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Desde el río hasta el mar

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Palestina, desde principios del siglo XX, ha sido objeto y objetivo de guerra. Casi un siglo sufriendo un martirio, resistiendo acciones continuas de masacre y exterminio. Pero, a pesar de lo vivido en este complejo conflicto, en la actualidad está sucediendo un hito en la historia, un punto de inflexión en este mapa del dolor, en el que a partir de ahora, en la conciencia de la humanidad, Gaza y genocidio serán dos palabras tristemente unidas.

Asesinar deliberadamente y en apenas siete meses a 35.091 (nota 1) personas en la Franja de Gaza es un acto de maldad, que incluso supera ya los parámetros del término clásico de genocidio. En este sentido y por la propia dignidad de estos miles de seres humanos asesinados, conviene saber que el término de genocidio se refiere a todo acto criminal perpetrado con intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Según esta definición y viendo cada día los terribles actos cometidos por el Estado de Israel, no es necesario ser jurista para entender que lo que vive el pueblo palestino encaja cabalmente en dicha definición del diccionario humanitario.

Asesinar en siete meses a 7.797 niños y niñas no son daños colaterales, es un acto de genocidio. Asesinar en apenas siete meses a 4.959 mujeres palestinas no son daños de guerra marginales, es claramente un acto de genocidio decidido y ejecutado por el ejército de Israel.

Sin duda, enfrentamos un conflicto difícilmente calificable, en el que las dimensiones del sufrimiento y el dolor humano han alcanzado cotas imposibles de asimilar. Y es en este difícil contesto, en este Genocidio Palestino, donde tenemos la obligación – una vez más - de preguntarnos ¿qué podemos hacer como ciudadanía, para ayudar al pueblo Palestino? ¿Qué podemos hacer, desde las instituciones públicas, para impulsar una solución definitiva e este conflicto eterno?

Y es en este punto donde resulta fundamental reconocer la importancia que tiene el movimiento global de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS). No hablamos de una simple campaña de sensibilización. Hablamos de un movimiento global creado por palestinos y palestinas, en Palestina. Un movimiento que tiene casi veinte años de historia y que ha logrado importantes éxitos. De hecho, el movimiento BDS ha tenido y tiene un rol protagónico en el germen de muchos actos de resistencia y denuncia pacífica a favor de Palestina, como los vividos en las principales universidades de Estados Unidos de América durante las últimas semanas.

Por todo ello desde Elkarrekin Bilbao consideramos que las instituciones públicas vascas deberían superar sus miedos a las represalias políticas y económicas del Estado de Israel y adoptar una posición audaz y valiente en la defensa de los derechos humanos. Sin duda, una manera de hacerlo es sumándose como instituciones públicas a la Campaña BDS; comprometiéndose a no colaborar con las políticas de apartheid en Palestina y tampoco con la ocupación ilegal en sus territorios. En definitiva, un ejemplo ético desde nuestras instituciones locales podría sumar en el objetivo de que el Gobierno Central reconozca, por fin, al Estado palestino.

Ha llegado la hora, desde el río hasta el mar, Palestina tiene que dejar de ser tierra y territorio de sufrimiento y dolor, para convertirse en un Estado libre y soberano con el que poder alcanzar una paz duradera.

Fuentes:

1. United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA). Datos actualizados de victimas reportadas a fecha 13 de mayo de 2024.

Palestina, desde principios del siglo XX, ha sido objeto y objetivo de guerra. Casi un siglo sufriendo un martirio, resistiendo acciones continuas de masacre y exterminio. Pero, a pesar de lo vivido en este complejo conflicto, en la actualidad está sucediendo un hito en la historia, un punto de inflexión en este mapa del dolor, en el que a partir de ahora, en la conciencia de la humanidad, Gaza y genocidio serán dos palabras tristemente unidas.

Asesinar deliberadamente y en apenas siete meses a 35.091 (nota 1) personas en la Franja de Gaza es un acto de maldad, que incluso supera ya los parámetros del término clásico de genocidio. En este sentido y por la propia dignidad de estos miles de seres humanos asesinados, conviene saber que el término de genocidio se refiere a todo acto criminal perpetrado con intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Según esta definición y viendo cada día los terribles actos cometidos por el Estado de Israel, no es necesario ser jurista para entender que lo que vive el pueblo palestino encaja cabalmente en dicha definición del diccionario humanitario.