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Schommer, el artista de la fotografía

Daniel Castillejo

Director de Artium —

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Si se tuviera que elegir una imagen que representara el espíritu, la atmósfera y la mentalidad política y social de la transición española, que definiera con precisión la 'Marca España' de aquella época, estoy convencido que cualquier retrato realizado por Alberto Schommer tendría muchas posibilidades de ser la seleccionada. Sus series 'Máscaras', sus 'Retratos psicológicos', 'Levitaciones' o 'El desmontaje del franquismo' ya forman parte del subconsciente colectivo de toda una generación que vivió la convulsa y difusa línea que se trazó entre el final del franquismo y el nuevo régimen democrático.

Alberto Schommer nació en Vitoria en 1928, hijo de un fotógrafo alemán que se instaló en la ciudad y una alavesa, su permanente contacto con los materiales, productos y aparataje fotográfico, unido a una curiosidad innata y creativa, le hizo tomar una decisión trascendental: dedicarse apasionadamente a la fotografía de autor. A pesar de que deseaba ser pintor y eso le llevó a su integración como miembro fundador del grupo alavés Orain (Ahora) de la Escuela Vasca, promovida por Jorge Oteiza, Eduardo Chillida y otros dedicados a superar el academicismo desde una nueva óptica de vanguardia artística, la actitud de combinar la pulsión experimental del arte con la fotografía, fue la clave de su éxito como fotógrafo de una época, algo que ya nunca abandonó hasta su muerte este pasado 10 de septiembre.

Es esta una de las grandes aportaciones de Schommer a la fotografía española. Su profunda convicción sobre la capacidad artística de la fotografía, en unos momentos que ni al más audaz se le podía ocurrir que esta disciplina pudiera entrar en los museos, en colecciones, ni formar parte del sistema del arte. Todavía tuvieron que pasar décadas para que esta normalización nos pareciera natural. Hasta entonces la fotografía, en general, era considerada en España un sistema documental de índole periodística, crónica costumbrista o una retratística de personajes que no podían pasar a la posteridad pagándose un cuadro.

Pero no podemos obviar otra característica esencial en la que participó Alberto Schommer, la de los contenidos, lo que hace que la fotografía sea sólo una herramienta para un relato, para un discurso conciso y preciso, algo en lo que Schommer fue un verdadero maestro. Sus imágenes, a través de prácticamente todas sus series, fueron verdaderos artículos de opinión, síntesis de un contexto, amplificados por su publicación en diferentes medios de comunicación de masas consiguiendo con ellos una popularización sin límites.

Si se tuviera que elegir una imagen que representara el espíritu, la atmósfera y la mentalidad política y social de la transición española, que definiera con precisión la 'Marca España' de aquella época, estoy convencido que cualquier retrato realizado por Alberto Schommer tendría muchas posibilidades de ser la seleccionada. Sus series 'Máscaras', sus 'Retratos psicológicos', 'Levitaciones' o 'El desmontaje del franquismo' ya forman parte del subconsciente colectivo de toda una generación que vivió la convulsa y difusa línea que se trazó entre el final del franquismo y el nuevo régimen democrático.

Alberto Schommer nació en Vitoria en 1928, hijo de un fotógrafo alemán que se instaló en la ciudad y una alavesa, su permanente contacto con los materiales, productos y aparataje fotográfico, unido a una curiosidad innata y creativa, le hizo tomar una decisión trascendental: dedicarse apasionadamente a la fotografía de autor. A pesar de que deseaba ser pintor y eso le llevó a su integración como miembro fundador del grupo alavés Orain (Ahora) de la Escuela Vasca, promovida por Jorge Oteiza, Eduardo Chillida y otros dedicados a superar el academicismo desde una nueva óptica de vanguardia artística, la actitud de combinar la pulsión experimental del arte con la fotografía, fue la clave de su éxito como fotógrafo de una época, algo que ya nunca abandonó hasta su muerte este pasado 10 de septiembre.