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OPINIÓN | Días de ruido y furia, por Enric González

Esta noche la gente ha dormido tranquila

La noche del 23J ha sido una noche intensa. De nervios. Era patente el interés que despertaban estas elecciones en quienes defendemos los derechos de las mujeres, de quienes pensamos que la crisis climática o la transición ecológica son retos de país y de quienes apoyamos toda medida dirigida a mejorar la vida de los y las trabajadoras, de los y las jóvenes o de nuestros mayores. Es un interés que pasa por defender a una mayoría social que ha demostrado querer un futuro mejor con un Gobierno progresista.

El resultado de ayer lo deja claro, la ciudadanía no quiere un Gobierno “facha”. Las mujeres, las personas LGTBI y los y las jóvenes quieren un Gobierno progresista. Ahora el balón está en quienes conforman el arco parlamentario y rechazan tener a Alberto Feijóo en La Moncloa, porque si Pedro Sánchez no consigue suficientes apoyos en su investidura, habrá repetición electoral. Y es que a pesar de que salten, bailen y griten eslóganes ofensivos en Génova, lo que se consiguió el 23J es que no vaya a haber un Gobierno de retroceso, un Gobierno de recortes, un Gobierno de censuras y mentiras del Partido Popular y Vox. Feijóo nos ha dejado algunas enseñanzas, como que las mentiras tienen patas cortas o que ganar unas elecciones no implica gobernar, con ejemplos como los de Extremadura, Gipuzkoa o Vitoria-Gasteiz.

Ayer se votó progreso, y votamos por haber logrado que las mentiras y los bulos no puedan gobernar nuestras vidas y que a pesar de lo que los sondeos auguraban apenas hace un mes se ha conseguido una remontada ante la derrota moral a la que la derecha ha querido someter a todas las personas que ayer salieron a votar sin miedo y con esperanza. 3.008.887 personas han confiado en Sumar, 127.031 en Euskadi. Vascos y vascas salieron a votar este 23 de julio para que Yolanda Díaz esté en un Gobierno que cuide de la gente y rechazar cualquier Gobierno con la extrema derecha y con Santiago Abascal de vicepresidente.

Euskadi lo ha dejado claro, la victoria de PSE-EE, junto con los resultados de PNV y EH Bildu, certifican la apuesta de la ciudadanía vasca por la reedición de la mayoría que ha sostenido a la coalición progresista de la que Sumar ha sido parte fundamental esta legislatura. En estas elecciones, Sumar aspiraba al menos a repetir los resultados de las elecciones de 2019 con un representante en cada territorio. Y no se ha conseguido.

No se ha logrado llegar a quienes en 2019 confiaron en las formaciones que hoy conforman Sumar y mucho menos en quienes las apoyaron en 2015. Sin embargo, son casi 70.000 votos más los que se consiguen respecto a las elecciones municipales del pasado mayo. Por eso, hay que ponerse a trabajar desde hoy mismo para recuperar ese apoyo. Es necesario volver a ilusionar haciendo realidad todo aquello que hemos dicho durante la campaña electoral. Éstas han sido las primeras elecciones de Sumar, un proyecto de mirada larga y que será clave para afrontar los retos que vienen.

También en Euskadi. El espacio de Sumar está en transformación y las personas y formaciones que lo conformamos estamos dispuestas a consolidar este espacio político llamado a ser determinante en Euskadi, como ya lo es en el estado trabajando por mejorar la vida de las personas y que todas ellas puedan dormir mejor.

La noche del 23J ha sido una noche intensa. De nervios. Era patente el interés que despertaban estas elecciones en quienes defendemos los derechos de las mujeres, de quienes pensamos que la crisis climática o la transición ecológica son retos de país y de quienes apoyamos toda medida dirigida a mejorar la vida de los y las trabajadoras, de los y las jóvenes o de nuestros mayores. Es un interés que pasa por defender a una mayoría social que ha demostrado querer un futuro mejor con un Gobierno progresista.

El resultado de ayer lo deja claro, la ciudadanía no quiere un Gobierno “facha”. Las mujeres, las personas LGTBI y los y las jóvenes quieren un Gobierno progresista. Ahora el balón está en quienes conforman el arco parlamentario y rechazan tener a Alberto Feijóo en La Moncloa, porque si Pedro Sánchez no consigue suficientes apoyos en su investidura, habrá repetición electoral. Y es que a pesar de que salten, bailen y griten eslóganes ofensivos en Génova, lo que se consiguió el 23J es que no vaya a haber un Gobierno de retroceso, un Gobierno de recortes, un Gobierno de censuras y mentiras del Partido Popular y Vox. Feijóo nos ha dejado algunas enseñanzas, como que las mentiras tienen patas cortas o que ganar unas elecciones no implica gobernar, con ejemplos como los de Extremadura, Gipuzkoa o Vitoria-Gasteiz.