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La COVID-19 en Gipuzkoa roza ya los 1.000 casos de incidencia y se aproxima a los peores registros de toda la pandemia

Sanitarias en el hospital Donostia

Iker Rioja Andueza

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La tasa de incidencia de la COVID-19 en Gipuzkoa roza ya los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, un registro que está a punto de convertirse en el peor dato de toda la pandemia en este territorio y que, con diferencia, son los niveles de transmisión más altos de España. En la ola de verano no se pasó de 850 y hay que ir hacia atrás en el tiempo hasta la tercera ola, en noviembre del pasado año, para encontrar un volumen similar de positivos. El semáforo rojo está activado en todo el territorio y únicamente la zona de salud de la Capital, la denominada OSI Donostialdea, marca registros por debajo de 800. Azpeitia, con 15.000 habitantes, llega a 2.600. En general, Euskadi marca 577 de incidencia y ahora es Álava donde más rápidamente están creciendo los casos (de 282 a 514 en solamente siete días). Bizkaia, por su parte, tiene una tasa de 340.

En medio de un debate sobre la llegada del pasaporte COVID o sobre cuándo se activará la anunciada emergencia sanitaria, que permite adoptar nuevas restricciones, ningún indicador muestra un frenazo de los contagios a corto plazo. La proyección con los datos de la última semana es que, justo al finalizar el puente, Euskadi llegue a 700 de incidencia y Gipuzkoa a 1.300. El R0 sigue muy por encima del umbral crítico y marca 1,26 de media, lo que supone que cada infectado multiplica el virus a más de una persona. La tasa de positividad es del 10,1%, más del doble que el nivel de riesgo del 5% fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por edades, esta ola se está cebando con los no vacunables hasta mediados de diciembre, esto es, los menores de 12 años. Particularmente, entre los estudiantes de Primaria la tasa es ya de casi 1.700, con 265 positivos en 24 horas y un centenar de colegios con brotes. En las últimas 24 horas han aparecido 1.361 nuevos contagiados, un nuevo máximo en esta fase y quinto día por encima de 1.000 casos en los últimos siete (solamente la caída de pruebas el fin de semana impide un pleno). En una semana han caído del 32,5% al 28,2% los casos localizados gracias a la labor de rastreo de Osakidetza, umbrales muy lejanos del 50% que se plantea como recomendable.

En los hospitales, hay 21 personas ingresadas menos que el miércoles, aunque puede ser un ajuste para liberar camas de cara a un largo puente festivo. De hecho, la presión en UCI ha crecido en una sola jornada de 51 a 55 pacientes críticos. Hace dos semanas eran 29 y, como admitió la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, modulan la subida las “compensaciones” que suponen las camas libres por fallecimientos. En total, permanecen ingresadas con COVID-19 262 personas por 166 de hace dos semanas. Los datos siguen mostrando que está ola está generando más necesidades hospitalarias que la anterior. El 19 de julio, con una incidencia similar e incluso ligeramente superior, en la red de Osakidetza había 218 pacientes en total y 44 en UCI. Osakidetza no ofrece datos territorializados. Un 46,3% de los nuevos contagiados tienen síntomas en el momento de la toma de muestras. Hay 1.795.332 personas vacunadas con la pauta completa, según el último reporte. Apenas un 8% de los sexagenarios que están siendo citados tiene ya la tercera dosis de refuerzo.

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