El día a día de los vecinos de Bilbao que no pueden abrir sus ventanas por vivir frente a “empresas contaminantes”

Begoña lleva más de 18 años viviendo en Basurto y no hay día que no recuerde el humo saliendo de las empresas Sader y Profersa. Reconoce que el problema afecta tanto en invierno como en verano. “Todo depende de hacia dónde vaya el aire. Notamos un olor característico de estas empresas, ya no por vivir en la zona, también cuando sales a pasear no puedes pasar cerca porque te pica la garganta, te lloran los ojos y la gente con problemas de asma lo pasa verdaderamente mal, les afecta muchísimo. Otro de los problemas que sufrimos es que las instalaciones se caen a pedazos. No hay un mantenimiento, porque con eso de que se van a trasladar, ves que los tejados están llenos de polvillo y los camiones que entran y salen de alguna manera también afectan. Es todo un conjunto que cada vez va peor, nadie pone solución y nos están prometiendo que se van a marchar, pues un montón de años y ahí seguimos”, lamenta la vecina, una de las participantes en la concentración de este jueves frente al Ayuntamiento de Bilbao para exigir “una fecha clara y definitiva” para el cierre de Sader-Profersa.
Eneko tiene 16 años y la mayor parte de su vida la ha vivido en el barrio de Zorroza, donde están ubicadas estas dos empresas. Desde hace tres años vive en San Ignacio, algo más alejado, pero también le llega el olor. Pese a su corta edad, considera importante “preocuparse y luchar” por las cuestiones que importan en el barrio. “Estas empresas están afectando a todos los vecinos, sobre todo a mayores y niños y nadie hace nada para evitarlo. Yo lo he vivido toda mi vida, también en el instituto y en otros ámbitos de la vida. Creo que la gente joven debemos involucrarnos y apoyar a los barrios. Al final estas son zonas que no están tan apoyadas por las instituciones y que están un poco discriminadas, por así decirlo. Y para que se vea que estamos aquí y que también existimos, que las instituciones tengan en cuenta estos barrios”, asevera el joven.
“Nuestro día a día está marcado por la contaminación y la incertidumbre. No podemos abrir nuestras ventanas con libertad: cada día nos preguntamos a qué olerá hoy, pescado podrido, basura, amoniaco, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno…Con la llegada del verano y las altas temperaturas, el malestar se intensifica. Ni de día ni de noche nos atrevemos a ventilar nuestras casas sin arriesgarnos a que se cuelen gases que nos irritan los ojos, la garganta y la cabeza”, lamentan los vecinos.

Lucía y Elena son otras de las afectadas, en el caso de la última, vecina de Altamira, vive a más de 4 kilómetros de las empresas, pero aún así notan el olor cada día. “Que llevamos más de 15 años reclamando que esa actividad no es compatible con el uso residencial de la zona. Tanto en Zorroza como en Zorrozaurre y San Ignacio. Está creciendo exponencialmente en viviendas, pero al margen de que crezca o no crezca, esto es algo que muchos vecinos llevan reclamando desde hace décadas. No sabemos cuándo se van a poder abrir las ventanas de nuestras casas. Por eso estamos aquí, porque si tú tienes un hijo pequeño y hace un día como el de hoy, 30 grados que nos cae la gota gorda ¿a qué hora vas a ventilar tu vivienda?”, se pregunta Lucía.

Sader y Profersa, que forman parte del grupo Agaleus, son dos empresas que se encuentran ubicadas en Zorroza, un barrio de Bilbao. Concretamente, la zona en la que están es conocida como Punta Zorroza, a orillas de la ría, pero muy cerca de muchas de las viviendas del barrio. Profersa fabrica fertilizantes a través de residuos, mientras que Sader es una empresa de descontaminación y eliminación de residuos, peligrosos y no peligrosos. Llevan más de 30 años ocupando esta ubicación, pero ahora han quedado como un vestigio del pasado industrial de Bilbao, convirtiéndose en las únicas empresas de estas características que permanecen en una capital vasca tan cerca de zonas habitadas.

A pesar de que tanto el Gobierno vasco como desde el propio grupo industrial descartan que las empresas produzcan emisiones que pongan en peligro la salud, más allá de la molestia de los olores, los vecinos critican que las plantas tratan “más de 78.000 toneladas de residuos peligrosos al año” -de hecho más de los autorizados, como adelantó este periódico- y exigen soluciones a “un problema que desde hace años afecta gravemente su salud y calidad de vida”. “A día de hoy, seguimos sin una fecha definitiva para el cese de la actividad de Sader y Profersa en Bilbao, pese a que llevamos años reclamándola. No podemos seguir esperando indefinidamente. Las vecinas y vecinos de Bilbao, nuestras niñas y niños, no merecemos protagonizar esta película de terror. Queremos abrir nuestras ventanas y respirar un aire digno”, han lamentado.
Por su parte, desde el grupo Agaleus, explican a este periódico que “la empresa es, junto con los vecinos, la principal interesada en marcharse de la zona, lleva años trabajando para abandonar Zorroza y ese es su interés objetivo”. “En cuanto se den las condiciones para ello lo hará, pero son procesos lentos”, aclaran.

El pasado enero, el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) publicó la apertura del proceso de exposición pública del proyecto de actividad de gestión de residuos del grupo en su nueva ubicación, en Zierbena. Desde el grupo Agaleus detallan que en el caso de Sader no se trata de un traslado y que “acabará sus días en Zorroza”. Sus funciones las asumirá otra empresa de diferentes características, mientras que Profersa no está previsto que se integre en las nuevas instalaciones y la actividad desaparecerá como tal.
El Ayuntamiento de Bilbao suscribió en 2015 un convenio con la empresa para su traslado cuando entrara en vigor el plan de reordenación urbanística de Punta Zorroza. Actualmente ya está aprobado el diseño de cómo será esta nueva zona de Bilbao en la que ya no tendrán cabida ni Sader ni Profersa. En principio está previsto que la nueva planta de Agaleus ocupe un total de 17.500 metros cuadrados en el Muelle AZ-0 del Puerto de Bilbao ubicado en Zierbena. Es una solicitud que se tramitó durante la pasada primavera. No se sabe qué es lo que pasará con los trabajadores que actualmente trabajan en Sader y Profersa cuando estas acaben su actividad en Zorroza. Las plantillas piden que se tenga en cuenta sus puestos de trabajo y que se reintegren en la nueva empresa.
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