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¿Qué discurso queremos para Podemos Euskadi?
El debate entre candidaturas a la dirección de Podemos en Euskadi no es sólo un debate de personas. Es también un debate sobre la forma de entender la política vasca y el papel en ella de Podemos. Un breve recorrido de lo sucedido el último año nos ayudará a entenderlo.
Primer capítulo: En las elecciones forales de 2015 dos formas distintas de entender el papel de Podemos en Euskadi chocaron. El Consejo Ciudadano de Euskadi, recién elegido en vísperas de las forales, asumiendo la voluntad de las bases, quería concurrir como Podemos. Había sido elegido con un programa que aspiraba a romper el tablero político vasco mediante la articulación de un discurso contrahegemónico frente al del nacionalismo. Las personas de origen vasco en el Consejo estatal, Maura y Alba, pretendían que Podemos no se presentara a las forales. No había que desgastarse intentando romper el tablero vasco, sino preservar la marca y centrarse únicamente en Madrid y en las elecciones generales. Algunos consideraban que el espacio político de Podemos en el resto del Estado ya lo ocupaba aquí Bildu y no convenía competir. Mejor pasar de puntillas sobre la política vasca, con un Podemos de perfil bajo. La negociación fue dura, pero se acabó imponiendo la tesis de la dirección vasca. Al final pudimos presentarnos y rompimos el tablero a cuatro de la política vasca, pasando de quinta fuerza a tercera.
Segundo capítulo: Manifestación a favor de Otegi. El Consejo Ciudadano de Podemos Euskadi apoya la excarcelación, pero no desde el discurso de la izquierda abertzale, sino con un discurso propio que pasa por la defensa radical de los derechos humanos y en coherencia con ella, con la condena a ETA que Podemos siempre ha expresado. Por eso no apoya oficialmente la convocatoria, si bien da libertad para acudir a título individual. Algunos cargos públicos del partido, sin embargo, niegan a la dirección vasca legitimidad para establecer este criterio y apoyan públicamente el manifiesto de la marcha.
Tercer capítulo: Dimite el Consejo Ciudadano de Euskadi, en defensa de un Podemos vasco con perfil propio, frente a lo que denuncia como prácticas centralistas de la Secretaría estatal de Organización en cuestiones de discurso, organizativas y electorales. Tres candidaturas principales concurren a la nueva dirección. Una de ellas, Kaliangora, la impulsan los círculos de Gipuzkoa que hasta entonces habían permanecido al margen de las tendencias y recibe un apoyo amplio en Bizkaia y Araba, que recoge el legado de la dimitida dirección. La segunda, Zurekin, la impulsa el sector agrupado en torno a la asociación Anticapitalistas, partidario de una política más seguidista con respecto de Bildu. La tercera, Aurrera Begira, la impulsan los diputados Maura y Alba sobre la gestora en que se convirtió de facto el comité electoral designado por la Secretaría estatal de Organización.
Si se acude a la hemeroteca, es fácil entender que estas tres principales candidaturas representan proyectos que, aunque comparten un mismo sustrato ideológico, plantean estrategias y modus operandi diferentes.
Kaliangora plantea un Podemos vasco con amplia autonomía operativa y con un proyecto que no sólo pretende construir una alternativa de gobierno al PNV, sino también un proyecto cultural contrahegemónico de país. En el ámbito estatal estaría más cercana a las tesis de Juan Carlos Monedero: no basta con deconstruir el discurso ajeno con argumentarios simplistas. Para construir a largo plazo se requiere proyecto y programa.
Frente a esta estrategia están las de Zurekin, en la que se encuadran los cargos electos que más sintonía han mostrado con los planteamientos de la izquierda abertzale; y Aurrera begira, varios de cuyos candidatos vienen actuando como portavoces oficiosos del partido, desarrollando un discurso de perfil bajo, pendiente de “argumentarios” genéricos y de eludir los posicionamientos concretos. A pesar de que los líderes estatales de estas dos últimas corrientes, Teresa Rodríguez y Sergio Pascual, respectivamente, se hallan muy enfrentados, aquí han estado a punto de confluir.
Creo sinceramente que el futuro de Podemos Euskadi pasa por dejar de lado cualquier miedo a competir con criterios propios. Fue este precisamente el gran mérito que tuvo el grupo de profesores de la Complutense que conformaron Monedero y algunos de sus más brillantes antiguos alumnos, al construir un discurso contrahegemónico frente a lo que denominaron casta, pero sin complejo alguno respecto de los clichés de la izquierda clásica.
En estas elecciones, considero que Podemos se juega una dirección que aspire a mantener un discurso transversal e inclusivo de país, alternativo al hegemónico del nacionalismo, pero sin ningún complejo tampoco respecto de los viejos tabúes de la izquierda abertzale. La futura relación con ésta debería basarse, en mi opinión, en el respeto mutuo y en la cooperación leal y no en el seguidismo.
La dimisión de la anterior dirección fue una protesta contra una política de organización incompatible, a nuestro juicio, con el principio de plurinacionalidad que es propio de Podemos. El proceso de primarias que ahora se abre ofrece a sus bases una nueva oportunidad de decidir por cuál de los proyectos optan. Estoy convencido de que apostarán por una dirección que sepa afirmar tanto su autonomía operativa y discursiva en el seno de Podemos, como un discurso propio y autónomo respecto del resto de las fuerzas que componen el tablero vasco.
El debate entre candidaturas a la dirección de Podemos en Euskadi no es sólo un debate de personas. Es también un debate sobre la forma de entender la política vasca y el papel en ella de Podemos. Un breve recorrido de lo sucedido el último año nos ayudará a entenderlo.
Primer capítulo: En las elecciones forales de 2015 dos formas distintas de entender el papel de Podemos en Euskadi chocaron. El Consejo Ciudadano de Euskadi, recién elegido en vísperas de las forales, asumiendo la voluntad de las bases, quería concurrir como Podemos. Había sido elegido con un programa que aspiraba a romper el tablero político vasco mediante la articulación de un discurso contrahegemónico frente al del nacionalismo. Las personas de origen vasco en el Consejo estatal, Maura y Alba, pretendían que Podemos no se presentara a las forales. No había que desgastarse intentando romper el tablero vasco, sino preservar la marca y centrarse únicamente en Madrid y en las elecciones generales. Algunos consideraban que el espacio político de Podemos en el resto del Estado ya lo ocupaba aquí Bildu y no convenía competir. Mejor pasar de puntillas sobre la política vasca, con un Podemos de perfil bajo. La negociación fue dura, pero se acabó imponiendo la tesis de la dirección vasca. Al final pudimos presentarnos y rompimos el tablero a cuatro de la política vasca, pasando de quinta fuerza a tercera.