecha más corrupta de Europa para impedir un gobierno similar al de Portugal, por ejemplo). Esto no lo olvidamos los militantes socialistas, ni el 1,2 millón de votantes progresistas que dejaron de votar en 2016 en el intento fallido de “ sorpasso”.
Por tanto, sería una buena práctica para las izquierdas, de entrada, empezar por la autocrítica de cada cual y por el reconocimiento mutuo de la corresponsabilidad de la situación en la que estamos por nuestra incapacidad de acordar.
Es más útil empezar por aquí que seguir en el juego del tacticismo infantil y sectario con el ánimo de seguir profundizando en la crisis socialista. Tampoco ayuda, lo que hacen algunos socialistas, no reconocer la interlocución de Podemos y mucho menos seguir “demonizando” al adversario a tu izquierda, que , por cierto, es fruto de tus propios errores. Seguir en lo mismo no nos lleva más que a profundizar en el alejamiento cualquier posibilidad de cambio. Los medios, controlados por la derecha, en lugar de hablar de la corrupción, de la fiscalía, del vertedero de Madrid…marcan la agenda con la división en el PSOE y con la bronca entre las izquierdas por la oportunidad o no de la moción.
Hay que dar pruebas de que hay voluntad de acordar, por ambas partes, e intentar previamente convencerse mutuamente de que se va a hacer todo lo que esté en su mano por lograr, de entrada, la comparecencia en pleno de Rajoy para darnos tiempo e ir cargándose de más razones e ir preparando la ineludible moción de censura. Sólo se puede presentar para ganarla. La moción derrotada debilita a quien la presenta y fortalece al censurado.
El debate de presupuestos ha dejado en evidencia la futilidad y crueldad de la gran equivocación abstencionista de la gestora socialista y de los partidarios de dejar gobernar a Rajoy a la par que refuerza la posición de Pedro Sánchez y los “15 magníficos” diputados del PSOE. Esta crisis tiene plazo de resolución: primarias el 21 de mayo y el congreso de 16, 17, 18 Junio y con esas fechas hay que trabajar. Pero la gestora y los 3 candidatos tienen que acordar que no descartan presentar una “moción de censura”, que están de acuerdo con la petición de comparecencia de Rajoy en pleno y que pedirán su dimisión.
Sabemos todos que el PSOE está en pleno proceso de primarias pero nadie en sus cabales puede negar los motivos para plantear una moción de censura. Quienes decían “primero España y luego el partido”, tienen motivos ahora más que nunca para poner en primer lugar la regeneración de España y la separación de poderes, porque de algo tan grave como eso se trata. En mi opinión, la situación del partido socialista no debe ser una razón para no abordar los problemas de corrupción de España que se han acrecentado con lo que hemos sabido tras el caso del Canal de Isabel II y la nefasta actuación del fiscal. No es exagerado catalogar la situación de“ emergencia nacional” por la corrupción.
No es de recibo la manera de actuar de Pablo Iglesias; una vez más, él se convierte en un obstáculo más a superar (como lo fue en la infausta rueda de prensa de “la sonrisa del destino” , o en el debate de investidura “de la cal viva…” y tantas otras propias de un niño ególatra, mal criado…que quiere hacer “amigos” insultando o acosando a su adversario...). No es de recibo, pero a sus bravatas hay que responder con más serenidad y conocimiento, el propio de la experiencia que se le supone a la dirección y a los tres candidatos socialistas. No olvidemos que si bien en las últimas elecciones se consiguió que el sorpasso no se diera fue porque 1,2 millones de personas no votaron a Iglesias; no votaron PSOE, pero tampoco la suma de IU + Podemos. Si esto sigue así, la izquierda no volverá a gobernar nunca más. Si esos hubieran votado UP se habría dado el sorpasso, pero castigaron la fusión y, sobre todo, la nefasta actuación de Pablo Iglesias que de nuevo se ha vuelto a reiterar ( con el bus de la trama, con la moción….). Fue su voto de castigo, se abstuvieron, y el PSOE no les mereció credibilidad aún.
Igual que decimos esto hay que precisar que resulta difícil entender que el PSOE de Madrid se plantee una moción de censura en la comunidad del “ tamayazo” por las implicaciones que suponen el caso Lezo y el encarcelamiento de Ignacio González y esto no alimente la cesta de razones de una moción de censura contra la actuación general del Presidente del gobierno de España; el expresidente madrileño se lucró y “dopó” al PP con infinidad de comisiones igual que Francisco Granados; su actuación ha provocado la dimisión de la histórica lideresa de Madrid tras el desfalco continuado de la empresa de gestión de las aguas municipales del Canal de Isabel II . ¿ Por qué dimite Esperanza y no dimite Rajoy también? Pero los hechos son:
1.- Mariano Rajoy tiene que declarar ante la Audiencia Nacional porque el juez entiende que su partido, el que él preside, no ha colaborado en el esclarecimiento de un hechos delictivos que constituyen lo que se viene llamando la trama Gürtel, en español Correa. Un presidente que no colabora con la justicia en el esclarecimiento de los hechos es una persona bajo sospecha. Recordar Bárcenas, el salario en diferido, las obras de Génova, los ordenadores-prueba- destruidos…y siguen saliendo casos todos los días (fraude de las eólicas de Castilla y León, Murcia…)
2.- Este señor presidente de un partido con infinidad de casos de corrupción es el mismo que ha nombrado a los fiscales y ha intentado que estos actúen con arreglo a sus intereses como ha quedado demostrado por las grabaciones realizadas a Ignacio González.
3.- El ministro del Interior y el ministro de Justicia del gobierno presidido por Rajoy simpatizan con presidiarios y los reciben en sus despachos cuando están buscando la manera de informarse para “acabar con los líos” judiciales.
Por ello, y para llegar a un acuerdo, lo primero es que UP y PSOE se comprometan conjuntamente en el parlamento:
1.- que Rajoy comparezca en el congreso en un pleno para someterle al quinto grado y pedir su dimisión. Sería una anomalía que se haga comparecer a un director o a un secretario de estado por reunirse con… o hablar con… y no comparezca Rajoy en el pleno, y en la comisión esa de la corrupción que sigue sin funcionar, cuando está llamado por un juez por no colaborar con la justicia.
2.- que tras ello, y puesto que para entonces se sabrán más cosas ya que habrá declarado en la Audiencia Nacional como testigo y por tanto, con la obligación de decir la verdad, se pueden ir preparando y buscando los apoyos necesarios para articular la moción de censura y el candidato.
Esto para algunos medios de comunicación que se creen que tienen la potestad de nombrar el secretario general del PSOE será “podemizarse”, radicalizarse, hacer lo que dice Podemos… pero se equivocan: esto es hacer lo que quiere la mayoría de los españoles ; acabar con el gobierno más corrupto de Europa y poner en la Moncloa un gobierno de regeneración democrática. Echar a Rajoy de la Moncloa con un acuerdo de una gran mayoría de progreso es posible.
Iglesias sabe que para ganar la mayoría que desaloje a Rajoy hace falta acordar programa, calendario y candidato. Sobra el anuncio de que se va a presentar, falta todo lo demás, sobre todo, la voluntad de acordar. Por sobrar sobra hasta la convocatoria del día 20. Muy bien lo sabe gente en su día muy cercana a él como Gaspar Llamazares, Garzón el juez… y todos aquellos intelectuales y hombres de la cultura y de la sociedad civil que demandaron con su firma un gobierno de progreso de izquierdas…
Es absolutamente necesario a pesar de la situación en la que se encuentra el PSOE y a pesar de la dirección de UP, que se aborde la situación con responsabilidad. Es esperanzador oír decir a Pedro Sánchez, del que espero y deseo que sea de nuevo nuestro Secretario general, que “no descarta una moción de censura”… Son las bases de Unidos Podemos y las bases socialistas las que debemos generar una corriente de opinión favorable al acuerdo para presentarla y ganarla, no para triturar a “nuestro compañero de viaje”. Por el bien de la regeneración democrática de España y por el bienestar de todos los españoles, autocrítica y acuerdo.
¿A quién le puede molestar que nos pongamos de acuerdo y planteemos una moción de censura constructiva, para ganarla? A Rajoy y a todos los que le respaldan, que son muy poderosos. También le puede molestar a quien en realidad no la plantea para que Rajoy y el PP salgan de la Moncloa sino para profundizar en la crisis abierta en el PSOE desde que un sector del partido, el histórico, el del felipismo y el bipartidismo, se confabuló para derrocar a Pedro Sánchez e impidió cualquier alternativa de gobierno.
Volvemos a tener que soportar la misma situación que con el gobierno alternativo; los que no lo querían lo estigmatizaban diciendo que se rompía España y que con Podemos no se podía pactar. Ahora volvemos a lo mismo; a ello sin duda contribuye la fatua actitud de Pablo Iglesias que recuerda mucho el sectarismo de Anguita y su pinza con Aznar. En lugar de buscar el acuerdo se busca el espectáculo, la rueda de prensa: la derecha encantada. Le llena la parrilla televisiva.