La COVID-19 lleva a los hospitales vascos a una tensión mayor que en los veranos de 2020 y 2021 y deja hasta 18 muertes al día
La COVID-19 sigue expandiéndose en Euskadi aunque nadie, oficialmente, hable de nueva ola. Y lo hace en tres frentes. Uno, crece la incidencia; dos, suben los hospitalizados; y, tres, se eleva también el número de fallecidos, y de manera importante. En el primer parámetro, se vuelve a niveles de alerta roja por alta transmisión comunitaria aun cuando la mayoría de casos en menores de 60 años no se miden. En el segundo, la presión asistencial es claramente más alta de la del verano pasado, cuando estaba activada la emergencia sanitaria y había un buen puñado de restricciones. Y, en el tercero, hasta el 23 de junio habían fallecido 194 personas en el mes y se ha registrado el peor dato diario de fallecidos desde marzo, con hasta 18 muertes en un solo día.
En detalle, la incidencia marca 453 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días y casi 900 puntos en el caso de las personas mayores de 60 años, en las que sí se hace un rastreo más similar al de las primeras olas. Es superior a los 1.000, incluso, en septuagenarios y octogenarios, donde el riesgo de complicaciones sigue siendo muy elevado. Del 20 al 26 de junio han aparecido 5.435 nuevos casos por 4.295 de la semana anterior. Por vez primera en meses vuelve a haber jornadas con más de un millar de casos nuevos confirmados. Es la tercera subida semanal consecutiva. La tasa de positividad (porcentaje de muestras que confirman la presencia del virus en relación con el total de pruebas) también se ha disparado al 26,68%, que es el peor dato en veinte semanas y supone una subida de cuatro puntos en solamente siete días. La transmisión es más alta en Bizkaia y Álava, formalmente, aún continúa en alerta naranja aunque los positivos se están multiplicando en las últimas jornadas. El R0 está por encima de 1, por lo que se presupone que el ciclo expansivo se mantendrá en los próximos días ya que indica que cada infectado multiplica el virus a más de una persona.
En cuanto a los hospitales, hay 422 personas ingresadas este lunes. Es el peor registro desde el 14 de febrero, aunque los ingresos semanales han bajado ligeramente, de 380 a 378. El pasado verano, con la variante delta del Sars-Cov-2 como dominante, no hubo nunca más de 356 pacientes en Osakidetza a causa de la COVID-19 y hace dos veranos, en la segunda ola, el tope fue de 379. En su momento, el Gobierno vasco valoró como escenario para declarar la emergencia sanitaria tener 200 camas ocupadas, menos de la mitad de las actuales, y ahora ni siquiera hay debate social o político. Sin embargo, en la UCI la proporción de casos graves es más baja. Son doce los pacientes críticos este lunes y no han pasado de 13 en la semana, aunque el Ministerio de Sanidad atribuye por sistema a Euskadi datos más elevados en una falta de concordancia nunca explicada. Las tasas de ingresos en las personas de más edad se han disparado a casi 50 por cada 100.000 y 43 personas de menos de 40 años también han sido hospitalizadas en los últimos días.
56 personas que habían contraído el coronavirus han fallecido del 17 al 23 de junio, entre seis y doce al día. A ellos se les suman otros 13 decesos de jornadas anteriores notificados ahora. Eso sí, Osakidetza estima que 39 de esos 69 fallecimientos no tuvieron la COVID-19 como causa principal. Con todo, son ya 7.131 las muertes totales conocidas en la pandemia. Son 3.648 varones y 3.483 mujeres, algo más del 1% de los 706.476 positivos totales conocidos pero más del 18% en el caso de las personas más mayores. 2022 ya ha causado más decesos que todo 2021 sin llegar a la mitad del ejercicio. Además, los registros están en constante revisión y, por ejemplo, un día que inicialmente tuvo 11 decesos conocidos ahora ha pasado a marcar 18, en concreto el 7 de junio. Desde mediados de noviembre al menos una persona muere cada día, la más larga secuencia desde el inicio de la pandemia.
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