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Vidas ejemplares hechas con alcornoque (primera parte): la habilidad de Dionisio el Exiguo.

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Debo reconocer que jamás hubiese imaginado que mis reflexiones, puyas banderilleras y pellizcos de monja de Belorado sin rosquillas, tuviesen tanta aceptación y originaran tanto cabreo en algunas y algunos. Al parecer, la gente, el afiliado de base, el ciudadano inquieto, e incluso el políticamente contrario a EAJ-PNV, quiere tener algo más de información que la que suministran a pildorazos. La contrapartida es el desistimiento y no hay más que ver como la página web que 'fabrican' en Sabin Etxea parece el anuncio de un frigorífico o el de un viaje al Polo Norte. No hay debate sobre nada. No hay opinión. Un ciudadano solo se puede informar, no opinar o preguntar.

En realidad, sería algo del todo imposible hacerlo de una forma analógica (presencial) porque se han preocupado -con gran esmero- de que en los batzokis no exista el debate y, para hacerlo de forma digital, crean herramientas del todo absurdas. Todo un ejemplo de la total ausencia de interactuación (y eso que llamaron “activa” a la “escucha”) es el canal en WhatsApp de EAJ-PNV. Ante una información determinada, uno, además de no poder contestar u opinar, tampoco puede expresar un “sentimiento” más allá del “me gusta”, el “me encanta”, o el “gracias” … No busquen los emoji -o emoticonos- del “no me gusta” o el del “me enfada”. Sencillamente, no existen. Curiosa forma de aplicar el invento del “Entzunez Eraiki”. Para entendernos, o te gusta o te gusta. ¡Qué guay! Toda una anchísima calle o avenida de unos ocho carriles, pero todos, con un solo sentido.

A lo que vamos… Dicen los 'jeltzales' de Portu(galete) que el 'número dos' del Partido Nacionalista Vasco, Joseba Aurrekoetxea, siempre se sienta detrás en las asambleas de la oganización municipal. Tiene su razón. Ha visto como unas diez veces la película El Padrino y como es un tipo listo -porque lo es- ha sacado algunas conclusiones. Capo de Portu, microcosmos donde viven Pradales (a quien propuso), Patxi López, Mikel Torres, y en su día hasta Iturgaiz o Maricruz Soriano y los que afinaban su piano. Lleva doce años en el EBB controlando hasta quién tose en el paseo. Y si se pone atrás es porque así ve y controla el movimiento de las olas, de las amistades y los intereses del personal. De ahí que no sea raro verle no solo en las asambleas sino también en su txoko, especie de bodeguilla donde lleva solo a su entorno para impartir doctrina y comentar lo que ve cuando acompaña a Ortuzar en sus reuniones. Y sigue dirigiendo unas campañas electorales que consisten en desmovilizar al afiliado y montar esos actos audiovisuales solo para la televisión donde pasean a los grandes líderes leyendo las consignas en teleprompter, todos besándose cada diez minutos, y una primera fila acomodada por Iturrate.

Y es que más de una y de uno me pregunta quién acompaña a Ortuzar cuando se reúne con Sánchez, Pradales, Andueza, Otegi y el sursum corda. Y yo siempre les respondo que averigüen quien fue el monje bizantino Dionisio “El Exiguo”. Matemático e historiador, considerado uno de los sabios de la Iglesia católica de la época, quién, comisionado por el Papa Juan II (pontífice entre 533 y 535), encaró los trabajos que le indicaron que Jesús había nacido en el 753 de la era romana, entonces vigente. El pedido papal había sido la resultante de un acuerdo de este con el emperador bizantino Justiniano I (que reinó entre 527 y 548), mediante el cual se acordó que, a los efectos de consolidar la alianza entre el poder temporal y el poder religioso, se elaborase un nuevo calendario que debía partir con el año del hipotético nacimiento de Jesús.

Hago esta cita evangélica ya que Aurre, como le llaman sus áulicos, me recuerda a Don Vito San Pedro a quien, cuando le preguntaron por Jesús, le negó hasta tres veces. Luego se arrepintió, pero lo hizo, y eso que habían estado cenando todos juntos la víspera con él y el resto de los apóstoles del EBB. Seguramente, puede que, ante los suyos, Urkullu le llame Pedro Aurrekoetxea pues, habiendo sido unos de sus más firmes valedores, fue la persona determinante para darle la democrática patada al inquilino de Ajuria Enea, o dicho con palabros de nueva invención como “cambio de ciclo” o “cambio generacional”, como Dioniso “El Exiguo”, buscando un nuevo Mesías y, además, apostando por uno que vive en... Portu.

El intríngulis está en que esos dos palabros no son aplicables, entre otras y otros, a su amigo Andoni Ortuzar, a Itxaso Atutxa, a Koldo Mediavilla, o a él mismo. Y es que estamos hablando de cómo hacer milagros (como el de la multiplicación de los panes, los peces y los votos) y que la gente los crea a pies juntillas con el más elemental de los criterios lampedusianos: “Que cambie todo para que no cambie nada”. Es como lo hecho con el culterano Iturrate, encargado de acomodar a los vips en los mítines, que acaba de encontrar el puesto de su vida acomodando a los vips nada menos que en el palacio Euskalduna.

La primera foto que publicó Iturrate en su perfil de esa red social fue una de su elegante despacho con vistas a la ría de Bilbao. Como diciendo “Ahí queda eso. Os jodéis”. Por cuestión de horas no sacó de fondo a la Gabarra del Athletic, esa embarcación sin gobierno que hizo perder votos en Gipuzkoa a EAJ-PNV según la fina reflexión de Itxaso Atutxa. Y se quedó tan ancha sin que nadie le preguntara nada. No dijo la evidencia de que por donde había pasado la Gabarra, en ambos márgenes de la ria, el PNV había ganado en todos los municipios… Hasta en el Portu de Mikel Torres.

Ya sé que me está faltando ir a tomarme unos percebitos en Zierbena y poner mi radar a funcionar porque no tengo todavía muy claro si “El Exiguo” de Portu quiere repetir (que no puede) o si quiere marcharse ante el panorama que está viendo. Me dicen que comienza a haber tiranteces y algunos se dedican a la misma rama. Pero no están en el mismo árbol. A nadie le gusta que le echen o marcharse en semejante tormenta o capitaneando un Titanic directo al iceberg.

Y es que dicen que, si Sánchez convocara elecciones legislativas en otoño ante el guirigay de unos jueces a los que no ha llegado la democracia, el PNV se vería muy contento si sacase un par de diputados. Aunque todo tendría su explicación. Seguramente la noche electoral Ortuzar y Atutxa nos hablarían de la culpable polarización y de que la “escucha selectiva activa” no ha sabido detectar los problemas de fondo. Y hasta igual dirían que no fue una buena idea promocionar a Iturrate de manera tan tosca. Una pena lo de Aurre. Me da que ha perdido su olfato, mezcla de tigre con tiburón hambriento que había demostrado en el pasado. De la gloria a la agonía. Y siempre bajo el Puente Colgante.

Debo reconocer que jamás hubiese imaginado que mis reflexiones, puyas banderilleras y pellizcos de monja de Belorado sin rosquillas, tuviesen tanta aceptación y originaran tanto cabreo en algunas y algunos. Al parecer, la gente, el afiliado de base, el ciudadano inquieto, e incluso el políticamente contrario a EAJ-PNV, quiere tener algo más de información que la que suministran a pildorazos. La contrapartida es el desistimiento y no hay más que ver como la página web que 'fabrican' en Sabin Etxea parece el anuncio de un frigorífico o el de un viaje al Polo Norte. No hay debate sobre nada. No hay opinión. Un ciudadano solo se puede informar, no opinar o preguntar.

En realidad, sería algo del todo imposible hacerlo de una forma analógica (presencial) porque se han preocupado -con gran esmero- de que en los batzokis no exista el debate y, para hacerlo de forma digital, crean herramientas del todo absurdas. Todo un ejemplo de la total ausencia de interactuación (y eso que llamaron “activa” a la “escucha”) es el canal en WhatsApp de EAJ-PNV. Ante una información determinada, uno, además de no poder contestar u opinar, tampoco puede expresar un “sentimiento” más allá del “me gusta”, el “me encanta”, o el “gracias” … No busquen los emoji -o emoticonos- del “no me gusta” o el del “me enfada”. Sencillamente, no existen. Curiosa forma de aplicar el invento del “Entzunez Eraiki”. Para entendernos, o te gusta o te gusta. ¡Qué guay! Toda una anchísima calle o avenida de unos ocho carriles, pero todos, con un solo sentido.