El Gobierno vasco se ha unido a los grupos que presionan al central para que se rebaje la protección al lobo, incluido ahora en el catálogo de especies amenazadas en régimen de protección especial, y eso ha levantado las alarmas de los grupos ecologistas que consideran “lamentable” que se haga esta cesión al sector ganadero al calor de las tractoradas. “Nunca vamos a tener un ganadería sostenible a costa de matar lobos”, aseguran. La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, reveló el pasado miércoles dentro de las medidas para favorecer el sector primario que ha enviado a la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, una solicitud en este sentido, porque el nivel de protección a esta especie es “exagerado”, afirmó. De esta forma, Euskadi se une a otras comunidades autónomas que también han pedido que se rebaje esta protección, como Aragón o La Rioja, y a los pronunciamientos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre la necesidad de flexibilizar este nivel de protección a esta especie. Si se sucumbe a las presiones, “el lobo puede entrar ahora en un momento en el que esté más amenazado que nunca”, advierten desde el movimiento ecologista.
“El Gobierno vasco está cediendo ante las presiones de los agricultores y ganaderos. Es lamentable”, señala Andrés Illana, portavoz de Grupo Lobo en Euskadi, asociación para la defensa de esta especie, y miembro de Ekologistak Martxan. “Es lamentable que la lucha del sector agrario y ganadero tenga que ir contra la protección de la biodiversidad”, insiste. Illana considera que es “un fraude hablar de ganadería sostenible a costa de matar lobos”, y asegura que “eso los consumidores también lo tienen que saber”. “Nosotros no metemos tanto ruido, no tenemos tractores”, dice, pero advierte al Gobierno vasco de que, con independencia de lo que haga el Gobierno central “no se va a aceptar de ninguna manera que se rebaje la protección del lobo, porque en Euskadi el lobo está en una situación crítica”.
Mientras Madrid mantenga la protección a esta especie, “el Gobierno vasco tiene las manos atadas, no puede hacer nada”, recuerda Illana. Otra cosa es si el Ministerio cede a las presiones, flexibiliza la protección y deja vía libre a las comunidades autónomas para decidir. “Eso sería un desmadre que podría al lobo al borde de la desaparición porque hoy en día es una especie totalmente amenazada”, enfatiza. Por eso asegura que en su organización ya están estudiando “denunciar al Gobierno vasco por prevaricación” en el caso de que, si puede hacerlo, sacara al lobo del catálogo de especies amenazas, porque “no es cierto que se den las condiciones” para poder hacerlo. “Numéricamente o poblacionalmente no se justificaría esa salida porque sería prácticamente como decir vamos a declarar Euskadi, zona de exclusión del lobo”, incide.
Tapia citaba el miércoles para avalar su petición informes realizados con el asesoramiento de “una persona experta reconocida” -que no ha revelado de quién se trata- que justifican que tiene una protección “exagerada”, dando la razón a los ganaderos, que piden poder defenderse de los ataques de los lobos al ganado. “Si el lobo no necesitase protección en Euskadi tendríamos que tener seis u ocho grupos reproductores de lobos”, señala Illana, que considera que en estos momentos no puede asegurarse que haya ningún grupo reproductor asentado en la comunidad autónoma y que los que están pueden ser individuos de paso o que entran y salen de la comunidad autónoma.
“El plan de gestión del lobo en un cajón”
El Gobierno vasco tiene actualmente registradas dos manadas de lobos entre Álava y Bizkaia, según el 'Diagnóstico Invernal de lobo', correspondiente a los seguimientos del invierno 2022-2023, según se recogió en un respuesta parlamentaria en el pasado mes de diciembre. Estas dos manadas podrían suponer la existencia de entre 9 y 11 individuos. El portavoz de Grupo Lobo, considera sin embargo que estos rastreos invernales son “poco fiables” y de ninguna manera permite deducir que haya grupo de reproducción estable, porque eso sólo se puede determinar en primavera, lo que supondría su asentamiento. “En Euskadi podría haber entre seis y ocho grupos reproductores”, señala Illana. “Ese número sería lo que garantizaría que la especie no estuviera en peligro”, plantea. Lo máximo que se ha tenido en los últimos años fue tres grupos reproductores en 2016, recuerda.
Illana insiste en que “no puede ponerse las reivindicaciones de agricultores y ganaderos por encima de la defensa de la biodiversidad”, y lamenta que el Gobierno vasco haya dejado en un cajón “durante más de dos años” el plan de gestión del lobo, que ya no se aprobará esta legislatura. “Están propiciando que se pueda volver cazar lobos, cuando lo que hay es que cambiar el sistema de prevención, promoviendo la recuperación del pastor como oficio o el uso de perros mastines entrenados para cuidar el ganado”.
Lo cierto es que la reivindicación de que se levante la protección del lobo es una petición constante de los ganaderos alaveses y vizcaínos que ha vuelto a oírse de nuevo en las movilizaciones que realizaban estas semanas pasadas, ya que se sienten desprotegidos ante los ataques de los lobos a su ganado. Las dos manadas localizadas en Euskadi, con entre 9 y 11 individuos serían los responsables de los ataques a explotaciones ganaderas que han afectado a un total 170 cabezas de ganado en el año 2023. En el año 2022 se produjo un ataque de lobo cada tres días. En total, 117 ataques que afectaron a 277 cabezas de ganado: 269 de ganado ovino, dos de bovino y ocho de equino, según información del Gobierno vasco.