La UPV/EHU ha comenzado esta semana el proceso de matriculación para los primeros cursos de grado que se prolongará hasta mediados de la que viene. Los alumnos admitidos en las diversas titulaciones circulan citados por las facultades a inscribirse en sus nuevos estudios, para los que aun no han salido las solicitudes de beca, que no llegarán hasta el próximo 24 de julio. El proceso de admisión se divide hasta en seis plazos, dentro de los cuales tienen preferencia los alumnos de primera convocatoria de la Prueba de Acceso a la Universidad en función de sus notas. “Empezamos el lunes con las matrículas. Todos los alumnos son citados por su media de expediente calculada en función de la nota que han obtenido entre Selectividad y el Bachillerato”, cuentan las secretarias de la facultad de Derecho del campus de Leioa. Allí, como en el resto de facultades, se ha habilitado un aula con ordenadores para que los futuros universitarios procedan a matricularse de forma ya definitiva, tras las preinscripciones con la lista de preferencias que entregaron a mitad de curso.
Hace una semana que la UPV publicó el listado de admitidos en los grados ofertados. Este año han sido varias las titulaciones que han subido la nota de corte, por lo que la competencia por entrar a la primera de las opciones según las preferencias de cada alumno ha aumentado. Por ejemplo, la media que da acceso a la facultad de Derecho en Bizkaia ha ascendido hasta el 8,912, mientras que en Guipúzcoa se ha quedado en el 6,962. Para el próximo curso en Leioa únicamente se han ofertado 90 plazas en el primer año de Derecho, 45 en castellano y otras 45 en euskera. “Este año nos quedamos en un ambiente más familiar como en casa, porque van a ser bastantes menos en primero, ya que una buena parte de las plazas se ha destinado al nuevo grado doble en Administración y Dirección de Empresas más Derecho que se va a impartir en la facultad de Sarriko”, explican en la secretaría.
Ese “ambiente familiar” al que aluden las secretarias se nota ya desde el proceso de matriculación y es que en Derecho los alumnos van pasando como con cuentagotas. “Todos tienen asignada una hora porque todo el proceso está informatizado, pero en nuestro caso, como no somos muchos, si llegan antes les vamos pasando a la sala, así podemos resolver sus dudas tranquilamente”, explican sobre un cronológico calendario que nada tiene que ver con los bullicios que años antes se organizaban en la antigua Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial emplazada en La Casilla en Bilbao. “Allí teníamos una sala enorme y los alumnos llegaban a matricularse para todas las titulaciones juntos y a veces resultaba un poco caótico”, cuentan sobre el antiguo modelo que se descartó una vez entraron las materias específicas en la Prueba de Acceso a la Universidad. “Desde entonces los alumnos vienen directamente a la facultad en la que se imparten los estudios para los que han sido admitidos, así evitamos colas y todo es mucho más organizado”, dicen en conserjería que también prefieren este proceso al de años atrás cuando era “imposible indicar a tanta gente dónde debían acudir”, señalan.
“Es hora de que se olviden de los padres”
Los primerizos universitarios siguen acudiendo asustados los primeros días al campus. “Sabemos que el cambio del colegio o instituto a la universidad es duro al principio, pero pronto se hacen”, reconoce Igone, otra secretaria de la Facultad de Ciencias Sociales y la Comunicación, donde se nota más tránsito de gente debido a que imparten varios grados como Publicidad y Relaciones Públicas, Comunicación Audiovisual, Periodismo o Ciencias Políticas. Igone es la encargada de pasar a cada alumno a la sala donde sus compañeras rellenan la matrícula junto a ellos. “Nos acaban de avisar que ha habido un accidente en el puente de Rontegi, por eso están tardando tanto en llegar los citados a las nueve y media. Esperemos que no se nos acumulen con los de las diez”, comenta nerviosa.
En ese turno de las nueve y media, María Sánchez García se va a inscribir en Comunicación Audiovisual y ha venido a matricularse con sus padres, quienes han preferido acompañarla ya que ambos estaban de vacaciones. Sin embargo, Igone, atenta en la puerta, les indica que a la sala “solo pasan los interesados”. “Ya tienen 18 años o, si no los tienen, los van a cumplir antes de diciembre. Es normal que los aitas estén preocupados, pero tienen que entender que sus hijos también tienen boca y nadie mejor que ellos que son quienes van a estudiar para que nos pregunten sus dudas y preocupaciones. Es hora de que se olviden de los padres”, dice Igone. Aún así, los aitas de María no se quedan tranquilos. “Ella ha traído todo el papeleo organizado, pero hemos tenido que aportar una información que prefiero explicarlo yo”, cuenta la ama de la universitaria en un intento por entrar en la sala. Pero Igone insiste: “Si al final queda alguna duda, no te preocupes que te informamos”, le avisa.
Apenas han pasado veinte minutos y María ya sale con su matrícula hecha en busca de su nueva carpeta y horarios para el próximo curso. Todo ha salido bien, aunque sus padres están un poco confusos porque les dijeron que para el día 12 iban a salir las becas, pero aun no han llegado. “Me han dicho que salen el 24 de este mes”, les dice María sobre la publicación de solicitudes que finalmente se ha retrasado, de modo que los alumnos se están inscribiendo sin poder aportar los documentos necesarios para obtener la beca el próximo curso, por lo que tendrán que volver a modificar sus matrículas en caso de querer optar a ella.