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Se disparan un 94% en Euskadi en cuatro años los pagos extras a sanitarios para aliviar listas de espera por las tardes

Una intervención quirúrgica en un Osakidetza

Iker Rioja Andueza

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El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha incrementado un 94% el dinero destinado a “autoconcertaciones” o “peonadas” entre 2018 y 2022, según los datos recopilados en un informe enviado por la consejera, Gotzone Sagardui, al Parlamento Vasco. El pasado año, la Sanidad pública vasca gastó 32,83 millones de euros en este sistema por el cual sus propios profesionales le facturan un servicio extraordinario que realizan fuera de su jornada ordinaria pero dentro de las instalaciones, cuando en 2018 esa cantidad fue de 16,91 millones. Fuentes del Ejecutivo insiste en que es la fórmula más adecuada para reducir las listas de espera y más tras una pandemia que obligó a retrasar actividad ordinaria para priorizar los casos de COVID-19, principalmente los 47.653 ingresos.

Los datos que han llegado a la Cámara a petición de EH Bildu muestran que la subida de esta partida presupuestaria extraordinaria ha sido una constante. De los 16,91 millones de 2018 se pasó a 21,75 en 2019. No hay datos de 2020, un año en el que todos los sistemas sanitarios se vieron condicionados por la llegada del coronavirus, pero en 2021 se dio un salto hasta los 28,08 y en 2022 se alcanzaron los 32,83. El documento recoge los números por organizaciones sanitarias. El pasado año, fue la OSI Donostialdea, que aglutina al hospital Donostia y a los centros de salud del entorno de la capital guipuzcoana, la que encabezó la lista con un gasto de 6,17 millones de euros. Le sigue la zona de Bilbao-Basurto, con 5,50 millones en autoconcertaciones. Después aparecen Cruces con 4,46, OSI Araba (los hospitales de Vitoria) con 4,37 y la comarca encabezada por el hospital de Usansolo con 3,32. En 2018 era Cruces el que más recurría a esta práctica y gastó 3,73 millones de euros. En este período, no ha bajado la concertación en ninguna de las subdivisiones de Osakidetza.

La autoconcertación fue introducida en Osakidetza en 1992. Con el paso de los años, por parte de los gestores sanitarios se ha defendido al mismo tiempo que era una práctica útil para reducir las listas de espera o algo que era preciso reducir. Un ejemplo: el consejero Jon Darpón ofreció una entrevista a Consalud cuando dejó el cargo en marzo de 2019 por las denuncias de irregularidades en las oposiciones médicas y defendía este sistema como una medida para evitar la demora quirúrgica. Sin embargo, en 2016, el portavoz sanitario del PNV, Kerman Orbegozo, respondía a las críticas por la privatización encubierta de Osakidetza afirmando que subía el presupuesto mientras bajaba este capítulo. “Mientras que los recursos destinados a la concertación y la autoconcertación han disminuido a lo largo de la legislatura, las partidas para el contrato-programa de Osakidetza han aumentado”, señalaba Orbegozo, según recoge una nota del partido.

Las conocidas internamente como “peonadas” no son horas extraordinarias o guardias como tal, conceptos que también se abonan a parte. Son actos médicos (operaciones, consultas o pruebas) que se realizan por la tarde en las mismas instalaciones pero que se facturan como si fuera un trabajo derivado a la red privada. Hay una aplicación informática específica para ello. Algunas organizaciones sindicales y profesionales las rechazan al entender que implican no establecer un turno de tarde con personal contratado 'ad hoc'. De hecho, en 2013 EH Bildu y los ahora socios del PNV, los socialistas, pidieron la supresión de esta práctica y un refuerzo de las contrataciones, una iniciativa rechazada por los nacionalistas de la mano de PP y UPyD.

“Vemos que las llamadas peonadas en vez de ir erradicándose van en aumento. Nos preocupa que se derroche el dinero público de esa manera y que no haya un compromiso para erradicar la autoconcertación de la cotidaneidad y de transformar el funcionamiento de Osakidetza, que no haya una apuesta por implementar turnos ordinarios, priorizando verdaderamente a los pacientes”, sostiene Rebeka Ubera, portavoz sanitaria de EH Bildu y coautora con la socialista Blanca Roncal de la propuesta de 2013. Y añade: “Vemos tristemente que la excepcionalidad se ha convertido en norma y nos preocupa. Para que nos hagamos una idea de lo que está pasando, en las ecografías abdominales se cobra por prueba. Por la mañana, se dan citas cada 20 minutos; por las tardes, cada 10. Así, en una hora por la mañana pasan tres personas y, por la tarde, en el mismo tiempo, seis. Es evidente lo que sucede”.

Desde Osakidetza indican que la autoconcertación permite “sacar el mayor rendimiento” a la plantilla y a las instalaciones infrautilizadas en la franja vespertina para “sacar listas de espera”. En Euskadi, del verano de 2019 -el último antes de la pandemia- al verano de 2022 crecieron un 27% los pacientes pendientes de una operación. Pero desde entonces hasta final de año se han duplicado hasta alcanzar los 2.248 los casos que quedan fuera los decretos de garantía, esto es, el período máximo en el que se compromete a responde la Sanidad pública (seis meses para cirugía común, tres para procesos cardíacos y uno para oncología). asimismo. En Navidad también se conoció que más de 100.000 personas estaban en lista de espera para una consulta especializada y que entre 2019 y 2022 se había duplicado el volumen de pacientes pendientes de una prueba diagnóstica.

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