En 2016, en Euskadi, hubo 124 “incidentes” de odio. En 2017 subieron a 129. En 2018 crecieron a 130. En 2019 hubo un descenso hasta 105. Y, en 2020, incluso con la reducción de la movilidad y de la actividad por la COVID-19, los casos se dispararon a 241. En 2021, ya cerrado, se han registrado 279 casos, también con los condicionantes de la pandemia. Sin embargo, tanto el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, como el experto universitario Jon Mirena Landa han coincidido este lunes en el Parlamento Vasco en que la subida es “una buena noticia”. “No se debe a un incremento real, sino a la mayor eficacia policial en su registro. Una mayor conciencia social y una mejor formación de la Ertzaintza están contribuyendo a reducir la cifra oculta”, ha explicado Erkoreka. “Yo creo que es una buena noticia. Sabemos que hay una cifra negra enorme estructural”, ha apostillado Landa.
El propio informe oficial sobre la materia, que ha sido presentado en la Cámara, así lo confirma: “Se detecta un claro aumento en lo que a los incidentes se refiere en las dos últimas anualidades. El aumento extraordinario de estos años se debe a un cambio y mejora del sistema de registro y clasificación de este tipo de incidentes tanto en el nivel de instrucción como de absorción central de la información estadística. Mejora que es fruto a su vez de una mejor formación y conocimiento del fenómeno que permite una detección sobre el terreno más eficaz en términos cuantitativos y cualitativos. El aumento de incidentes es por tanto una constatación positiva y esperanzadora en la medida en que permite sacar a la luz una foto más real que si no quedaría oculta con la consiguiente indefensión y victimización de los colectivos diana. Hoy, en Euskadi, las antenas de detección policial se han mejorado y de forma correlativa disminuye la impunidad”.
Erkoreka ha asegurado también que esa mayor sensibilidad no se está dando en el resto de España con la misma intensidad. Ha indicado que los delitos de odio registrados aquí en 2020 fueron “un 15,8% de los anotados en el Estado” cuando el peso poblacional son el 4,6%. “No parece probable que en Euskadi se cometan más. Se detectan más y se registran con mayor eficiencia”, ha explicado el titular de Seguridad.
Las tipologías de los delitos de odio son muy variadas. Según se ha expresado, “los incidentes de carácter racista o xenófobo concentran el 58,48% (162 casos) de los delitos registrados”. Y se añade: “El ámbito de la orientación e identidad sexual registra el 26,35% de los delitos (73 casos, una cifra visiblemente superior a la del año anterior, concretamente, un 46%), mientras que los delitos cometidos por razón del sexo aglutinan el 6,14% de los delitos (17 casos). En cuarto y quinto lugar, encontramos los delitos de odio basados en la ideología y la orientación política, y los basados en la diversidad funcional de la víctima, que aglutinan cada uno el 3,61% de los delitos de odio (10 casos). Por su parte, el ámbito de la aporofobia (2 casos), y las creencias y prácticas religiosas (3 casos), componen el 1,81% de los delitos registrados”. Un 65% de los victimarios eran de nacionalidad española (un 81% de ellos vascos) pero el 49% de las víctimas son extranjeras. El día de la semana con más casos es el sábado y el 63% de las incidencias se dan en la tarde o la noche, por su fuerte vinculación a espacios de ocio.
El documento recoge un análisis especial sobre la violencia hacia las mujeres, donde el componente de odio tiene una gran relevancia. “Tiene una parte de intersección con los delitos de odio”, ha dicho Landa. En los últimos 20 años se han registrado 38 asesinatos en Euskadi y, de ellos, se han analizado 25 sentencias. “De los 24 casos en los que el acusado ha sido finalmente condenado, en 12 de ellos el autor es de origen español, mientras que en los 12 casos restantes ha nacido en el extranjero”, se indica. Por el contrario, “se conoce únicamente el origen de 23 de las 25 víctimas mortales, habiendo nacido 13 de las mujeres en España, y las 10 restantes en el extranjero”. La media de edad de los acusados es de 39 años y la de las víctimas de 37. Y un dato adicional: “En el marco de los 25 casos analizados se evidencia la existencia de 40 hijas e hijos que han perdido a su madre a causa del homicidio o asesinato cometido por la pareja o expareja masculina de la misma. 22 de los 40 hijos e hijas de las víctimas mortales eran menores de edad en el momento de los hechos, y 10 de ellos tenían menos de 10 años”. También aquí hay más prevalencia en sábados o festivos. La pena media por asesinato en Euskadi ha sido de 18 años. La indemnización máxima ha sido de 300.000 euros.
elDiario.es/Euskadi
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