EH Bildu aborda su congreso mirando la “oportunidad” de influir en España y con un independentismo “gradual”

EH Bildu, que se define como la primera fuerza política vasca al superar claramente al PNV en Navarra e Iparralde (donde opera como EH Bai), ha iniciado este viernes su proceso congresual de cuatro meses con la presentación de una ponencia político-organizativa elaborada por la actual dirección, comandada por Arnaldo Otegi. A sus 66 años y después de décadas en la primera línea, continuará como coordinador general después del gran acto político previsto para el 8 de febrero en Pamplona aunque con algunos cambios en su equipo. El documento, cuyas líneas maestras han sido ofrecidas este viernes en una rueda de prensa celebrada en Bergara, ratifica el giro posibilista de la izquierda abertzale. Sigue considerando una “oportunidad” el Gobierno de Pedro Sánchez en España y, sin renunciar al independentismo, apuesta por procesos soberanistas graduales y diferenciados en los tres ámbitos administrativos en los que opera, Álava, Bizkaia y Gipuzkoa por un lado, Navarra por otro y los territorios dependientes de Francia finalmente. A nivel interno, en el que ya es el tercer congreso de la marca, EH Bildu persigue continuar creciendo como “sujeto propio” e ir reduciendo su condición de “coalición” de partidos, hasta el punto de que se plantea ya la desaparición total de cuotas para Sortu, EA y Alternatiba en las listas electorales en las que aún se mantenían, como las elecciones autonómicas vascas.

La formación de Otegi encara un congreso “ordinario” pero “con ambición extraordinaria”. La dirección es consciente que coincide con la renovación que ha iniciado el PNV o con el proceso interno del PSOE y del PSE-EE y contraponen que ellos afrontan “sin líos” y “sin ruido” estos trámites, básicamente después de haber cosechado un “bagaje electoral extraordinario” que no prevén que se frene en los próximos ciclos electorales. Creen que han crecido con votantes desencantados por la escasa “ambición nacional” que ven en el PNV, por la división de la izquierda española más allá de los socialistas (Podemos/Sumar) y por el voto “joven y nuevo”. “EH Bildu es una operación de éxito. Una aportación muy útil a la sociedad vasca. Y todavía tiene algunos éxitos por conquistar. El secreto: abandonar el sectarismo y entenderse en la izquierda con programas de mínimos”, diagnostican fuentes de la coalición.

La ponencia, que podrá ser enmendada total o parcialmente por las bases hasta el 25 de noviembre y que se votará entre el 19 y el 21 de diciembre, bebe de la premisa de que EH Bildu ha logrado “gestionar sus contradicciones internas” y avala la postura pragmática exhibida en los últimos años, particularmente en Madrid. No se niega internamente que “aprobar los presupuestos españoles generó debate en la casa” pero ahora se entiende sin fisuras que apoyar al Gobierno de Sánchez es una “oportunidad” para obtener réditos que den satisfacción a su programa. Eso sí, los de Otegi no ocultan su preocupación por la “inestabilidad” en España. “No existe como tal un bloque de investidura. No hay un programa de mínimos compartido. Y hay elementos de derechas dentro. Aunque admitimos que es una inestabilidad que se ha mantenido estable a lo largo de los años”, señalan fuentes internas, confiadas en que Sánchez tendrá aún cierta continuidad. “Si hay presupuestos, hay legislatura. Y Junts rompe todos los días con el Gobierno y todos los días están hablando”, interpretan.

El documento maestro que guiará los pasos de EH Bildu insiste también en que el modelo autonómico está “fracasado”. Eso sí, se modula la enmienda de totalidad tradicional de la izquierda abertzale hacia el Estatuto vasco de 1979 al entender que algunas “familias” hoy integradas en la coalición, como EA, “apostaron por el autonomismo en su día”. Se defiende que hay que “superar” la relación de “jerarquía” con el Estado y caminar hacia la “soberanía”. Pero se remarca que se trata de un proceso “gradual”. Las fuentes consultadas insisten en que no es posible la independencia unilateral “de un golpe” y Otegi, en público, ha apostado por un proceso de “recuperación de conciencia nacional” -aunque admitiendo que “la Euskal Herria de hace diez años no tiene nada que ver con la actual” en términos sociológicos- y “respetando” los tiempos y ritmos de cada ámbito administrativo, la comunidad autónoma de Euskadi -donde aprecian una mayoría abertzale en el “100% de los ayuntamientos” y apoyada por el “70% del Parlamento”-, la comunidad foral de Navarra y los territorios de Iparralde, articulados como mancomunidad aunque con un peso muy menor al de una autonomía española. “Hay una apuesta táctica por hacer recorrido aunque no logremos la independencia en este tramo inicial”, señalan fuentes de EH Bildu.

EH Bildu observa con satisfacción su consolidación en zonas no especialmente nacionalistas. Citan Vitoria -donde ganaron las municipales-, Pamplona -donde tienen la alcaldía-, el sur de Álava -lideran el Ayuntamiento de Oyón, pegado a la ciudad de Logroño- o el primer escaño en las legislativas francesas de la marca hermana, EH Bai, que se sumó al “frente popular” con otras izquierdas. “El país ha cambiado, EH Bildu ha cambiado con el país y EH Bildu ha cambiado el país”, razonan. La formación, sin embargo, entiende que lo que “no ha cambiado” es la “alianza” de PNV y PSE-EE en prácticamente todos los niveles institucionales de la comunidad autónoma de Euskadi. No oculta su intención de “romper” ese bloque o, al menos, de que se abran alternativas. De lo contrario, están condenados a no poder gobernar o influir en muchos ámbitos. Los de Otegi entienden que los socialistas vascos de Eneko Andueza no son como el PSC o como el PSN de María Chivite. Ahora mismo ha ofrecido a ambos partidos un acuerdo presupuestario global en Euskadi, Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, pero nacionalistas y socialistas lo han visto como una “táctica” y están marcando distancias.

De coalición a partido

A nivel interno, EH Bildu considera que llega “muy bien” al congreso. No se prevén grandes corrientes críticas. Se da por superada la división en EA, con un relevante sector que denunciaba que la coalición estaba controlada por Sortu, por ejemplo. Las negociaciones con el Gobierno de Iñigo Urkullu para reformar la ley de Educación en la comunidad con más peso de la concertada también alertaron a sectores más a la izquierda de Alternatiba o de sindicatos próximos, como LAB o Steilas, pero el proceso acabó sin acuerdo con el Ejecutivo y con las votaciones internas avalando la línea oficial. La disidencia en torno a GKS o a escisiones en organizaciones juveniles tiene recorrido en determinados ámbitos comunicativos o de redes sociales y ni se menciona como preocupación en la dirección de EH Bildu. “Sería raro que no hubiera discusiones. Nos interesa el debate de ideas, de hecho. Pero hemos sabido superar inteligentemente las contradicciones y no hay lío”, insisten en la dirección.

EH Bildu sigue con su tesis de “crecer” como “frente amplio”. Como una casa “plural” que tiene que seguir abriéndose a sectores que compartan unos “mínimos” de lucha contra el cambio climático, de crítica al “neoliberalismo” y al “empobrecimiento”, de dique contra la ultraderecha y de defensa de los cuidados y de los servicios públicos y los derechos sociales. La formación quiere seguir transitando el camino “de coalición a partido”. Ya se creó la figura del “bilkide”, el afiliado a EH Bildu que no tiene por qué serlo de los socios fundadores, Sortu (la marca actual de la izquierda abertzale tradicional), EA (escisión socialdemócrata del PNV en 1986 impulsada por el primer lehendakari, Carlos Garaikoetxea) y Alternatiba (escisión de IU creada por Oskar Matute). Aralar (corriente pacifista de la antigua HB creada por Patxi Zabaleta) ya se disolvió, aunque su última secretaria general, Rebeka Ubera, es un referente en el Parlamento Vasco, al igual que el diputado Jon Iñarritu.

“Se ha consolidado una cultura propia. Ya nadie pregunta a nadie de dónde viene”, recalcan en la formación. El siguiente paso en la articulación de EH Bildu como partido será la supresión total de las cuotas en las listas electorales. Es algo que ya se hacía en las municipales. En Bilbao, por ejemplo, la candidata fue de Alternatiba, María del Río. Pero se mantenían en elecciones autonómicas vascas y en las cuatro elecciones forales, por ejemplo. Desde la creación de la marca en 2011 (entonces llamada Bildu) Sortu ha tenido un peso próximo al 70%, EA del 20% y Alternatiba del 10%. El entorno de Sortu indica que es una decisión pactada con los socios y fuentes de EA y Alternatiba confirman a este periódico que lo ven como “un desarrollo natural” y que ha sido “aceptado” por los fundadores. Los partidos, eso sí, seguirán aportando “perfiles”. Actualmente, la secretaria general de EA, Eva Blanco, es vicepresidenta del Parlamento Vasco, el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez, es también parlamentario, y Oskar Matute, como cabeza de Alternatiba, lleva años en el Congreso.

Otegi ha comparecido este viernes en Bergara para detallar algunas cuestiones del proceso congresual. Lo ha hecho en la torre Olaso. Acompañado de una ikurriña y de una bandera de Navarra, ha recordado que en los jardines de aquel lugar jugaban Telesforo de Monzón y José Antonio de Aguirre, a quienes ha considerado representantes de las dos “familias” abertzales tradicionales, la de izquierdas y la de derechas. Ha señalado que tampoco es casual el uso de la palabra 'Zutunik', que significa 'en pie', pero tal como lo empleó Aguirre al jurar como lehendakari en 1936. “EH Bildu va a salir absolutamente fortalecido de este proceso. Los últimos diez años han demostrado de que somos una fuerza en crecimiento, con una sonrisa y con ilusión”, ha señalado.

elDiario.es/Euskadi

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