Un documental denuncia “la privatización” del agua en Bizkaia
“Monopolia”, dirigido por el periodista Ricardo Gamaza, critica los entresijos de las operaciones realizadas por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia con empresas privadas para crear “un monopolio del agua”
En 1967 se creó el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia tras la unión de diecinueve municipios vizcaínos y la desaparecida Corporación Administrativa Gran Bilbao. Con los años, distintos municipios se han ido sumando hasta que 97 de los 112 pueblos existentes forman parte de él. Los últimos en unirse -desde el inicio de 2022- han sido los 16 municipios del Consorcio de Aguas de Busturialdea, tras una fusión que ha generado rivalidades entre los ayuntamientos a favor, gestionados por el PNV y los que se han posicionado en contra, como Ea, Muxika y Ajangiz, de EH Bildu. Carranza es uno de los pocos municipios que no se abastece del agua gestionada por el Consorcio. En su lugar, gestiona con sus propios medios las redes de abastecimiento y saneamiento de agua, algo que, según denuncia su alcalde independiente Raúl Palacio, hace que la Diputación de Bizkaia no destine el mismo dinero público a su ayuntamiento que a los que sí que conforman el Consorcio de Aguas.
Un documental de la productora independiente Ecoperiodismo revela los entresijos de las operaciones que han tenido lugar en los últimos años para crear “el monopolio del negocio del agua en Bizkaia”. “Monopolia”, como se titula la película, está dirigida por el periodista especializado en medio ambiente, Ricardo Gamaza, y, en ella, participan alcaldes como Palacio, la alcaldesa de Ea, Iratxe Arriola, expertos como el profesor e investigador de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) David Hoyos, el catedrático también de la UPV/EHU Iñaki Antigüedad y ecologistas como Alfonso Caño, entre otros. Según denuncia Gamaza con su documental, el interés del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia con hacerse con la gestión del agua radica en un intento de tener “un control político y económico” de todo el territorio.
“El Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia, que a pesar de tener titularidad pública tiene un comportamiento de empresa privada, tiene dos objetivos con estas operaciones. Por un lado, el control político. Le cortan el grifo de las subvenciones económicas a todos los ayuntamientos que no tienen el color político del PNV. Como controlan la Diputación, el Gobierno vasco y la Agencia Vasca del Agua (URA), presionan a los ayuntamientos a entrar al Consorcio porque si no, no reciben ningún dinero público. Esto roza la prevaricación porque están utilizando una institución pública para usos partidistas. Por otro lado está el control económico. Más de la mitad del dinero del Consorcio va a parar a subcontratas que la mayoría son multinacionales del agua”, explica a este periódico Gamaza.
El documental propone 'la diversificación de las fuentes de abastecimiento a nivel local' frente a las grandes infraestructuras
Su documental también critica que, desde el punto de vista medioambiental, el hecho de que el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia -el cual se rige por una asamblea general en la que están representados todos los ayuntamientos que lo integran, además de la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco- dependa en un 70% de embalses del Zadorra, como el pantano de Ullibarri-Ganboa, puede llegar a tener “consecuencias ambientales negativas”. “Una de las cuestiones claves que marca la Directiva Marco del Agua es que la unidad de gestión es la cuenca. En Bizkaia prácticamente las cuencas coinciden con las comarcas, la gestión que se hace entonces, es por cuencas hidrográficas. Lo que quiere hacer el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia es saltarse ese concepto, que es esencial para la gestión del agua. Eso tiene consecuencias ambientales. Ellos lo que plantean es traerse la mayoría del agua del Zadorra desde el embalse de Ullibarri-Ganboa, que pertenece a la cuenca hidrográfica del Ebro. Ambientalmente el problema es que si te tienes que traer el agua desde lejos eso obliga a crear nuevas infraestructuras y aumentar el coste energético para poder moverla de un sitio a otro. Las canalizaciones, en el caso por ejemplo de Busturialdea, van a tener que tocar un espacio que es reserva de la biosfera. Otro problema todavía peor es el abandono de los recursos propios, por eso la Directiva Marco de Agua recomienda que se tienda a la cercanía del recurso. Si tienes el recurso, úsalo. Hay que potenciar los pequeños recursos del territorio”, señala el periodista que como solución propone “la diversificación de las fuentes de abastecimiento a nivel local y la protección de las cuencas vertientes a embalses”.
Según publica la Agencia Vasca del Agua (URA) Zadorra está compuesto por los embalses alaveses de Ulibarri-Ganboa, Urrunaga y Albina. Se trata de la mayor reserva de agua dulce de Euskadi y cuenta con con una capacidad de almacenamiento de 220 hm³ de agua, con lo que abastece de agua a la mitad de la población vasca. Tanto Vitoria como lo que se conoce como Gran Bilbao (que incluye una veintena de municipios que se encuentran a los lados del río Nervión) se abastecen del agua que se sustrae de esos embalses. Estos últimos también reciben agua del embalse de Undurraga, en Zeanuri.
Gamaza, en su documental denuncia que los costes económicos de llevar el agua desde Álava hasta Bizkaia mediante un trasvase obligando a crear grandes infraestructuras dotadas de largas canalizaciones, se perciben en las facturas que le llegan a la ciudadanía. Según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que se menciona en el documental, “la factura del agua en Bilbao es un 66% más cara que en Donostia y un 55% más cara que en Vitoria. Una diferencia que va a más cada año porque la factura del agua en la capital vizcaína fue del 9,9% desde 2016, mientras que en ese tiempo la alavesa subió solo un 1,7% y en la guipuzcoana se redujo un 3,5%”.
La 'aventura americana' del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia
Más allá de las operaciones realizadas en los últimos años para tener el control de las aguas en Bizkaia, el documental viaja hasta el pasado del Consorcio, cuando en 1999 se hizo cargo a través de la empresa Uragua, compuesta por el Consorcio, Iberdrola y BBK, del saneamiento y abastecimiento de las aguas de 1,7 millones de personas de Buenos Aires en Argentina y de otros 375.000 habitantes de Punta del Este, Maldonado y Piriápolis, en Uruguay. En 2004 se aprobó un referéndum en Uruguay con el que el 60% de los uruguayos respaldó la llamada Reforma Constitucional en Defensa del agua, que consideraba el agua como un derecho humano, para que su gestión se realizase a partir de ese momento exclusivamente de forma “pública, participativa y sustentable”. A raíz de eso y de que el propio Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia admitiese que Uragua era inviable “económica y financieramente” en un informe publicado por El País en 2003, la conocida popularmente como 'aventura americana' vizcaína acabó.
En Uruguay privatizaron el agua, pero hubo un movimiento social muy activo que terminó en un referéndum con el que incluyeron el derecho al agua dentro de su Constitución
“Nos sorprendió mucho descubrir cómo Aguas de Bilbao se coaligaba con Iberdrola para montar una empresa privada en Uruguay para privatizar el agua de los uruguayos y uruguayas. ¿Qué pinta una empresa pública de aguas de Bilbao en Uruguay? Esto se ha contado poco. Nosotros localizamos en Uruguay a la activista que luchó por la defensa del agua, Adriana Marquisio, y nos contó que jamás pensaron que se tratara de una empresa pública, puesto que su comportamiento era de privada. A ellos les privatizaron el agua, pero hubo un movimiento social muy activo que terminó en un referéndum con el que incluyeron el derecho al agua dentro de su Constitución”, indica Gamaza.
Por ello, uno de los objetivos de este documental es “que la gente sepa cómo le afecta que el control del agua se lleve a cabo con criterios mercantiles”. A pesar del resultado de su investigación, Gamaza no busca plantear un panorama “desalentador” al público, sino “de esperanza” porque “se puede revertir la situación”. Como ejemplo de ello, además del de Uruguay, pone los casos de París o Valladolid. “París, que tenía el agua privada, hizo un proceso de remunicipalización y la gestión volvió a ser pública. Aquí, en España, ha pasado en Valladolid, que es el ejemplo de cómo se ha conseguido revertir la situación. Cuando el agua ha vuelto a ser pública, su precio ha bajado porque dejas de pagar cuestiones como las subcontratas”, señala el periodista.
Tras el estreno este martes en Bilbao de “Monopolia”, la película se proyectará en las próximas semanas en Gernika y Bermeo y viajará próximamente a Madrid, Sevilla y Montevideo, en Uruguay. El documental forma parte de una serie titulada ‘Cloacas: los negocios sucios del agua’, que comenzó en 2018 con la película ‘Trileros del agua’. Según confirma Gamaza, la serie la compondrán un total de seis documentales entre los que incluirá uno centrado en la gestión del las aguas de Canal de Isabel II y otro sobre el agua embotellada.
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