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Nueva oportunidad para el cambio desde la unidad de la izquierda

Luis Alejos

El triunfo de Pedro Sánchez en las primarias a la secretaría general del PSOE ha sido rotundo, invalidando de paso la decisión del sector mayoritario del grupo parlamentario socialista de permitir que gobierne Mariano Rajoy. Las consecuencias de la reelección de Sánchez superan el ámbito interno del partido, volviendo a alterar el escenario de la política española. De haber ganado Susana Díaz, la legislatura seguiría su curso sin sorpresas previsibles, visto que el PP cuenta con apoyos suficientes para aprobar los presupuestos generales del Estado.

Ratificando a Sánchez en la secretaría general, los militantes del PSOE recuperan la consigna del “no es no”. Sánchez no puede ignorar ese clamor y consentir que el PP complete la legislatura sin más sobresaltos que los derivados de su implicación en las tramas corruptas. Es previsible que en el congreso federal Sánchez consolide su liderazgo interno, pudiendo emprender cualquier iniciativa para poner en cuestión la continuidad del gobierno de Rajoy. La voluntad de Sánchez resulta determinante. No debería desviarle de su compromiso con las bases un eventual ascenso de las expectativas de voto del PSOE.

La victoria de Sánchez, además de afectar a la estabilidad del gobierno de la derecha, incide sobre la correlación de fuerzas opositoras. Si las primarias las hubiese ganado Díaz, Unidos Podemos sería la única alternativa posible al PP. La determinación de la militancia del PSOE de optar por Sánchez confirma que la izquierda sigue siendo plural. Y precisamente esa diversidad, la inexistencia de supremacía, vuelve a posibilitar un gobierno del cambio capaz de regenerar la actividad política. Aunque no resultará fácil, tampoco imposible, lograr la sintonía entre dos fuerzas con tantos desencuentros.

Lo razonable es asumir el principio de realidad: los resultados de dos elecciones generales consecutivas prueban que sólo la unidad de la izquierda permitirá desplazar del poder a la derecha conservadora y autoritaria. La derecha corrupta gobierna gracias a la división de la izquierda. Obstinarse en competir por la hegemonía de la izquierda supondría un error histórico. Las circunstancias requieren una alianza democrática basada en un programa de progreso social. Ciudadanos tendría que implicarse o supeditar su futuro al del PP.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tienen que hablar, con sinceridad, lealtad y respeto, asumiendo su responsabilidad personal en el proceso. Si logran de ponerse de acuerdo, ganar la confianza mutua y compartir el liderazgo, en las bases no habrá reticencias. Es un hecho que el triunfo de Sánchez ha producido satisfacción incluso en las filas de Unidos Podemos, precisamente porque reabre la posibilidad de revocar a Rajoy. La moción de censura promovida por Unidos Podemos puede crear condiciones favorables para otra posterior y definitiva.

Si concebimos el partido como una herramienta al servicio de la gente y buscamos el bien común, no caben obstáculos insalvables para lograr el cambio a través de la unidad de la izquierda, sea cual sea la fórmula que resulte preciso aplicar. En definitiva, la situación vuelve a ser esperanzadora, siendo probable que a corto plazo Pedro y Pablo tengan que asumir la responsabilidad de proponer conjuntamente una candidatura a la presidencia del gobierno. Por tanto, tiene sentido pensar que el “no es no” se pueda aplicar con carácter retroactivo.

Luis Alejos es militante de Podemos Euskadi

El triunfo de Pedro Sánchez en las primarias a la secretaría general del PSOE ha sido rotundo, invalidando de paso la decisión del sector mayoritario del grupo parlamentario socialista de permitir que gobierne Mariano Rajoy. Las consecuencias de la reelección de Sánchez superan el ámbito interno del partido, volviendo a alterar el escenario de la política española. De haber ganado Susana Díaz, la legislatura seguiría su curso sin sorpresas previsibles, visto que el PP cuenta con apoyos suficientes para aprobar los presupuestos generales del Estado.

Ratificando a Sánchez en la secretaría general, los militantes del PSOE recuperan la consigna del “no es no”. Sánchez no puede ignorar ese clamor y consentir que el PP complete la legislatura sin más sobresaltos que los derivados de su implicación en las tramas corruptas. Es previsible que en el congreso federal Sánchez consolide su liderazgo interno, pudiendo emprender cualquier iniciativa para poner en cuestión la continuidad del gobierno de Rajoy. La voluntad de Sánchez resulta determinante. No debería desviarle de su compromiso con las bases un eventual ascenso de las expectativas de voto del PSOE.