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10N: lo que pudo ser ya no será

Con el resultado de las elecciones de abril y si los líderes políticos hubieran pensado en el interés general y el bien común, hoy podríamos tener un gobierno estable en España: un gobierno que impulsara las reformas que nuestro país necesita, que enfrentara la crisis económica que se cierne sobre nosotros, que hiciera frente a la crisis política que sufrimos desde hace años y que parara los pies a los independentistas que nos amenazan, a los populistas que no resuelven nada y a los extremistas que crecen como la espuma porque los que deberían no están a la altura de las circunstancias. Los resultados de las elecciones de abril fueron decepcionantes para muchos (para mí, desde luego, y por muchas razones), pero había una opción de al menos intentar formar un gobierno razonable. Sin embargo, Pedro Sánchez y Albert Rivera se encargaron de impedirlo. El primero porque no ofreció un pacto al segundo y el segundo porque, en lugar de condicionar al PSOE y ofrecerse a entrar en el gobierno a cambio de una serie de condiciones (es decir, en lugar de hacer política), decidió pelear la derecha al PP y convertirse, con su actitud (el absurdo “no es no”), en un actor inútil en la política española. Y aunque hoy Rivera no ha dimitido, su carrera política ha terminado.

Tras las elecciones de hoy día 10 de noviembre, la gobernabilidad está ahora más complicada que antes, Ciudadanos prácticamente ha desaparecido, Vox se ha disparado hasta los 52 diputados y… todos los problemas siguen sin resolverse e incluso parece que tienen una más difícil resolución que antes: los independentistas catalanes siguen amenazantes y el nacionalismo en Euskadi sigue creciendo, los problemas sociales siguen amargando la vida a millones de españoles, la cohesión territorial sigue siendo una quimera, las reformas pendientes parecen más imposibles que nunca, los extremismos siguen creciendo… y miles de personas siguen alejándose de la forma que tienen de hacer política nuestros principales líderes políticos. Nos trajeron de forma irresponsable hasta aquí y esto es lo que tenemos hoy.

El PSOE, que se prometía un incremento sustancial de sus diputados que obligara al resto a abstener y, sin rechistar, permitirles el gobierno, ha perdido tres escaños y, por lo tanto, podemos decir que ha fracasado; el PP ha crecido en 22 diputados pero ha quedado lejos de su soñada remontada; Podemos ha perdido 7 diputados, quizás menos de lo que inicialmente se esperaba; solo Vox puede mostrarse feliz por los resultados obtenidos, al haberse disparado hasta los 52 diputados; y Ciudadanos se ha derrumbado hasta la irrelevancia. Por su parte, nacionalistas e independentistas siguen creciendo y el proyecto común español corre grave riesgo, ya que la gobernabilidad parece seguir dependiendo de aquellos. Y a diferencia de lo que conseguí atisbar el pasado mes de abril (un gobierno PSOE-Cs), no se me ocurre una solución inmediata para lo que tenemos delante. Lo que pudo ser ya no podrá ser. Cuando se pudo, no se quiso y ahora simplemente es imposible.

El surgimiento de un partido político de izquierdas antinacionalista sigue siendo, sin duda, mi deseo. Un partido progresista que impulse las reformas que España necesita. Un partido contundente pero respetuoso con los adversarios políticos y, a la vez, abierto al diálogo, a la negociación y al acuerdo con quienes piensan distinto. Un partido sensible a los problemas sociales y que defienda sin complejos la unidad cívica de España. Un partido atento a las preocupaciones de los ciudadanos y que piense en lo de todos antes que en lo suyo propio. Sin embargo, la construcción de este proyecto llevará tiempo. Y ni la gobernabilidad de España ni los problemas que hoy sufrimos pueden seguir esperando.

Tras la repetición de las elecciones, el panorama es endiablado y, en mi opinión, peor que el que teníamos antes. Desgraciadamente, seguimos sufriendo a unos dirigentes políticos irresponsables. Seguramente haya solución a lo que tenemos hoy… pero no se me ocurre.

*Gorka Maneiro es analista político

Con el resultado de las elecciones de abril y si los líderes políticos hubieran pensado en el interés general y el bien común, hoy podríamos tener un gobierno estable en España: un gobierno que impulsara las reformas que nuestro país necesita, que enfrentara la crisis económica que se cierne sobre nosotros, que hiciera frente a la crisis política que sufrimos desde hace años y que parara los pies a los independentistas que nos amenazan, a los populistas que no resuelven nada y a los extremistas que crecen como la espuma porque los que deberían no están a la altura de las circunstancias. Los resultados de las elecciones de abril fueron decepcionantes para muchos (para mí, desde luego, y por muchas razones), pero había una opción de al menos intentar formar un gobierno razonable. Sin embargo, Pedro Sánchez y Albert Rivera se encargaron de impedirlo. El primero porque no ofreció un pacto al segundo y el segundo porque, en lugar de condicionar al PSOE y ofrecerse a entrar en el gobierno a cambio de una serie de condiciones (es decir, en lugar de hacer política), decidió pelear la derecha al PP y convertirse, con su actitud (el absurdo “no es no”), en un actor inútil en la política española. Y aunque hoy Rivera no ha dimitido, su carrera política ha terminado.

Tras las elecciones de hoy día 10 de noviembre, la gobernabilidad está ahora más complicada que antes, Ciudadanos prácticamente ha desaparecido, Vox se ha disparado hasta los 52 diputados y… todos los problemas siguen sin resolverse e incluso parece que tienen una más difícil resolución que antes: los independentistas catalanes siguen amenazantes y el nacionalismo en Euskadi sigue creciendo, los problemas sociales siguen amargando la vida a millones de españoles, la cohesión territorial sigue siendo una quimera, las reformas pendientes parecen más imposibles que nunca, los extremismos siguen creciendo… y miles de personas siguen alejándose de la forma que tienen de hacer política nuestros principales líderes políticos. Nos trajeron de forma irresponsable hasta aquí y esto es lo que tenemos hoy.