Conchi sigue nerviosa tras el teléfono. Ha pasado la noche en vela y poco a poco se va a recuperando, pero el enfado tardará un tiempo en irse. A su marido, de 76 años, este lunes le dieron el alta en el hospital de Usansolo después de ser operado para colocarle una prótesis de cadera. La pareja pidió una ambulancia a las 14.30 que les trasladara hasta su municipio, Llodio, debido a que por recomendación del médico el traslado del paciente debía ser tumbado y no podía realizarlo en taxi ni coche. “Esperamos y esperamos y la ambulancia no venía. Llamé hasta en tres ocasiones y me dijeron que nosotros éramos los siguientes, pero ahí no venía nadie. No entendíamos nada y la angustia y la rabia eran cada vez más grandes”, confiesa la mujer.
El hombre estaba vestido y preparado para abandonar la habitación, algo que no pudo hacer porque la ambulancia no llegaba. Finalmente, optaron por volver a encamarlo y pasar otra noche en el hospital. “Yo tuve que llamar a mi hija para que viniera a buscarme porque ya no había autobuses. Me marché y él se quedó en la habitación. ¿Cómo es posible que con la alta ocupación que hay en los hospitales estemos ocupando una cama que realmente no necesitamos, porque mi marido estaba ya para irse a casa, en lugar de dejarla libre para alguna urgencia o ingreso?”, se pregunta.
Conchi volvió al día siguiente y las enfermeras del hospital le confesaron que la ambulancia finalmente llegó a las 00.30, diez horas más tarde de solicitarla. Al ver que el paciente estaba dormido, se marcharon. Conchi y su marido fueron trasladados en ambulancia a la mañana siguiente sobre las 09.30. “¿Las doce de la noche es un horario adecuado para trasladar a un enfermo de 76 años después de una operación de cadera? No hay derecho. Me replanteé el pagar una ambulancia, costara lo que costara, pero no tuve opción y entiendo que no es justo. Este es un servicio que necesitamos y que debemos tener como ciudadanos que pagamos impuestos”, sostiene Conchi.
¿Las doce de la noche es un horario adecuado para trasladar a un enfermo de 76 años después de una operación de cadera?
Justo el mismo día que estos vecinos de Llodio sufrían en sus carnes lo que supone esperar durante horas a una ambulancia, el consejero de Salud del Gobierno vasco, Alberto Martínez entregó al Parlamento Vasco los datos relativos al retraso de las ambulancias: 126.000 demoras en Álava y Gipuzkoa y 5.000 esperas de más de tres horas en Bizkaia. Preguntados por este suceso en concreto, desde el Grup La Pau, cooperativa catalana encargada de estos desplazamientos en Álava y en Bizkaia, sostienen que el retraso se debió a un “problema de coordinación” y al “alto absentismo” de los trabajadores. “Hubo un problema de coordinación, unido a un número grande de servicios, a la confluencia de la petición de muchos de ellos a la misma hora, y a un problema de un menor número de unidades en servicio como consecuencia del alto absentismo que soporta la cooperativa”, reconocen.
Según informa, la petición de Conchi y su marido se registró a las 14.35 “junto a otras 40 más” y “desde las 14.00 hasta las 23:00 se realizaron 330 servicios, fundamentalmente de altas , interhospitalario, rehabilitación y diálisis”. “La cooperativa lleva mucho tiempo intentando evitar estas situaciones, dotando de más recursos humanos (contratando a más personal), dedicando más personal a coordinación con los hospitales y creando nuevos sistemas para evitar en la medida de lo posible esos retrasos”, señalan desde la cooperativa tras indicar que “lamentan muchísimo las molestias ocasionadas al paciente y su familia”.
Un servicio de transporte sanitario para acudir al hospital
No se trata de la primera denuncia realizada por Conchi y su marido con respecto a las ambulancias para trasladarles desde Llodio hasta el hospital de Usansolo. A lo largo del último mes han realizado dos escritos a Osakidetza exigiendo un transporte para poder llegar a las consultas sin tener que pagar un taxi de su bolsillo, algo que han tenido que hacer en reiteradas ocasiones. “Llevo más meses de los que me gustaría sin poder salir de casa por la extrema limitación de la movilidad derivada al proceso por el que voy a ser intervenido, por no hablar del dolor que sufro cada vez que tengo que mover la pierna (...) Las soluciones que me dan son que vaya en transporte público o en taxi, es decir, que pague dos veces por ese desplazamiento, la primera vía impuestos y la segunda vía mi cartera. ¿Saben ustedes lo que supone para un jubilado un taxi para ir y otro para volver desde Llodio al hospital? ¿Y las veces que he tenido que ir a las consultas de traumatología, anestesia o hematología?”, recoge uno de los escritos firmado por Juan Antonio, el marido de Conchi, quienes prefieren no hacer públicos sus apellidos.
En el primero de los escritos enviado a Osakidetza el pasado 24 de septiembre, la pareja explica que se le negó un traslado en ambulancia para acudir a las citas médicas argumentando que su caso no se consideraba “servicio mínimo” y los trabajadores de ambulancias del Grup La Pau “se encontraban en huelga”. El consejero Alberto Martínez ha asegurado que hay dos convocatorias de huelga que han podido condicionar el normal funcionamiento del servicio. La primera, de febrero, fue de todos los sindicatos, para todo el territorio y duró hasta abril. Se desconvocó con un acuerdo con La Pau a dos días de las elecciones. La segunda es exclusiva de LSB-USO y se activó en junio y únicamente en Bizkaia.
Los ciudadanos no tenemos la culpa de cómo ni a quién adjudican las externalizaciones de las prestaciones
“¿Me están diciendo que le han dado de nuevo la concesión y varios millones de euros a los cuales contribuyo pagando impuestos a una empresa que tiene aún en huelga a sus trabajadores por las condiciones laborales que sufren? Me parece una dejadez total y absoluta por su parte externalizar estos traslados a empresas sin asegurarse que cumplen lo contratado”, denuncia Juan Antonio.
“Solicito que me sea concedido el transporte sanitario adaptado a mis necesidades, tanto para acudir al hospital como para cuando me den el alta. Los ciudadanos no tenemos la culpa de cómo ni a quién adjudican las externalizaciones de las prestaciones y sí tenemos todo el derecho a exigir una solución que se lleva alargando en el tiempo más de lo necesario. Demuestren de una vez que los ciudadanos les importamos más allá del periodo electoral”, escribió el paciente antes de realizarse la intervención.
Desde el servicio de atención a pacientes y personas usuarias de Osakidetza respondieron a las quejas del hombre señalando que “su reclamación ha sido enviada a la empresa de ambulancias La Pau S.C.C.L. para su conocimiento y efectos y la Inspección Médica de la Delegación Territorial de Salud de Bizkaia ha tenido conocimiento de la misma”. “Manifestarle que el conocimiento de quejas, sugerencias y reclamaciones es una de las más importantes vías con que contamos para conocer el grado de satisfacción del usuario y corregir las posibles deficiencias que se puedan plantear, por lo que con su escrito, además de exponer sus impresiones, usted nos está ayudando a continuar la línea de calidad asistencial que nos hemos propuesto para esta organización de servicios”, concluye el escrito de Osakidetza.