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Unidad, trending topic en Vistalegre II

Luis Alejos

Exresponsable de la Secretaría Política de Podemos Euskadi —

Unidad ha sido la consigna más coreada en la Asamblea Ciudadana de Podemos. La unidad no depende de la buena voluntad de la gente que la proclama y reclama. No basta aplaudir desde la tribuna al auditorio que pide unidad. Gritar unidad sirve para cosechar aplausos, no para hacerla realidad. La unidad no se logra con un abrazo ante las cámaras, requiere asumir acuerdos. No existe la unidad en abstracto. En otros tiempo se gritaba: “Unidad, sí, pero para luchar”. Ante la imposibilidad de conseguir una unidad basada en propuestas de consenso, en Vistalegre II se toma una decisión de obligado cumplimiento. Así amanece Podemos tras un 12 de febrero precedido de comprensibles preocupaciones.

Antes de ir a las urnas hubo dos intentos de llegar a acuerdos. El 25 de enero Pablo Iglesias convoca a las 13 candidaturas que se iban a presentar a la reelección del Consejo Ciudadano, aunque finalmente han sido 4. El encuentro se limita a una ronda de intervenciones sin conclusiones. El segundo intento lo promueven el sábado 28 de enero Carolina Bescansa y Nacho Álvarez. Entre 80 asistentes se elabora una propuesta de mínimos con 14 puntos básicos. Las candidaturas en litigio no acuden a la cita, tampoco asumen las propuestas de consenso que posibilitarían la ansiada unidad. Fracasado el intento, Bescansa y Álvarez renuncian a renovar su candidatura al Consejo Ciudadano. Otro tanto hizo como gesto solidario la candidatura de Euskadi “Ante todo, Podemos” que estuvo en ambos encuentros.

La mayor preocupación de los miles de personas que asistimos al conclave asambleario era el desencuentro entre el múmero 1 y el número 2 de Podemos. Las lastimosas experiencias de las rencillas dentro de IU y PSOE planeaban como una amenaza en Vistalegre II. Se suele citar la unidad de la derecha para cuestionar la fragmentación de la izquierda, cuando lo que existe en la derecha es una uniformidad incompatible con la libertad de expresión y la pluralidad. La voluntad mayoritaria de la Asamblea Ciudadana ha evitado los catastrofistas augurios de ruptura. Podemos sale de Vistalegre II con órganos de dirección más representativos y legitimados.

El 50,78% de los votos emitidos por las 155.190 personas que han participado en el proceso asambleario son favorables a la lista de Pablo Iglesias, que consigue 37 puestos en el Consejo Ciudadano;, la de Iñigo Errejón tiene 23. Es una mayoría holgada para poder gestionar Podemos sin sobresaltos. Esos datos determinan que, concluida la partida de ping pong, no habrá choque de trenes. En Vistalegre II se ha hecho realidad la ansiada unidad reclamada por las bases de Podemos. Aunque el resultado conlleva satisfacción y alivio, no se ha logrado con un acuerdo programático entre las corrientes que competían por el liderazgo. El veredicto de las urnas es democrático, justo y necesario, pero deja secuelas, proclama vencedores y vencidos.

En el discurso de reelección como Secretario General, Pablo Iglesias promete igualdad y humidad, también debería incluir generosidad. La grandeza de un líder se manifiesta administrando el triunfo con altruismo, sin mezquindad ni afán de revancha. A Iñigo Errejón le corresponde mostrar su conformidad con las decisiones de la Asamblea Ciudadana, ser leal al Secretario General y asumir las tareas que se le asignen.

La unidad se consolida compartiendo el liderazgo, feminizándolo. Vistalegre II avanza en la descentralización organizativa y la proporcionalidad en cargos internos. Pero deja asignaturas pendientes, en particular la necesidad de evitar la profesionalización de la política. Son actuaciones que volverán a poner a prueba la fortaleza de la unidad. Por ello es deseable que Carolina Bescansa y Nacho Álvarez prosigan con el proyecto “Pensando Vistalegre”, en tanto que referente del trabajo unitario y de equipo que es preciso consolidar en Podemos.

Luis Alejos ha sido responsable de la Secretaría Política de Podemos EuskadiLuis Alejos

Unidad ha sido la consigna más coreada en la Asamblea Ciudadana de Podemos. La unidad no depende de la buena voluntad de la gente que la proclama y reclama. No basta aplaudir desde la tribuna al auditorio que pide unidad. Gritar unidad sirve para cosechar aplausos, no para hacerla realidad. La unidad no se logra con un abrazo ante las cámaras, requiere asumir acuerdos. No existe la unidad en abstracto. En otros tiempo se gritaba: “Unidad, sí, pero para luchar”. Ante la imposibilidad de conseguir una unidad basada en propuestas de consenso, en Vistalegre II se toma una decisión de obligado cumplimiento. Así amanece Podemos tras un 12 de febrero precedido de comprensibles preocupaciones.

Antes de ir a las urnas hubo dos intentos de llegar a acuerdos. El 25 de enero Pablo Iglesias convoca a las 13 candidaturas que se iban a presentar a la reelección del Consejo Ciudadano, aunque finalmente han sido 4. El encuentro se limita a una ronda de intervenciones sin conclusiones. El segundo intento lo promueven el sábado 28 de enero Carolina Bescansa y Nacho Álvarez. Entre 80 asistentes se elabora una propuesta de mínimos con 14 puntos básicos. Las candidaturas en litigio no acuden a la cita, tampoco asumen las propuestas de consenso que posibilitarían la ansiada unidad. Fracasado el intento, Bescansa y Álvarez renuncian a renovar su candidatura al Consejo Ciudadano. Otro tanto hizo como gesto solidario la candidatura de Euskadi “Ante todo, Podemos” que estuvo en ambos encuentros.