Zohuair N. Mar, de 23 años, tardó tres en encontrar su lugar en Euskadi desde que marchó de su Marruecos natal. Desde entonces se encuentra en proceso de regularización, ha estudiado un grado medio en Atención Sociosanitaria e incluso ha realizado prácticas como monitor de tiempo libre. “Es muy difícil llegar a España, pero tuve problemas con mi familia, y en mi país, Marruecos, no había oportunidades para trabajar. Decidí salir y luchar por mi vida cuando todas mis puertas en Marruecos se cerraron y venir aquí, cruzando el mar. El peor momento que puedes pasar en tu vida es cuando cruzas el mar porque solo tienes dos opciones: llegar o morir. Punto”, reconoce.
Al igual que Zohuair N. Mar casi medio millar de jóvenes de hasta 25 años sin red familiar han encontrado en el programa 'Trapezistak' la segunda oportunidad que estaban buscando al marcharse de su país. El programa fue creado por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales en Bizkaia el año pasado, al ver que muchos migrantes mayores de edad, pero aún jóvenes, se encontraban en situación de exclusión social, sin trabajo o sin vivienda. El objetivo es ofrecer a estos jóvenes, de entre 18 y 25 años el apoyo temporal necesario para su proceso de integración social. De esa manera, se les da formación, asesoramiento para el acceso al mercado laboral y se les capacita para que puedan ejercer sus derechos como ciudadanos. Tras su éxito en Bizkaia, el programa se instaló en Gipuzkoa y, desde julio, lo ha hecho en Álava. En la actualidad, cuenta con la participación de 374 jóvenes, entre los que se incluyen unos 30 procedentes de Álava. En total desde que comenzó el proyecto, han pasado por él 450 personas.
“En las calles de Euskadi había un nutrido grupo de jóvenes sin referentes sociales ni familiares en situación de sinhogarismo. Jóvenes que estudiaban por la mañana en un centro educativo y por la tarde hacían los deberes debajo de un puente. No podíamos permitirlo. Cuando encontramos a los chicos y chicas viviendo en la calle, están castigados por la vida, por el trato de algunas personas y por la escasez de las necesidades básicas como la alimentación o la higiene (...) Somos conscientes de la necesidad de acompañarlos en ese camino difícil para la juventud en general, y extremadamente difícil para quienes no tienen redes ni un referente familiar como ellos y ellas”, ha señalado la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, durante la presentación este lunes en Vitoria del balance de 'Trapezistak', que lleva ese nombre porque estos jóvenes han tenido que realizar “malabares y verdaderas acrobacias” para seguir adelante.
Según los datos aportados por la consejera, en un evento en el que algunos de los protagonistas del programa han estado presentes, la amplia mayoría de las personas que han pasado por 'Trapezistak' son hombres. En total 437 hombres y 13 mujeres. De ellos 371 (358 hombres y 13 mujeres) residen en Bizkaia y 79, todos hombres, en Gipuzkoa. Tras su paso por el proyecto 116 personas, el 24,4% del total, aseguran que han logrado sus objetivos y han abandonado el programa, por lo que pueden sostener su proyecto de vida sin apoyo externo. El perfil de las personas que forman parte del programa corresponde con un hombre de 22 años que migra sin familia desde Marruecos, Argelia o África Subsahariana, lleva más de 18 meses en Euskadi y vive en un entorno urbano.
En las calles de Euskadi había un nutrido grupo de jóvenes sin referentes sociales ni familiares en situación de sinhogarismo. Jóvenes que estudiaban por la mañana en un centro educativo y por la tarde hacían los deberes debajo de un puente
Los participantes, al acceder al programa, deben asumir un acuerdo de derechos y obligaciones para poder seguir recibiendo las ayudas. Según han recalcado, 25 personas, un total de, 5,5% no han cumplido los requisitos ya sea por edad o por incumplimiento de las normas y han abandonado el proyecto antes de lograr integrarse en la sociedad vasca. Por el otro lado, un 27% de las personas atendidas se ha incorporado al mundo laboral o la hará en breve y de ellas, 63 personas han firmado un contrato regularizado por un periodo superior al año y con un sueldo igual o mayor al Sueldo Mínimo Interprofesional y a jornada completa. Además, 56 personas están tramitando la documentación a la espera de poder firmar el contrato o están dadas de alta con un contrato a media jornada o inferior a un año, lo cual, según han recalcado, no posibilita la suficiencia económica para iniciar un proyecto con medios propios.
Empadronamiento y tarjeta sanitaria
El programa posibilita el empadronamiento y, por tanto, el acceso a la Tarjeta Individual Sanitaria (TIS). Supone también una vía de arraigo y avance en su regularización administrativa, mediante el apoyo en los procesos de formación y acceso al empleo (permiso de trabajo). Y, con el tiempo, a medida que cumplen los requisitos que fija cada norma, un acceso progresivo al sistema de protección social y otros derechos. Del total de los 'trapezistak' un 90,26% ha logrado empadronarse en Euskadi y un 84,7% ha conseguido una tarjeta sanitaria .
En cuanto a su formación académica, el 35,48% del colectivo ha logrado obtener los certificados profesionales, el 28,54% ha obtenido el FP básico, mientras que el 10,94% ha logrado terminar o está cursando la formación profesional. Además, el 6% muestra un conocimiento alto o medio en euskera y un 53% en castellano, ambos idiomas aún sin certificar y el 14% cuenta con un certificado de conocimiento medio o alto en castellano.
Somos conscientes de la necesidad de acompañarlos en ese camino difícil para la juventud en general, y extremadamente difícil para quienes no tienen redes ni un referente familiar
El 77% del total de participantes muestra “una capacidad alta o media en la gestión de sus recursos económicos”. Un 19,69% percibe algún tipo de ayuda o prestación y el 13,2% se encuentra tramitándola o a la espera de una resolución favorable para recibirla. El resto no dispone de ayudas.
En el caso de la vivienda, el 85,84% del total de los jóvenes vive en pisos compartidos de hasta 6 personas. “No se ha producido ningún problema de convivencia ni en los hogares ni en su entorno”, recalca el balance del primer año de vida del proyecto, que destaca también la importancia de la vida social de los jóvenes de los cuales un 91% muestra una participación social y comunitaria media y alta. “Tener una red social de apoyo es determinante para desplegar el proyecto de vida de cualquier persona, con implicaciones directas en todas las dimensiones. Además, garantizar el acceso al ocio y la cultura, en igualdad de condiciones, es un elemento fundamental para construir procesos de socialización y espacios de convivencia que favorezcan la diversidad y la integración”, concluye.