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El día de Mario

Alberto Agirrezabal

Había sido durísimo para todos pero sobre todo para el que iba en cabeza del pelotón. Cuando tiraba, el pelotón se estiraba y algunos se descolgaban, y a cada tirón se iba reduciendo el grupo cada vez más hasta que llegó la hora de subir el Tourmalet. Él decía que en ese momento casi le dejaron solo. Era un símil perfecto para un eibarrés aficionado, como casi todos, al ciclismo.

Así sucedió. Aquel joven, que fuera líder ya en el proceso de Burgos, aquel Onaindia que entonces muchos hubieran querido ser, culminaba con victoria 23 años después, junto con un reducido equipo (algunos muy significativos como Jon Larrinaga, o Juan Mari Bandrés, Xabier Garmendia o Mikel Unzalu)) una de las etapas más importantes que se había marcado en su vida: LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA.

Y se presentó a su celebración con traje y corbata. Como a una boda, decía, ilusionado, contento, contagioso. Era su día. La llamada convergencia era inevitable y era necesaria. EE-Izquierda para el Socialismo se constituyó tras otra convergencia, ésta vez entre EIA y el EPK, partido de los comunistas vascos, una convergencia que también dejó algunos descolgados del pelotón. Antes, gente de EKIA, grupos cristianos y personas importantes a titulo individual ya se habían incorporado a EE. En el PSE entraron los comunistas que antes quedaron fuera de la convergencia. Se estaba remodelando la izquierda y fraguando su unidad. Y en todo ese proceso Mario jugó un papel importante. Era un convencido del diálogo y del entendimiento. Y habló con todo aquel que le recibía desde Argala hasta Rosón pasando por Roberto Lertxundi. Y, cómo no, con Ramón Jaúregui, el otro gran artífice del proyecto.

Hasta entonces se convergió desde una posición mayoritaria y fue más llevadero. Pero el partido socialista era partido de gobierno desde el 82 y padecía ya el desgaste propio de un ejercicio de poder dilatado y acentuado en un país donde las convicciones democráticas eran aún escasas y la presencia del terrorismo tenía consecuencias demoledoras. Era más difícil por tanto, soportar las acusaciones y la presión de los adversarios y, todo ello, hacía más difícil la decisión.

Pero se hizo porque el proyecto EE en solitario había llegado a su fin y la otra opción era la de ir de la mano de EA cuando para entonces se había dado un 'Sí inequívoco a la Constitución' y en boca de los dirigentes se repetía una y otra vez aquello del patriotismo constitucionalista de Habermas. Pasados los años, olvidados ya de nuestra procedencia, la sensación de muchos de nosotros es que hicimos lo que había que hacer y estamos donde hay que estar. Y no porque haya sido fácil sobre todo porque el acoso del terrorismo nacionalista ha sido brutal.

El PSE-EE de hoy se parece más a aquella EE pero más que nada por el propio paso del tiempo y el cambio de la sociedad. No tanto, seguramente, por influencia de los euskadikos. Porque todo se mezcló, todo se hizo uno, salvo, claro está, la personalidad individual de cada cual. Fue uno de los legados de Mario.

Cuando Mario murió un grupo de amigos decidimos honrar su memoria y evitar el olvido. Desde el mismo 1º aniversario, todos los años organizamos unas jornadas en el Zazpi de Zarautz por donde han pasado numerosas personalidades del mundo de la política, de la cultura y de Universidad. Y el 2009 se constituyó en Zarautz, MARIO ONAINDIA FUNDAZIOA con más de 200 miembros. Con la intención fundamental de continuar de forma colectiva con su proyecto y su compromiso por la LIBERTAD. Promover la conservación de su legado político e intelectual; promocionar la investigación de la historia del Liberalismo, el Republicanismo y el Socialismo; favorecer la recuperación de la cultura política vasca de carácter progresista y democrático y fomentar su pluralidad. En eso consisten nuestros fines y a eso dedicamos nuestro esfuerzo con mejor o peor fortuna.

Y para ello organizamos seminarios, conferencias y mesas redondas. Exposiciones como la que vamos a inaugurar en Vitoria-Gasteiz el próximo 4 de Abril sobre “el largo camino de las mujeres hacia la igualdad en el siglo XX”; concedemos el Premio MARIO ONAINDIA SARIA“, estamos confeccionando un archivo de la Memoria histórica de Euskadi; y editamos libros además de la revista semestral Grand Place de Pensamiento y Cultura.

Es el homenaje que hacemos al amigo y al líder, a aquel “morales”, a aquel entusiasta de la libertad que se puso corbata el Día de la UNIDAD DE LA IZQUIERDA.

Alberto Agirrezabal, Mario Onaindia Fundazioa

Había sido durísimo para todos pero sobre todo para el que iba en cabeza del pelotón. Cuando tiraba, el pelotón se estiraba y algunos se descolgaban, y a cada tirón se iba reduciendo el grupo cada vez más hasta que llegó la hora de subir el Tourmalet. Él decía que en ese momento casi le dejaron solo. Era un símil perfecto para un eibarrés aficionado, como casi todos, al ciclismo.

Así sucedió. Aquel joven, que fuera líder ya en el proceso de Burgos, aquel Onaindia que entonces muchos hubieran querido ser, culminaba con victoria 23 años después, junto con un reducido equipo (algunos muy significativos como Jon Larrinaga, o Juan Mari Bandrés, Xabier Garmendia o Mikel Unzalu)) una de las etapas más importantes que se había marcado en su vida: LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA.