La Seguridad Ciudadana frente al espejo de realidad

Hace pocos días, en el histórico Salón Árabe del Ayuntamiento, símbolo arquitectónico de la interculturalidad y muestra viva de la influencia árabe en Bilbao, firmábamos el que es ya el Segundo Pacto por la Seguridad Ciudadana de la Villa, un documento con treinta y tres medidas concretas para ser implementadas en el actual mandato municipal.

Durante mi intervención en el acto institucional de la firma, dije públicamente, que las comparaciones en ocasiones son odiosas, pero a menudo pueden ser útiles para interpretar la realidad política, social e institucional. Por ello, es importante recordar el que fue, en el año 2018, el Primer Pacto de Seguridad. Y es importante recordarlo porque en aquel momento concreto enfrentábamos como ciudad la concatenación de dos sucesos trágicos que de alguna manera nos espolearon a todos los partidos políticos a sentarnos en la misma mesa para buscar soluciones. El resultado, fue el primer pacto de seguridad firmado por todos los partidos políticos representados en el Ayuntamiento. Todos y todas unidos bajo un mismo acuerdo.

En comparación, el pasado 15 de julio, se ausentó de manera interesada e injustificada el Partido Popular y por contraste, tampoco podemos obviar que en la ciudad no hemos vivido eventos trágicos recientes como los acaecidos hace seis años. Por esto último, este acuerdo político tiene más valor, ya que es un documento trabajado en conciencia, desde la libertad de decisión y con el único interés de caminar hacia una ciudad más segura en todas las dimensiones posibles de la denominada seguridad humana.

Desde aquel primer acuerdo político y securitario, han pasado ya más de seis años y muchas vivencias, pero en el ámbito de la seguridad ciudadana, durante todos estos años el PNV-PSE, el PSE, EH-Bildu y nosotras desde Elkarrekin Bilbao, hemos logrado trabajar conjuntamente siempre desde el respeto, dejando a un lado los intereses partidistas para intentar que Bilbao sea una ciudad más segura y acogedora. En este sentido, no podemos decir que lo hayamos logrado, pero sí podemos afirmar con rotundidad, que el acuerdo y el pacto es el único camino posible para lograr tener una ciudad socialmente exitosa en parámetros de cuidados. Así, las políticas públicas de seguridad ciudadana no son un fin en sí mismo, son más bien un proceso social y urbano con el objetivo de vivir mejor.

Evidentemente queda mucho por hacer y lógicamente también ha habido desencuentros con el Alcalde y su equipo de gobierno, algunos llamativos, como los relacionados con los conflictos laborales de la policía municipal o con eventos condenables relacionados con intervenciones policiales hacia personas inmigrantes. Pero todo ello y desde la lógica de la institucionalidad pública, no debería ocultar lo positivo del trabajo conjunto, lo positivo de cumplir la palabra dada y de buscar en todo momento la manera de respetar todas las ideas y propuestas con el único objetivo de mejorar la seguridad ciudadana. Con la mirada larga y lejos siempre de los intereses electoralistas.

En este sentido, es importante poner el acento en lo que la profesora Zuloaga, doctora en sociología y especialista en cuestiones de seguridad, denomina el espejismo de la seguridad ciudadana. Así, es importante reivindicar que este Segundo Pacto debe ser útil para Bilbao, mejorando nuestra seguridad mediante el reconocimiento de las causas reales que la generan y fomentan. Este Pacto debe ser un espejo veraz de nuestra ciudad y de ningún modo puede contribuir a confundir o manipular las cuestiones relacionadas con la inseguridad. De esto último, por cierto, ya se encargan con ahínco e irresponsabilidad democrática la derecha y la extrema derecha de nuestra ciudad y del Estado.

Llegados a este punto, también es importante conocer y reconocer que en el Estado ya tenemos uno de los códigos penales más duros de Europa. Desde una perspectiva sociopolítica y a nuestro modo ver, no se justifica el endurecimiento de dicho código penal. Muchas veces, las tasas de criminalidad se utilizan para intentar explicar el aumento de las penas para determinados delitos, como la pequeña delincuencia, que contrasta, por cierto, con la pasividad que se muestra ante otros delitos como, por ejemplo, la corrupción.

En definitiva, para nuestro proyecto político este segundo Pacto por la Seguridad Ciudadana tiene que ayudar a mejorar la vida de la gente. Y, además, también tiene que evitar que, en nuestro ámbito municipal, el miedo y la necesidad de la ciudadanía de sentirse segura, se manipulen para obtener una rentabilidad política y electoral. Por ello, todos los partidos políticos que hemos firmado este acuerdo, tenemos la obligación de afrontar el fenómeno social de la criminalidad desde la realidad urbana de Bilbao y teniendo siempre en cuenta, la justicia social. Seguro será un proceso largo, pero el acuerdo entre las diversas ideologías democráticas es el único camino posible para mejorar nuestras vidas.