Denuncian el derribo del edificio del campo de concentración de Irún: “Si fuera Auschwitz sería impensable”
Entre 1936 y 1942 estuvo operativo en Irún, cerca de la frontera entre España y Francia, uno de los más longevos campos de concentración franquistas del país. Por él, pasaron miles de prisioneros, en su mayoría republicanos provenientes de Catalunya, pero también de otras partes de España que bien iban o regresaban de Francia durante la Guerra Civil y el franquismo. Operó en cinco edificios: la fábrica Hilaturas Ferroviarias, el Stadium Gal de fútbol, sede del Real Unión, los almacenes de Chocolates Elgorriaga, una vieja fábrica de bicicletas y un inmueble de la vecina localidad de Hondarribia. Sin embargo, el lugar que más importancia tuvo fue el Pabellón Ferroviario Pequeña Velocidad, situado junto a la estación de tren.
“El recorrido de todo preso detenido y retenido a la fuerza en Pequeña Velocidad comenzaba en el puente fronterizo Avenida. Si la persona que cruzaba el puente cumpliera algún criterio contrario al nuevo régimen, solía ser castigado con sanciones de 'máxima pena', 'rechazo' o 'sujeto a sanción mediante expediente'. El castigo también solía ser el internamiento en el sistema de campos de concentración de Irún. Los detenidos se acumulaban en el campo de fútbol Stadium Gal, en la sala de baile Carioca de Behobia o en la cárcel de Irún. Sin embargo, los principales campos de concentración de Irún eran Pequeña Velocidad, para hombres, e Hilaturas Ferroviarias, para mujeres, niños y ancianos”, explican desde la asociación Kepa Ordoki, creada en 2018 con el objetivo de investigar y preservar la memoria de los campos de concentración y retención que existieron en la localidad guipuzcoana. Hubo muchos más en Euskadi y en el conjunto de España.
De los edificios que conformaban el campo de concentración, a día de hoy, solo se mantiene uno en pie: el pabellón Pequeña Velocidad. Sin embargo, con el paso de los años y la falta de relevancia que se le ha dado, se encuentra en estado de abandono.
Tal es la situación, que el proyecto de desarrollo urbanístico Vía Irún incluye una remodelación del espacio ferroviario que cuenta con una pasarela en el lugar en el que se encuentra el pabellón, por lo que, para llevar a cabo el proyecto, se prevé su derribo.
Van a poner cemento por encima de un lugar histórico y se llenan la boca hablando de memoria
“Hemos solicitado la declaración de lugar de Memoria Democrática para el campo de concentración Pequeña Velocidad y con ello la compatibilidad de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática con los desarrollos urbanísticos que se pretendan llevar a cabo en la zona. Vino la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España, Raquel Sánchez, nos reunimos con ella y le trasladamos nuestra solicitud. Consideramos que es el mismo Gobierno quien debe de valorar el campo de concentración y nos dijeron que tendrían sensibilidad”, asegura
No obstante, la solicitud al Gobierno de España no es la única que han realizado desde la asociación republicana, ya que a nivel municipal en el Ayuntamiento de Irún presentaron una moción solicitando una moratoria y un proceso participativo que debatiera sobre el proyecto. “Aun así nuestra moción no se votó y en su lugar, el equipo de Gobierno, formado por PSE-EE y Unidas Podemos-IU acordó una enmienda transaccional que se aprobó y en la que decidieron tener un gesto, crear un recuerdo o una placa en el lugar del pabellón. Quieren poner un adorno, nada más, eso sería impensable si estuviéramos en Polonia y habláramos de Mauthausen o Auschwitz, pero aquí no ¿por qué en Irún se plantea algo así?”, se pregunta Peli Lekuona, secretario de la asociación en una entrevista con este periódico.
Desde el Ayuntamiento, el concejal de Elkarrekin Podemos-IU y delegado de Memoria Histórica, Santiago Jiménez, explica que el Pabellón Pequeña Velocidad hoy en día “no tiene ningún valor estructural de ningún tipo”. “Está totalmente deteriorado, falta todo el tejado y para reconstruir ese edificio habría que levantarlo completamente nuevo, con lo cual, económicamente no tiene ningún sentido”, reconoce a elDiario.es/Euskadi.
“Cuando se hizo el proyecto Vía Irún, en los criterios y objetivos tuvimos en cuenta que ahí había habido un campo de concentración y se especificó que si no se pudiese recuperar el edificio, porque la pasarela que une un lado del otro de las vías tiene el inicio en esa zona, lo que sí que se va a conservar es el edificio de cabecera de la Aduana, un anexo al que fue el campo, que ese sí tiene un valor patrimonial”, detalla Jiménez.
Según el delegado de Memoria Histórica, la moratoria de un año que solicitan las asociaciones republicanas supondría “un montón de gastos” ya que, habría que “indemnizar a la empresa que Adif ha contratado” para la realización de la obra. Con respecto al proceso participativo para decidir qué realizar en ese entorno, Jiménez ha señalado que “durante años ha habido procesos participativos con respecto al proyecto Vía Irún” por lo que “no tiene sentido” hacer más. “La moción que ellos presentaron no iba a salir de ninguna forma, entonces, lo que presenté yo fue una moción transaccional con el compromiso de crear una mesa de trabajo con las dos asociaciones que hay en Irún (Kepa Ordoki y Nicolás Guerendiain) de tal manera que diseñemos un espacio de la memoria, que aunque no esté el edificio, sí recuerde que en ese lugar hubo un edificio de estas características”, asegura.
“Tenemos tiempo, porque la obra de la estación tiene que empezar y va a ser un proceso muy largo. Todo lo que es el entorno del acceso de la pasarela está aún sin definir, entonces tenemos tiempo más que de sobra para sentarnos y trabajar en un proyecto que a todos nos encaje y que ponga en valor lo que pasó”, indica el concejal.
Sin embargo, la solución que proponen desde el Ayuntamiento no satisface a las asociaciones. “Van a poner cemento por encima de un lugar histórico y se llenan la boca hablando de memoria cuando la dejan de lado a favor del urbanismo y el progreso. No hay voluntad política y nos consta que crear la pasarela en ese lugar y no moverla es decisión del propio Ayuntamiento y no de Adif. La pasarela en un principio no estaba prevista, pero es un objetivo del Ayuntamiento”, sentencia Lekuona.
Con respecto al estado del edificio, Lekuona defiende que son “conscientes de que en estos momentos y tras el abandono que ha sufrido a lo largo de décadas el pabellón no se encuentra en un buen estado”, pero insiste en que “se podría remodelar y mantener”. Según argumenta, una de las posibles razones por las que se priorice el proyecto Vía Irún por encima del campo de concentración es que “uno de los hitos de la historia Irún fue la llegada del tren y, ahora, otro de los grandes hitos es Vía Irún, reformular el espacio ferroviario que ha estado abandonado durante años, sin importar qué hubiera ahí y el valor que tiene”.
A pesar de ello, reconoce que es “muy difícil” que consigan que no derriben el pabellón. “El tiempo pondrá cada uno en su lugar. Cuando los historiadores analicen estos años verán qué personas tomaron la decisión de derribar algo tan histórico como un campo de concentración”, lamenta, tras reconocer que recientemente han recibido respuesta desde la Secretaría de Estado de Memoria Democrática a su solicitud. “Han recibido nuestra petición y nos han solicitado más documentación”, confirma, optimista.
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