Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
¿Qué ha sido del “Efecto Feijóo”?
La pregunta se respondería con dos palabras y un dicho: bluff, humo y lobo vendido en piel de cordero. Si Mariano Rajoy se nos mostró como un cúmulo de despropósitos a la hora de expresarse (y de hacer política), es evidente que sus sucesivos “herederos” al frente del primer partido político español condenado por corrupción sistémica, a más señas fundado por el franquista Fraga Iribarne, se han propuesto “superar” al anterior e ir de error en error hasta el punto de que nadie quiera, ni tan siquiera, rozarles. Qué solitos se han quedado. Y todo para nada ya que, al final, se va a quedar exactamente igual a cómo llegó a su sesión de Investidura fallida: Como jefe de la Oposición. El ex senador jeltzale Anasagasti siempre expone que, técnicamente, esa figura no existe en el Estado español porque la Oposición suele ser multicolor. Por ejemplo, si EH-Bildu o ERC no formasen parte del Gobierno y tampoco apoyasen a el previsible Gobierno de Sánchez, lógicamente, estarían en la Oposición. Bien, ¿Sería Feijóo el “jefe” de esa Oposición? La respuesta se antoja clara ya que ni a él le gustaría ser el jefe de -como les llaman- “secesionistas” y “filoetarras”, ni éstos iban a reconocerle como tal.
Pero esta vez discrepo de Anasagasti porque Feijóo -aunque no exista la figura- sí va a ser lo más parecido a un jefe de la Oposición integrada por los suyos, los de la otra extrema derecha, y por el diputado requeté de UPN que solo habla de ETA (de los tránsfugas Sayas y García Adanero ya lo es desde que les dio cobijo en Génova). También por la representante de Coalición Canaria pero, en este caso, ese apoyo no ha sido más que una reacción de compadreo ya que el PP facilitó a Coalición Canaria la presidencia de esa Comunidad insular pese a que, como diría Feijóo, el partido ganador en esas elecciones fue el PSOE. ¡Qué cosas, eh!
Feijóo han cometido errores de base: Al margen de confundir un Pleno de Investidura con un Pleno parlamentario de moción de censura, el mero hecho de mantener hasta el último segundo ese mantra de que deben gobernar porque han ganado las Elecciones supone un total desconocimiento del sistema político del que participan. Y lo más grave es que lo hacen de una forma intencionada y planteada de una forma del todo incoherente que tan solo denota una “columpiada” en toda regla hacia la Ciudadanía. Sí: Han optado por tomar al Cuerpo electoral español como a una cuadrilla de auténticos idiotas a los que, por ejemplo, les pueden decir que están legitimados para gobernar en Extremadura, Castilla-León, Illes Balears o Valencia sin haber ganado las Elecciones. Es legítimo porque han conseguido aunar más apoyos parlamentarios, pero, claro, a la hora de hablar de “Marca España”, el corrupto Partido Popular “vende” su “derecho” a gobernar “legítimamente” tanto cuando gana como cuando pierde… Depende de lo que penda en cada momento.
Así las cosas, defienden un sistema parlamentario dónde les conviene y se aferran a un modelo presidencialista dónde no les funciona su incoherente fórmula. Si a todo ello le sumamos fake news, bulos, mentiras y matras, ya podemos hablar de “Trumpismo” que es la fórmula que utilizan sus socios de la otra extrema derecha española.
Gobernar no ganando elecciones con el apoyo de terceras formaciones sólo parece valerles a ellos y solo a ellos. Y, si a alguien se le ocurre hacer lo propio puede ser calificado desde ilegitimo, felón, traidor, cobarde, vendido, autócrata a, en definitiva, un enemigo de la patria española. Curioso concepto de patriotismo ese de no reconocer que un adversario político pueda sumar más apoyos que tú y que, de hacerlo, se convierte automáticamente en un español del “lado malo”. Siguen con los lados, siguen con los bandos, lo llevan en su ADN y no pueden ni disimularlo.
Feijóo también ha cometido errores de concepto, en este caso, aritméticos: Si, menos en el PP, queda constatado que hay un consenso mayoritario en marcar una gruesa línea roja a la otra extrema derecha española, deberían cambiar la manera de contar ya que, sí quería pactar con alguien que no fuese de la otra formación fascista, no le faltaban 4 votos: Le faltaban tantos como para sumar hasta 175 restando 33. Así de sencillo.
Y así, intercalando los citados bulos, fakes y otro tipo de mentiras, desglosaba Feijóo su propuesta de Gobierno articulada mediante grandes acuerdos o pactos de Estado para, entre otras cosas, desbloquear las Instituciones. Y ello, mientras han estado bloqueando el Tribunal Constitucional y lo siguen haciendo en el Consejo General del Poder Judicial. ¿No ven como siguen tratando a la gente como tontos de baba? ¿No ven que se lo dicen desde el mismo PP que quería “controlar la Sala Segunda desde detrás” (en referencia a la Sala de lo Penal del Supremo)?
En fin… La soberanía popular les ha mandado a tomar por donde amargan los pepinos (o a irse por donde han venido), y más al observar que han hecho perder el tiempo a todo el mundo y, lo que es más grave si cabe, hayan intentado nuevamente la incitación al transfuguismo. Y es grave porque aún siguen dando por algo “normal” lo del famoso “Tamayazo”. Han invocado al patriotismo de “socialistas buenos” y casi les dan la medalla de honor del PP a nada menos que al “Mister X” de los GAL o al que quería “cepillar” el nuevo Estatut de Catalunya. Así que, si dieron por bueno, ético y moral el referido “Tamayazo”, ¿Por qué no repetirlo?
Y aún no han tirado del todo la toalla. Hay miembros del corrupto PP, como Esperanza Aguirre arropada por buena parte de la “Caverna Mediática”, que proponen abstenerse en una futura investidura Sánchez para que no tenga que contar con el apoyo de partidos secesionistas, filo terroristas y comunistas. Definitivamente, o no han aprendido o no se han enterado absolutamente de nada ya que, en ese imposible caso, ¿Cómo gobernaría Sánchez? ¿Cómo legislaría? ¿Cómo aprobaría los Presupuestos Generales del Estado? ¿También con sucesivas abstenciones del PP? Pero si hasta llegaron a proponer al presidente Sánchez que derogase el “Sanchismo”. De locos… o de gentes desesperadas.
Bueno… Ya ha pasado la investidura fallida e imposible propuesta por un no-electo jefe del Estado y la primera pregunta actualizada sería: Una vez neutralizado el “Efecto Feijóo”, ¿Cuánto va a durar al frente del su partido? Lo digo porque hemos visto aplaudir con las orejas a cargos públicos de esa corrupta formación política al tiempo que ya afilaban puñales contra su entonces líder. De hecho, en la noche electoral del 23-J, en el balcón de la sede popular en Génova (la que no acabó de vender Casado) se escuchaba jalear y aclamar a otra persona que, ni se llama Alberto, ni, como el resto de los allí presentes, iba vestida de blanco.
Mientras, ahí anda Núñez Feijóo intentando convencerse a sí mismo con su organismo y consigo mismo y su sombra que no ha sido presidente porque no ha querido serlo… Algo así como eso de “porque yo lo valgo”. Y ello, sin querer reconocer algo tan evidente como es que no lo ha sido porque, sencillamente, no ha sumado los suficientes apoyos parlamentarios para serlo. Es el argumentario o el relato que nos siguen vendiendo unos malos perdedores que se han quedado más solitos que la una. Vamos… es que no les “ajuntan” ni una parte de los suyos. En realidad, Feijóo debería pensar o reflexionar sobre su fiasco… sobre por qué nadie quiere ir con él, sobre por qué no le quiere nadie y por qué nadie le quiere hablar. Haciendo un símil futbolístico podríamos comparar a Feijóo con Bordalás: El marrullero entrenador practica el anti-fútbol y el aún líder popular practica la imposibilidad política. Y más que posiblemente, ambos estén mal rodeados, mal asesorados. Quiénes residimos en Bilbao, tampoco tenemos que buscar ejemplos muy lejos. Así, hay personas a las que les da por que nadie los quiera en el Congreso, las hay quiénes se ganan a pulso que nadie los quiera en los campos de fútbol, y las que les da por talar olmos, es decir, por seguir talando votos.
Y lo bueno de todo es que hasta el diario EL PAÍS se hacía eco el pasado 13 de julio que el heredero de Franco, Juan Carlos Borbón, dijo que volvería a su exreino si gobernase Feijóo… Una forma como otra cualquiera de hacerle cualquier cosa menos un favor al candidato popular ya que nos referimos a otro personaje a quién poca gente quiere, que nadie quiere ir con él, y al que nadie le quiere hablar en público salvo los cuatro amigotes que le quedan, probablemente, en pago a favores recibidos. Y, entre no le quieren ver se encuentra su propio hijo. Un ejemplo más claro que el caldo del asilo: Este pasado viernes Felipe se encontraba en La Toja y su padre a 14 kilómetros, en Sanxenxo. O sea, si tenemos en cuenta que últimamente le tiene a 5.627 kilómetros, en esta última ocasión prácticamente se rozaban.
Pues nada… Ya ves, Alberto, que te quieren menos que al suegro de “Con Zeta Ortíz” en su propia familia. Y hablando de familias, mucho ojo con la tuya… con tu familia popular y con sus habituales puñaladas traperas. Recuerda que, a Pablo Casado casi las y los mismos que te rodeaban en el hemiciclo, le aplaudieron con las orejas 33 segundos más que a ti.
Por otro lado, ese coronado suegro navegó en el Fortuna y en Bribón. A ti, “canelo” Semper te organizó un friki-acto en plan Verano Azul y, por lo visto, tampoco lo entendiste: Chanquete navegó en La Dorada… Tú con Dorado, al parecer, un desconocido tuyo.
¿No ves cómo no vales?
La pregunta se respondería con dos palabras y un dicho: bluff, humo y lobo vendido en piel de cordero. Si Mariano Rajoy se nos mostró como un cúmulo de despropósitos a la hora de expresarse (y de hacer política), es evidente que sus sucesivos “herederos” al frente del primer partido político español condenado por corrupción sistémica, a más señas fundado por el franquista Fraga Iribarne, se han propuesto “superar” al anterior e ir de error en error hasta el punto de que nadie quiera, ni tan siquiera, rozarles. Qué solitos se han quedado. Y todo para nada ya que, al final, se va a quedar exactamente igual a cómo llegó a su sesión de Investidura fallida: Como jefe de la Oposición. El ex senador jeltzale Anasagasti siempre expone que, técnicamente, esa figura no existe en el Estado español porque la Oposición suele ser multicolor. Por ejemplo, si EH-Bildu o ERC no formasen parte del Gobierno y tampoco apoyasen a el previsible Gobierno de Sánchez, lógicamente, estarían en la Oposición. Bien, ¿Sería Feijóo el “jefe” de esa Oposición? La respuesta se antoja clara ya que ni a él le gustaría ser el jefe de -como les llaman- “secesionistas” y “filoetarras”, ni éstos iban a reconocerle como tal.
Pero esta vez discrepo de Anasagasti porque Feijóo -aunque no exista la figura- sí va a ser lo más parecido a un jefe de la Oposición integrada por los suyos, los de la otra extrema derecha, y por el diputado requeté de UPN que solo habla de ETA (de los tránsfugas Sayas y García Adanero ya lo es desde que les dio cobijo en Génova). También por la representante de Coalición Canaria pero, en este caso, ese apoyo no ha sido más que una reacción de compadreo ya que el PP facilitó a Coalición Canaria la presidencia de esa Comunidad insular pese a que, como diría Feijóo, el partido ganador en esas elecciones fue el PSOE. ¡Qué cosas, eh!