Blogs Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Yolanda y el papa Francisco

0

Yolanda Díaz ha ido a ver al papa Francisco. ¿Habrá sido una obra de caridad que obedece al bello gesto de visitar a las personas mayores? ¿Sin otra intención? Lo cierto es que su predecesor, Pablo Iglesias, también lo intentó, pero las autoridades vaticanas abortaron el intento… Quizás porque al investigar de quién se trataba se confundieron al leer el segundo apellido: vieron Pose donde deberían haber leído Turrión y creyeron que se trataba de un socialista, incluso del siglo pasado, debidamente ideologizado, y no de un acomodaticio pescador especializado en los ríos revueltos. Pues bien, Yolanda ha tenido suerte y ha sido recibida por el Papa. Dado el carácter del Pontífice y su esmerada categoría como humano, imagino la desenfadada entrevista en la que no faltarían dichos simpáticos y requiebros diversos en su forma y en su fondo.

Un inciso: Yolanda no es Pablo Iglesias —Turrión, que no Pose—, sino una persona muy diferente que no aspira a redimir a los españoles, pero sí a ganar elecciones y llegar a gobernar en España. Es normal y legítimo, aunque su modo artero de alcanzar el objetivo que desea nubla ese destino y desluce sus intenciones.

Es curioso que la visita haya alertado a los informadores, que no han dudado en subrayar las ocultas intenciones de la visita. Se ha levantado una polvareda en cuyo fondo brillan los ojitos de Yolanda que, curiosamente, ha sido capaz de hablar con los periodistas, aunque se haya guardado para sí misma qué es lo que habló con el Pontífice. El libro que la Vice regaló al Pontífice contiene una variada y desordenada amalgama de versos y poemas que tratan de asuntos muy diferentes, desde la emigración, las desgracias que se producían en las familias a finales del siglo XIX y los problemas morales de los tiempos de la autora del libro Rosalía de Castro. Es un libro que profundiza en los sentimientos. En esto Yolanda acertó plenamente, pues no en vano su visita era al papa con más fondo humano y sentimental de los últimos tiempos. Desde Juan XXIII ningún otro papa ha sido tan humano, de modo que Yolanda Díaz ha acertado de nuevo en la elección de este acto simbólico que tiene, además, una finalidad propagandística.

El papa Francisco se ha convertido en una mina para quienes quieren sacar provecho de las entrevistas con él, y como Yolanda es muy avezada sacando provechos, la reunión con el Sumo Pontífice se ha convertido en un acontecimiento extraordinariamente valorado. ¡Quién lo hubiera dicho tratándose de una comunista! Pero Yolanda es, sobre todo, una mujer que quiere conquistar las alturas para llegar, si le es posible, a los cielos. Ella, que pertenece al mismo grupo que Pablo Iglesias (Turrión, que no Pose), no participa de sus mismos vicios ni costumbres. Aunque a veces muestra ciertas inclinaciones tendentes a conquistar los Cielos sin haber, previamente, conquistado la Tierra, resulta mucho más convincente que el jefe de su tribu, y Pedro Sánchez haría bien en atraerla a sus dominios en lugar de contar con ella porque alguien ha delegado en ella su confianza. No es la primera vez que me muestro partidario de atraer a Yolanda Díaz a las huestes del PSOE. Creo que se trata de una comunista de buena ley que cayó en Unidas Podemos porque no le quedó otro remedio, dado que en su antigua formación no habían fructificado suficientemente sus inquietudes.

El papa Francisco se ha convertido en una mina para quienes quieren sacar provecho de las entrevistas, y como Yolanda es muy avezada sacando provechos, la reunión con el Sumo Pontífice se ha convertido en un acontecimiento extraordinariamente valorado

Ahora Yolanda Díaz ha visto la claridad. Ha abierto la ventana, se ha asomado a ella, y ha visto que hay un camino más o menos abierto que va hacia la luz. Yolanda Díaz está más cerca del PSOE que de cualquiera otra formación, quizás no ideológicamente (ahora que las ideologías se muestran tan sombrías y mezquinas), pero sí estratégicamente. Por eso no resulta fácil entender por qué se ha suscitado la discusión de la que participa, incluso, este artículo. Del cada vez más irremediable acercamiento de Yolanda Díaz al PSOE seguiremos hablando. Nada me gustaría más.

Yolanda Díaz ha ido a ver al papa Francisco. ¿Habrá sido una obra de caridad que obedece al bello gesto de visitar a las personas mayores? ¿Sin otra intención? Lo cierto es que su predecesor, Pablo Iglesias, también lo intentó, pero las autoridades vaticanas abortaron el intento… Quizás porque al investigar de quién se trataba se confundieron al leer el segundo apellido: vieron Pose donde deberían haber leído Turrión y creyeron que se trataba de un socialista, incluso del siglo pasado, debidamente ideologizado, y no de un acomodaticio pescador especializado en los ríos revueltos. Pues bien, Yolanda ha tenido suerte y ha sido recibida por el Papa. Dado el carácter del Pontífice y su esmerada categoría como humano, imagino la desenfadada entrevista en la que no faltarían dichos simpáticos y requiebros diversos en su forma y en su fondo.

Un inciso: Yolanda no es Pablo Iglesias —Turrión, que no Pose—, sino una persona muy diferente que no aspira a redimir a los españoles, pero sí a ganar elecciones y llegar a gobernar en España. Es normal y legítimo, aunque su modo artero de alcanzar el objetivo que desea nubla ese destino y desluce sus intenciones.