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Euskadi avanza hacia la prórroga presupuestaria
Euskadi parece avanzar a velocidad de crucero hacia la prórroga presupuestaria. El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, y su equipo empiezan a asumir como real el peor de los escenarios dibujados intramuros de Lehendakaritza. La suerte está echada, pero aun es pronto para dar por cerrada la negociación. O mejor, las posibles negociaciones. El lehendakari y su partido buscan a los socialistas desde que el consejero de Hacienda, Ricardo Gatzagaetxebarria, presentó la columna vertebral de las Cuentas vascas hace ya varias semanas. “Nos dio unas pinceladas muy básicas, cuatro datos y, desde entonces, no ha habido negociación real”, apuntan fuentes de la dirección socialista. La situación actual es diferente: el PNV ha puesto boca arriba las cartas presupuestarias. Sus consejeros han acudido esta semana a la Cámara autonómica en una sesión maratoniana para desgranar partida por partida, tijeretazo a tijeretazo, unos presupuestos que suponen un recorte de 1.249 millones de euros y en los que se dibuja una merma de ingresos de 1.132 millones de euros.
¿Hay margen para el acuerdo? Nunca hay que descartar a priori nada en materia presupuestaria, pero en el equipo de Urkullu empieza a hacerse realidad el fantasma de la prórroga, si finalmente como parece el PNV se muestra incapaz de atraer al PSE y al PP a una abstención que facilite la aprobación de las Cuentas. Los socialistas parecen querer cobrarse en estos inicios de la legislatura las facturas de la oposición inmisericorde que tuvo que aguantar por parte de los peneuvistas mientras Patxi López fue lehendakari. Y se intentan cargar de razones para presentar una enmienda a la totalidad, respondiendo a Urkullu que la “irresponsabilidad” sería cruzar las líneas rojas que su gestión gubernamental, apoyada en el PP, intentó marcar en relación con la defensa del Estado del bienestar, las políticas sociales, los servicios públicos básicos (Educación y Sanidad, entre otros).
¿Y el PP? Antonio Basagoiti fue ayer más claro si cabe. Se reafirmó en la voluntad negociadora mostrada por los populares en las últimas semanas. Y reiteró la necesidad de contar con un presupuesto para hacer frente a la crisis Pero situó la responsabilidad en el partido que dirige Andoni Ortuzar, el único apoyo con el que cuenta en la Cámara el lehendakari.
En una entrevista concedida a la agencia Efe, Basagoiti insistió en que se formación política “es y va a ser muy responsable, pero lo que no voy a aceptar es que la responsabilidad se nos impute exclusivamente a nosotros; el que primero la tiene es el lehendakari, que no se ha movido”. Y a renglón seguido amagó con acentuar la soledad que acompaña a Urkullu desde la misma noche electoral, el 21 de octubre pasado: “Si el PNV no muestra interés en llegar a amplios acuerdos, si no está dispuesto a mejorar las cuentas que presentó, pues claro que presentaremos una enmienda a la totalidad”. La sugerencia de un acuerdo a tres bandas que ayer expresó Basagoiti no parece que vaya a tener recorrido. El PNV puede intentar forzar el acuerdo con los socialistas primero y, si no hay posibilidad de acuerdo, abrir inmediatamente después una negociación con el PP. Pero los votos populares son insuficientes y en el PNV no quiere ni pensar en un presupuesto desguazado y desnaturalizado por la necesidad negociadora de incorporar los peajes que pueda poner encima de la mesa el partido de Gorka Maneiro (UPyD). “Nos pueden hacer un roto importante”, reconocen en el PNV, “y hacer los presupuestos irreconocibles”. Este otro eje de acuerdo no es descartado a priori por el PNV ni por Urkullu -su soledad le impide nadar en el agua de la centralidad como antaño- pero es evidente que no es el que más seduce a los peneuvistas.
La otra pata negociadora, con EH-Bildu, realmente ni se toma en consideración en Lehendakaritza. La coalición de partidos que lidera en el Parlamento la abertzale Laura Mintegi también se ha reafirmado en sus líneas rojas, ha criticado con dureza el diseño del presupuesto y no parece que dé ningún margen al acuerdo. A día de hoy, la enmienda a la totalidad más clara es la de EH-Bildu.
Hay tiempo para explorarlo todo. Y aunque Euskadi avanza hacia la prórroga presupuestaria no será hasta el próximo 10 de mayo cuando se produzca la votación definitiva para aprobar o rechazar las Cuentas de 2013. El calendario presupuestaria fija para el 22 de abril el tope para presentar enmiendas a la totalidad, enmiendas que se votarían en pleno el día 26 de ese mismo mes. En el caso de que no prosperen, se pasaría a votar las enmiendas parciales los días 29 y 30 de abril.
Euskadi parece avanzar a velocidad de crucero hacia la prórroga presupuestaria. El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, y su equipo empiezan a asumir como real el peor de los escenarios dibujados intramuros de Lehendakaritza. La suerte está echada, pero aun es pronto para dar por cerrada la negociación. O mejor, las posibles negociaciones. El lehendakari y su partido buscan a los socialistas desde que el consejero de Hacienda, Ricardo Gatzagaetxebarria, presentó la columna vertebral de las Cuentas vascas hace ya varias semanas. “Nos dio unas pinceladas muy básicas, cuatro datos y, desde entonces, no ha habido negociación real”, apuntan fuentes de la dirección socialista. La situación actual es diferente: el PNV ha puesto boca arriba las cartas presupuestarias. Sus consejeros han acudido esta semana a la Cámara autonómica en una sesión maratoniana para desgranar partida por partida, tijeretazo a tijeretazo, unos presupuestos que suponen un recorte de 1.249 millones de euros y en los que se dibuja una merma de ingresos de 1.132 millones de euros.
¿Hay margen para el acuerdo? Nunca hay que descartar a priori nada en materia presupuestaria, pero en el equipo de Urkullu empieza a hacerse realidad el fantasma de la prórroga, si finalmente como parece el PNV se muestra incapaz de atraer al PSE y al PP a una abstención que facilite la aprobación de las Cuentas. Los socialistas parecen querer cobrarse en estos inicios de la legislatura las facturas de la oposición inmisericorde que tuvo que aguantar por parte de los peneuvistas mientras Patxi López fue lehendakari. Y se intentan cargar de razones para presentar una enmienda a la totalidad, respondiendo a Urkullu que la “irresponsabilidad” sería cruzar las líneas rojas que su gestión gubernamental, apoyada en el PP, intentó marcar en relación con la defensa del Estado del bienestar, las políticas sociales, los servicios públicos básicos (Educación y Sanidad, entre otros).