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A la caza de la matrícula: de las primeras placas de coches de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava a la exclusiva de Durango

Un vehículo con la matrícula VI 2174, del año 1940, fotografiado en Artziniega alrededor del año 2002

Rubén Pereda

Vitoria —
6 de enero de 2025 21:24 h

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El primer coche de Gipuzkoa que circuló con matrícula de la provincia fue un Renault D propiedad del marqués de Rafal. Lo hizo, al calor del entonces recién aprobado reglamento de carruajes, con el distintivo 1-SS. Miguel Martín Zurimendi lo sabe porque consiguió que su dueño, un coleccionista de Donostia que lo había adquirido en Francia, lo llevase a una exposición que se organizó en el paseo de Miramón con motivo del centenario. Ha escrito libros sobre automoción, ha quitado el polvo a registros de coches para desentrañar su historia y sigue cada día a la caza de matrículas tanto por la calle como en los archivos, donde se custodia el papeleo con los compradores y vendedores, así como con los datos más técnicos, como el tipo de motor o la cilindrada.

Martín Zurimendi no está solo. En Euskadi e inmediaciones, cifra en hasta dos centenares las personas interesadas en las placas que se pueden ver tanto en la parte delantera como en la trasera de cada coche. “Hay aficionados para todo y cada vez está llamando más la atención”, explica. El grupo que se dedica a avistar vehículos antiguos y cazar matrículas no es uniforme, sino que está integrado por aficionados cuya inquietud tiene variopintos orígenes. “Somos diferentes aficionados, con diferentes inquietudes. Unos son amigos del papel, otros de la fotografía, otros provienen del mundo del coleccionismo”, explica. En su caso, la afición por los coches y las matrículas, por esos números y letras que se usan para identificarlos y distinguirlos, se remonta a su infancia. “Desde que tengo uso de razón, siempre me he fijado en los coches. Jugábamos a matrículas, a eso de ver quién veía la más alta. Con las matrículas provinciales, identificabas a la gente por la carretera y, cuando hacías los viajes largos de verano, saludabas a aquellos que veías que eran de tu zona”, rememora.

Si el primer coche matriculado en Gipuzkoa fue un Renault D, en Bizkaia fue un Delahaye y en Álava un Fiat. En un principio, el sistema adolecía de falta de uniformidad, tanto en los colores como en la disposición del código provincial y los números. Aquel 1-SS, por ejemplo, seguía un orden inverso al que se estandarizaría después, con el código antes y los números después. A lo largo del tiempo, hubo modificaciones de los códigos. En una primera etapa, las provincias de Albacete (ALB), Cáceres (CAC), Castellón (CAS), Segovia (SEG) y Teruel (TER) cambiaron su original código de tres letras por otro de dos; cuando Canarias se dividió en dos provincias, adoptó el GC y el TF, y Navarra cambió el PA por el NA. Ya más adelante, con la vuelta de la democracia, Girona pasó de GE a GI, Baleares de PM a IB y Ourense de OR a OU. La Rioja aprobó cambiar el LO por el LR y de hecho iba a hacerlo en septiembre de 2000, cuando se abandonaron definitivamente las siglas provinciales, por lo que no llegó nunca a usarse, pues hasta la última, hasta la LO-1001-V, llegó con su identificación primera.

Todo esto lo cuenta Martín Zurimendi, que también recuerda que hubo matrículas para las colonias africanas, como la SH del Sáhara. “A todas estas matrículas de las colonias se les obligó a pasar al sistema nacional”, explica, y acabaron rematriculados con la M de Madrid. Hubo, asimismo, vehículos con matrícula propia de la FET y de las JONS. En su investigación, se encontró con una “sorpresa local” en Euskadi, concretamente en Durango. José Estancona Acha, industrial natural de la localidad vizcaína, fabricó en 1948 un coche por su cuenta, desde el motor hasta la carrocería. Pese a no tener placa oficial, lo condujo con su familia, con una matrícula que decía simplemente “Durango”. Estancona llegó a presentarle al dictador Francisco Franco tres vehículos, pero, pese a que llamaron la atención del régimen, el proyecto acabó cayendo en saco roto y no pasó del papel la idea de dedicarse a la producción en serie de sus modelos. El coche con matrícula de Durango siguió conduciéndose, aunque ya con placa BI de la provincia.

Martín Zurimendi, que profesionalmente se desempeña como médico, empezó a rastrear vehículos de Bilbao hace ya mucho tiempo. Con los años, ha ampliado el foco al conjunto de Euskadi y también a Navarra. Pero no más. “Hay que ir centrándose, porque si no no se acaba nunca”, confiesa. Hace cerca de tres décadas, en 1996, ya publicó un libro titulado 'El automóvil en Vizcaya: crónica de un centenario'. Por entonces, las pesquisas entrañaban muchas más dificultades. “Antes era imposible acceder a cualquier información a través de la DGT, a no ser que tuvieses la relación de matrícula”, recuerda. Ahora existen ya buscadores conectados a la DGT que ayudan a indagar siempre que la matrícula siga vigente, que el coche siga en marcha en algún lugar. Aun así, perviven los desajustes, las desavenencias, las trampas. “Todo hay que cogerlo con pinzas. Se puede afirmar hasta un punto”, señala.

“Horarios de jubilado”

Ahora, poco a poco, la documentación va saliendo a la luz y las instituciones provinciales están recibiendo ya los archivos correspondientes procedentes de la DGT. En el caso de Álava, el archivo provincial tiene unas cajetillas con una ficha por vehículo, en la que se indica la matrícula, el modelo, el número de bastidor, el tipo de motor y detalles del primer comprador. En el reverso, se detalla una relación de los cambios de manos a los que ha estado sujeto el vehículo; los hay que no vieron más calles que las de Vitoria y otros que tuvieron una vida azarosa, plagada de compraventas que los llevaron por diversos rincones de la geografía española. Esas fichas, que sirven para hacerse una composición inicial de la vida del vehículo, son la llave a una documentación más amplia, que incluye escritos y justificantes, así como en ocasiones sanciones. Entre estas fichas, se cuentan las de los nueve Alfa Romeo de lujo que los hombres del dictador italiano Benito Mussolini matricularon en Vitoria durante la Guerra Civil.

“Hay que dedicarle tiempo y hace falta tener horarios de jubilado”, lamenta Martín Zurimendi, que no lo es, pues sigue trabajando como médico. Pese a ello, le roba horas al reloj para poder moverse por la geografía vasca y dedicar tiempo a sumergirse entre papeletas con los datos de los Fiat, los De-Dion Bouton, los Lancia, los Chevrolet del siglo XX y sus matrículas, con sus BI y sus SS, sus VI y sus NA y los números que las acompañan. Y aun así no resulta sencillo. “Solo tenemos extractos que venían en relaciones comerciales, de particulares. Es todo muy parcelar. Es difícil investigar y a veces vamos a ciegas”, explica.

Con las matrículas, los retos pueden ser tantos como permita la imaginación. Igual que Martín Zurimendi jugaba de niño a avistar la matrícula de número más elevado, podría haber jugado también a ver la más baja. Ahora, igual que se dedica a rastrear los vehículos más antiguos de cada provincia, puede también lanzarse a buscar la última matrícula que se otorgó en cada lugar. Y en ello está también. En 1900 se instauró el sistema provincial, que constaba del código de provincia (una, dos o tres letras a la izquierda al principio, solo una o dos más adelante) y unos números a la derecha. Así fue avanzando lentamente hasta 1971, cuando Madrid estaba ya acercándose al millón y se decidió incluir las letras al final para permitir muchas más combinaciones. Bizkaia, por ejemplo, empezó ese nuevo sistema con la BI-0000-A. Acabó una vez más cuando Madrid amenazaba con agotar las combinaciones. La última de las matrículas vizcaínas fue la BI-9894-CV, que Martín Zurimendi y sus compañeros ya tienen identificada como perteneciente a una moto. Aún no la han encontrado.

Después, con el cambio de milenio, se adoptó ya un sistema nacional, en el que las matrículas de cualquier coche, ya fuera de A Coruña, de Girona o de Cádiz, participaban de una misma serie. Se da la circunstancia de que el coche que inauguró el nuevo sistema, el de cuatro números y tres letras actual, fue uno procedente de León que se rematriculó en Vitoria. Pasó a ser el 0000-BBB. Es uno de los figurantes habituales de la comitiva que acompaña a los Reyes Magos a su llegada a Vitoria en la mañana del 5 de enero. Más de venticuatro años después, el sistema está al borde de dar la bienvenida a la letra N, con la que se inaugura la segunda mitad de los 80 millones de combinaciones posibles.

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