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El precio real de la moda rápida

Plataforma Pobreza Cero de Donostia

13 de octubre de 2023 21:45 h

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Te proponemos un reto. Abre tu armario de par en par, y mira atentamente de arriba a abajo y de derecha a izquierda. No olvides lo que está al fondo amontonado. Observa con detenimiento todos los enseres que guardas, y responde (con sinceridad) a esta pregunta: ¿Cuánta ropa no has utilizado en el último año? Según la Fundación Ellen McArthur, el consumo de la ciudadanía ha aumentado un 60% en los últimos 15 años, y el 30% de lo que hay en los armarios europeos no se ha utilizado en los últimos 12 meses. Al margen de si estás o no en ese porcentaje, este dato demuestra que consumimos por encima de nuestras necesidades, con excepciones, por supuesto. Muestra de ello es que algunas marcas de ropa, generalmente baratas y de baja calidad, presentan hasta 52 temporadas o colecciones de ropa al año (una por semana, aproximadamente).

La industria de la moda rápida se basa en la producción masiva de prendas a bajo precio, inspiradas en las últimas tendencias y con una duración limitada, por lo que es totalmente insostenible. En primer lugar, porque es la segunda industria más contaminante, después de las energías fósiles: según la campaña Ropa Limpia, la industria de la moda provoca más de 92 millones de toneladas de desechos al año y 1,5 billones de litros de agua inutilizados, por lo que genera el 20% de la aguas residuales del mundo. En segundo, porque necesita ingentes recursos materiales para su producción, pero esos recursos del planeta son limitados. Por si fuera poco, es insostenible porque esconde jornadas laborales de hasta 70 horas semanales (el 80% de la mano de obra son mujeres), salarios indignos, uso de químicos y técnicas perjudiciales para la salud, y fábricas que incumplen las condiciones de seguridad y salubridad.

Desde la Plataforma Pobreza Cero de Donostia, compuesta por 16 organizaciones y movimientos sociales de la ciudad, creemos eso debe hacernos reflexionar sobre nuestra forma de consumo. Consumir menos, y hacerlo de manera más responsable, sostenible, consciente y respetuosa con el planeta, tiene consecuencias positivas en nuestro entorno más cercano y en otros lugares más lejanos. El consumo es una verdadera arma para transformar el mundo.

Sin embargo, creemos que las instituciones públicas deben dar respuestas valientes, urgentes, solidarias y justas para ser parte de la solución. Proponemos que apuesten por leyes vinculantes que protejan a las personas y al medio ambiente, y que responsabilicen a las empresas del impacto negativo de su actividad. Les exigimos que fomenten el comercio local de calidad, en contraposición a las grandes superficies que crecen de manera exponencial en nuestra ciudad y que promueven un consumo desmesurado. Les demandamos que fortalezcan la política de cooperación al desarrollo como parte de la solución para la crisis global en la que vivimos.

Somos conscientes de que las causas de este problema son muchas y diversas, y que responden a decisiones políticas y económicas. Por ello, afirmamos que sus soluciones también deben pasan por intervenciones globales y en diferentes ámbitos. Ante los retos y amenazas que afronta nuestro mundo, no podemos quedarnos impasibles. Por ello, invitamos a la ciudadanía a participar y a movilizarse en las actividades que hemos organizado con motivo del 17 de octubre, Día Internacional contra la Pobreza y la Exclusión. Concretamente, en la bici marcha reivindicativa que partirá el domingo día 22 a las 12:00 horas en el Peine del Viento de Donostia hasta Alderdi Eder bajo el lema 'El precio real de la moda rápida'.

Te proponemos un reto. Abre tu armario de par en par, y mira atentamente de arriba a abajo y de derecha a izquierda. No olvides lo que está al fondo amontonado. Observa con detenimiento todos los enseres que guardas, y responde (con sinceridad) a esta pregunta: ¿Cuánta ropa no has utilizado en el último año? Según la Fundación Ellen McArthur, el consumo de la ciudadanía ha aumentado un 60% en los últimos 15 años, y el 30% de lo que hay en los armarios europeos no se ha utilizado en los últimos 12 meses. Al margen de si estás o no en ese porcentaje, este dato demuestra que consumimos por encima de nuestras necesidades, con excepciones, por supuesto. Muestra de ello es que algunas marcas de ropa, generalmente baratas y de baja calidad, presentan hasta 52 temporadas o colecciones de ropa al año (una por semana, aproximadamente).

La industria de la moda rápida se basa en la producción masiva de prendas a bajo precio, inspiradas en las últimas tendencias y con una duración limitada, por lo que es totalmente insostenible. En primer lugar, porque es la segunda industria más contaminante, después de las energías fósiles: según la campaña Ropa Limpia, la industria de la moda provoca más de 92 millones de toneladas de desechos al año y 1,5 billones de litros de agua inutilizados, por lo que genera el 20% de la aguas residuales del mundo. En segundo, porque necesita ingentes recursos materiales para su producción, pero esos recursos del planeta son limitados. Por si fuera poco, es insostenible porque esconde jornadas laborales de hasta 70 horas semanales (el 80% de la mano de obra son mujeres), salarios indignos, uso de químicos y técnicas perjudiciales para la salud, y fábricas que incumplen las condiciones de seguridad y salubridad.