Cientos de marroquíes se apilan a diario frente al Consulado de Marruecos en Bilbao, el único que atiende a todos los residentes del norte de España
![Cientos de personas esperan apelotonadas y sin guardar distancia de seguridad a ser atendidas en el Consulado de Marruecos, en Bilbao](https://static.eldiario.es/clip/d9fb399b-8cd3-4de1-935d-451e5aa351df_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Son las 07.30 de la mañana en Bilbao y Ahmad es de los primeros en llegar al Consulado de Marruecos, donde ya esperan 23 personas que han llegado antes que él. Falta una hora y media para que abra sus puertas y uno de los trabajadores salga a anotar con bolígrafo y papel todos los nombres de las personas que quieran entrar a realizar algún trámite como renovar el pasaporte, Registro Civil o conseguir un certificado. No se pueden realizar citas previas por internet ni por teléfono: la única forma es acudir presencialmente. Una vez anote los nombres, el trabajador entrega un número y van entrando uno a uno. Para evitar posibles contagios por COVID-19, los funcionarios sólo pueden atender de forma simultánea a 10 personas.
En una situación normal, este sistema podría parecer ordenado. Sin embargo, los atrasos en los trámites durante el parón del confinamiento por el coronavirus y el hecho de que el Consulado General del Reino de Marruecos de Bilbao es el único en el norte de España -es la administración competente para todos los residentes marroquíes en Asturias, Cantabria, Castilla y León, Galicia, La Rioja, Navarra y Euskadi- hacen que día tras día se colapse la oficina, que se encuentra en Alameda de Rekalde.
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Este miércoles 14 de octubre, la lluvia no facilita la situación. Las cientos de hombres, mujeres y niños se apilan en los bajos del edificio para refugiarse de la lluvia mientras esperan a que el funcionario diga su número y puedan pasar a realizar su trámite. Ahmad tiene el número 24. Es el tercer día que visita la oficina, puesto que, por cuestiones de trabajo, los anteriores no llegó a tiempo para que el trabajador apuntara su nombre en la interminable lista y tuvo que quedarse a esperar a ver si se libraba algún hueco. “Esto es increíble, son tres días perdidos y no puedo faltar al trabajo por venir”, lamenta el joven marroquí, que seis horas y media después, pasadas las 12:00, escucha su número y consigue pasar entre empujones y gritos de sus conciudadanos que aún no han logrado apuntarse en la lista.
“Yo llego a las 08.45 y ya hay mucha gente esperando. Todos los días es lo mismo”, explica a este diario el funcionario que se encarga de apuntar los nombres. La hoja ya tiene tres páginas por las dos caras y aún sigue anotando. Por la lluvia, la fila se ha revuelto y dos vallas amarillas le apartan del tumulto de personas que no paran de gritarle que quieren pasar y que llevan mucho tiempo esperando, sin guardar entre ellos ningún tipo de orden.
Arriba, un responsable del Consulado atiende a elDiario.es/Euskadi. “Casi el 40% de las personas de Marruecos residentes en España vienen aquí a hacer sus trámites, por la pandemia llevamos tres meses de retraso, no podemos atender a más de 10 a la vez y no tenemos servicio de cita previa. Viene gente de Euskadi, pero también de Cantabria e incluso desde León. Esto es todo lo que podemos hacer, no podemos más”, explica el funcionario, que no quiere decir su nombre ni permite a este periódico realizar fotografías en el interior de la sala, donde -ahí sí- entran de forma ordenada y respetando las distancias.
Los gritos de Ikram suenan entre la multitud. Tiene 23 años y lleva 7 viviendo en Vitoria. “He tardado una hora en venir, llevo aquí desde las 08.00 y no me quieren dar un número. No nos están respetando, he intentado hacerlo por teléfono y por internet, pero no te dejan y ahora aquí mira cómo nos tratan. Soy la única que habla, pero si habláramos todos esto no pasaría”, denuncia la joven que trata de convencer a otras mujeres de que alcen la voz y protesten.
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Tres patrullas de la Ertzaintza acuden a disolver la multitud. Uno de los agentes, con un megáfono, les pide que hagan una fila ordenada y que no obstruyan la calle. “Esto es así todos los días al menos desde hace dos meses. Se supone que iban a abrir otro Consulado en San Mamés porque en esta ya estaban saturados, pero siguen así. Venimos, les separamos, pero siguen igual, ni distancia ni nada”, cuenta a este diario uno de los ertzainas. La oficina cierra sus puertas a las 16:00 de la tarde. Los funcionarios aseguran que “hacen todo lo posible” para que todo aquel que está apuntado en la lista pase a realizar su trámite. Aquellos que se queden fuera, tendrán que volver el próximo día, vivan en Bilbao o no.
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