La directora antivacunas de un centro de día en Oiartzun (Gipuzkoa), Aiton-Etxe, se ha situado a sí misma por encima de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), del Ministerio de Sanidad y del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y ha enviado una circular a las familias de los usuarios en la que les informa de que “se ha decidido no administrar” la vacuna contra la COVID-19, a la que ni siquiera llama por su nombre. En su escrito alude, entre otros argumentos, a “efectos secundarios graves a corto plazo”, a que es “un producto en fase experimental” y a que “cualquier vacuna requiere ser investigada entre cuatro y diez años” y que no puede funcionar “en unos pocos meses, como es el caso”. No solamente eso: hace unos meses se negó a suministrar la vacuna contra la gripe estacional y los mayores que quisieron recibirla tuvieron que pedir cita en su centro de salud.
Aiton-Etxe es un centro privado con plazas concertadas con la Diputación de Gipuzkoa. En el 2018, por ejemplo, recibió 518.966,24 euros de la institución foral. Según sus propios datos, dispone de 40 plazas, el 80% de ellas financiadas con dinero público. Fuentes de la Diputación aseguran no tener constancia de estos hechos y apuntan a que la campaña de vacunación acaba de empezar y que Osakidetza aún no ha definido el calendario de los centros de día. En Euskadi son las diputaciones y no la comunidad autónoma las que gestionan las residencias de ancianos y este tipo de centros. Aiton-Etxe llegó a ser clausurado temporalmente en el arranque de la segunda ola por la aparición de un brote de coronavirus.
Fuentes del centro han confirmado a elDiario.es/Euskadi que la carta existe y que ha sido redactada por la propia directora. En mayúsculas, esta gestora que también es sanitaria asegura que “a la hora de tomar una decisión de este tipo hay que tener siempre en cuenta la relación beneficio-riesgo” y añade que “en este caso no está demostrado que los beneficios que el ofrece el medicamento [sic] superen los riesgo que puede producir”.
Asegura que el producto ahora mismo disponible, el de Pfizer, tiene consecuencias “graves” y “a corto plazo” para el 4,6% de quienes se lo inoculan, contra el criterio científico general. Y añade: “Los estudios mencionados en el documento de Pfizer-Biontech se han realizado con personas sanas. No hay experiencia suficiente en personas con enfermedades crónicas y pluripatología, como son un alto porcentaje de los usuarios de centros de día”.
El texto se cierra dejando la puerta abierta a que “el que quiera recibirlo” cuando esté disponible “podrá acudir a su centro de salud”. Es el mismo sistema que se articuló el pasado otoño con la campaña de la gripe, aunque desde Aiton-Etxe no han querido explicar cuáles fueron entonces los argumentos esgrimidos para vetar una vacuna que lleva años siendo administrada con éxito entre la población de riesgo.
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