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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Si rompemos los huevos,¿ para qué tortilla?

“Lo inevitable no se lloriquea. Lo inevitable hay que enfrentarlo” (Mugica)

Antes de abordar la columna de hoy permítanme recordar la tragedia que casi todos los días pasa ente nuestros ojos, en la que miles de personas que huyen de la guerra, la represión y la pobreza mueren ante las murallas de nuestra fortaleza. Y nuestra solución es combatir a las mafias, mejorar el salvamento e incluso destruir la flota que les transporta, pero abordar las causas que originan ese movimiento de personas lo obviamos, y Europa algo tendrá que ver por sus políticas de control y explotación sin limite de sus recursos, por su intervención ante gobiernos que no le son gratos, etc. ¿Donde quedan aquellos principios que alumbraron la ilustración de solidaridad, ciudadania, democracia, derechos humanos, justicia,protección social y libertad?

La columna de esta semana también se la dedicaré al TTIP y a una de las razones fundamentales que la Comisión esgrime para defenderlo y que es los efectos económicos beneficiosos que aseguran que tendrá.

Para hacer tal aseveración se apoyan en una serie de estudios de impacto (*) encargados por la Comisión u otros agentes en los que se evalúan diversos escenarios comparándolos con la no modificación de las políticas. Las conclusiones principales que se derivan de los citados estudios concluyen que las cifras estimadas son positivas, pero muy poco significativas. En concreto se concluye que los incrementos del PIB oscilarían entre el 0,3% y el 1,3%, que la tasa de desempleo no cambiará o se reducirá en un 0,05% de la mano de obra del conjunto de Europa, que los salarios reales se incrementarían entre el 0,3% y el 0,78% y las exportaciones crecerían entre un 5 y un 10%. Todo ello en un plazo de 10 años. Conviene aclarar que estos resultados no sorprenden excesivamente, pues el comercio entre ambos bloques económicos ya es muy abierto, de hecho los aranceles actuales son de un 3% de media, por tanto los beneficios previstos se originan fundamentalmente en la supresión, armonización y reducción de las barreras no arancelarias. Y esta es una cuestión clave desde el punto de vista de las políticas públicas.

Y estos efectos económicos beneficiosos además deben ser puestos en cuarentena, pues estos estudios no han contemplado una serie de costes vinculados a los cambios macroeconómicos derivados de la aplicación del TTIP como son la pérdida de ingresos públicos por la supresión de los aranceles que se cifrarían en 26.000 millones de euros anuales (2% del presupuesto comunitario) y los costes derivados de las prestaciones de desempleo durante el periodo de transición, la financiación de los costes de ajuste del mercado laboral y la disminución de ingresos fiscales y de la seguridad social (entre 1000 y 2.500 millones de euros, sin contar los costes de reciclaje formativo) porque a pesar de que se afirme que los puestos perdidos en un sector o territorio se recuperan en otro la experiencia indica que la mayoría de los trabajadores desplazados ganan menos en sus nuevos destinos que antes, que los costes de reciclaje formativo son muy elevados y una parte significativa de los mismos (los mayores y los menos cualificados) seguirán mucho tiempo en desempleo con lo que supone gastos en prestaciones de desempleo y gastos sociales. Además tampoco han sido considerados los beneficios de las barreras no arancelarias (muchas de ellas para el logro de objetivos de políticas públicas) que corrigen los errores del mercado y responden a las opciones colectivas de la ciudadanía. Un estudio efectuado en los EEUU de coste-beneficio concluyó que los beneficios superan a los costes en un factor de seis. Los estudios establecen la procesabilidad de las barreras no arancelarias de un 25% a un 50%, es decir susceptibles de ser eliminadas o adaptadas y estamos hablando de posible pérdida de bienestar para la sociedad, ya que se amenaza la seguridad del consumidor, la salud pública, la seguridad medioambiental pues afecta al sector alimentario, químico, farmacéutico, cosmético, etc.

Es la línea ideológica del TTIP, la regulación pone cargas sobre el funcionamiento de la economía de libre mercado y las grandes corporaciones transnacionales para lograr sus objetivos de libre acceso a los mercados, de trato nacional y de trato de nación más favorecida diseñan el blindaje jurídico e institucional.

Otro estudio de calidad científica efectuado por una Universidad americana, utilizando una metodología de Naciones Unidas ofrece unos resultados absolutamente diferentes: pérdidas netas de exportaciones, pérdidas netas de PIB, pérdidas de ingresos de trabajo, inestabilidad financiera y acumulación de desequilibrios, reducción de las rentas del trabajo en el PIB, etc. y sobre todo resalta la paradoja de que se pretende sustituir el comercio intraeuropeo por comercio transatlántico con la afectación que tiene con respecto a la integración del proyecto europeo.

En definitiva si tenemos que romper los huevos (todos los derechos y modos de vida de los que nos hemos dotado) ¿para qué tortilla? Si como observamos las proyecciones no ofrecen ninguna base sólida para impulsar semejante proyecto.

Y quiero terminar que es nuestro esfuerzo el formular las preguntas correctas, pues ello constituye la diferencia entre someterse al destino o construirlo, entre andar a la deriva o viajar. Y aprovecho esta reflexión para recordar a un periodista económico de raza, Juanjo Basterra, que con su esfuerzo, dedicación y atención a las causas de las personas y los pueblos, los hace visibles.

(*) Estudio ECORYS, CEPR, CEPII y Bertelsmann/IFO

“Lo inevitable no se lloriquea. Lo inevitable hay que enfrentarlo” (Mugica)

Antes de abordar la columna de hoy permítanme recordar la tragedia que casi todos los días pasa ente nuestros ojos, en la que miles de personas que huyen de la guerra, la represión y la pobreza mueren ante las murallas de nuestra fortaleza. Y nuestra solución es combatir a las mafias, mejorar el salvamento e incluso destruir la flota que les transporta, pero abordar las causas que originan ese movimiento de personas lo obviamos, y Europa algo tendrá que ver por sus políticas de control y explotación sin limite de sus recursos, por su intervención ante gobiernos que no le son gratos, etc. ¿Donde quedan aquellos principios que alumbraron la ilustración de solidaridad, ciudadania, democracia, derechos humanos, justicia,protección social y libertad?