EH Bildu hace de las críticas a la gestión de la Sanidad pública y al “amiguismo” su bandera para ganar al PNV en Euskadi
El estado de salud de la Sanidad pública es una preocupación creciente en la sociedad vasca -a tenor de las últimas encuestas- y será uno de los grandes ejes de la campaña electoral de cara al 21 de abril. EH Bildu, principal fuerza de la oposición hasta ahora y que aspira a superar al PNV en las urnas con esta bandera, ha querido presentar sus propuestas para Osakidetza con un acto solemne en un museo de Vitoria, el Artium. Lo han hecho el candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, la portavoz de la coalición en la comisión de Salud, Rebeka Ubera, que lleva años haciendo marcaje a los sucesivos consejeros, Jon Darpón, Nekane Murga y Gotzone Sagardui, y media docena de profesionales sanitarios. El documento, de 24 páginas en cada idioma oficial, promete “publificar” servicios externalizados como las ambulancias, la limpieza o los almacenes, una “auditoría” de “todas” las adjudicaciones, dotar a la comarca de Tolosa de un centro público de referencia -es la única que tiene una clínica concertada-, incrementar un 10% la plantilla de atención primaria (unas 600 incorporaciones) o empezar a poner coto a que los médicos simultaneen la pública con la privada. Otxandiano ha añadido que busca también acabar con el “amiguismo” que se ha instalado en la gestión de Osakidetza y, según ha denunciado, “en el conjunto del sistema institucional”.
El candidato, en declaraciones a los periodistas, ha insistido en que el asunto es relevante porque Osakidetza es la empresa más grande de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa y la “mayor empleadora” también. Toca “poner en pie” con “ambición nacional” lo que el PNV, aparentemente, ha desmantelado, según interpreta EH Bildu. “En las principales responsabilidades no han estado los mejores”, ha sentenciado el aspirante, que ha llenado una sala de conferencias del Artium. Sobre las acusaciones de “amiguismo”, ha afirmado que es algo que el propio PNV detectó como un problema en un proceso de reflexión interna. También ha considerado que el PNV ha dirigido la Sanidad pública de un modo “centralista” y “vertical”.
El documento no tiene memoria económica pero sí la promesa electoral de que incrementarían el gasto público en la que ya es la cartera de más peso en el presupuesto autonómico en caso de llegar a Ajuria Enea. Las únicas menciones en este sentido son que se buscará una convergencia o “aproximación” en términos de PIB a la media de “los países europeos más avanzados en políticas de salud” y que “progresivamente” irá creciendo la inversión destinada específicamente a atención primaria. Otxandiano ha matizado que el debate no se resuelve solamente con más dinero. Ubera ha añadido que, en la actualidad, Euskadi está en la mitad inferior entre las comunidades autónomas españoles en lo tocante a inversión por habitante.
El plan de EH Bildu insiste, en una velada referencia a las promesas del PNV y a anuncios recientes del Gobierno de Iñigo Urkullu, que el problema de la Sanidad pública va más allá de las infraestructuras y su renovación. “Incluso teniendo los mejores edificios del mundo y la mejor tecnología del mundo son personas las que atienden a las personas. Sin personal suficiente en Osakidetza y sin condiciones de trabajo adecuadas, no podrán atender adecuadamente a la ciudadanía”, se puede leer en la propuesta de Otxandiano.
Los guiños al personal de Osakidetza y a los sindicatos son continuos. Se alude a la celebración de elecciones -algo que no se produce desde hace una década, aunque ahora ya se ha pactado-, a la renovación del convenio, a buscar incentivos para completar plazas en lugares de difícil cobertura como las áreas rurales y a “cambiar las formas de trabajar” en Osakidetza con procesos de “escucha”. Un ejemplo: “A los residentes que estén a punto de finalizar su itinerario formativo se les ofrecerá un contrato estable de permanencia. Con condiciones de descanso dignas y con incentivos salariales y otros incentivos”. Otro ejemplo: se propone un “año sabático” para quienes lo soliciten. También se plantea la necesidad de encarar un relevo generacional ante la cascada de jubilaciones y cambiar el modelo de oposiciones médicas. En 2018, por ejemplo, se abrió una investigación por denuncias de fraude en varias categorías y ello acabó con la dimisión del consejero Darpón y otros altos cargos.
La propuesta de EH Bildu pasa por unificar la plantilla “funcional” y la “estructural”, es decir, que la segunda recoja fielmente la realidad del número de personas que trabajan. Ubera ha mencionado que la temporalidad es del 57%, cuando el objetivo europeo marca un máximo del 8%. En atención primaria, donde plantean con claridad un incremento, hay ente 5.900 y 6.200 profesionales, aproximadamente. Sería después cuando se incrementarían en un 10% las plazas, lo que implicaría unas 600 contrataciones adicionales, en función de las previsiones que maneja la formación. “Daremos preferencia a la presencialidad por encima de la tecnología y convertiremos la atención primaria, verdadero acceso a Osakidetza, en la columna vertebral del sistema [...]. Somos conscientes de la desahumanización que la actual política sanitaria ha generado en los últimos años”, argumenta también EH Bildu. “El sistema falla desde la base”, ha comentado también el candidato. Ubera ha indicado que toca fijar ratios para garantizar una atención más ágil.
En cuanto a las listas de espera, que están en descenso pero que se dispararon durante la pandemia y que nunca han regresado a los niveles previos a la COVID-19, apelan a un “reforzamiento” de los medios propios y no incrementar las derivaciones, las autoconcertaciones o las “listas B”. En este punto, la coalición plantea que “no parece correcto” que haya profesionales a la vez en la Sanidad pública y en la privada. “Se pueden cruzar los intereses, siempre en deterioro del sistema público y del paciente”, entienden. Se plantea un “estudio” de cuántos realmente están en esta situación y “mecanismos” para “suprimir derivaciones” de un médico de Osakidetza a su consulta privada. Ubera ha denunciado que “no hay transparencia” en Euskadi con las listas de espera y que solamente se han conocido cuando la oposición ha demandado los datos en el Parlamento. En la web de transparencia de Osakidetza, de hecho, continúan sin publicarse datos desde 2020.
También hay guiños a las reivindicaciones territoriales que se han acumulado en los últimos años. En Vitoria, por ejemplo, se promete la reapertura del PAC de San Martín y retomar las Urgencias de Santiago, algo que también demanda el PP. En Tolosa se insiste en cambiar el modelo que hasta ahora ha girado en torno a la clínica privada concertada de La Asunción. En Donostia se alude a no perder la especialización de Onkologikoa con su integración en la red. En Bizkaia se plantea mantener el doble servicio de Cirugía Cardíaca en Basurto y en Cruces, así como implantar pediatría en Usansolo y en el Alfredo Espinosa de Urduliz. Se proponen planes de paliativos en Eibar o Gernika. En la comarca sanitaria del Bidasoa (Irún y Hondarribia) se menciona ofertar servicios “transfronterizos” con Iparralde lo mismo que ya aglutina una zona del norte de Navarra. Hasta ahora había convenios para algunas áreas, como Emergencias, pero se plantea una colaboración más estructural.
“Acabar con la privatización” ocupa un apartado completo del plan de EH Bildu. Se promete la “publificación” de ambulancias -urgentes y programadas-, servicio domiciliario, limpieza, electromedicina, mantenimiento, informática, cocinas o almacenes. Pero también “promover” modificaciones legislativas para la “integración” en la Sanidad pública de “centros, servicios y establecimientos sanitarios” de las mutuas. Se incide en que no habrá derivación del control de bajas y altas laborales a estas entidades privadas. También se alude a una “ampliación del PADI”, el programa de revisiones sanitarias gratuitas, para mayores de 65 años, lo que evidentemente implicaría un cambio de siglas ya que este sistema se ideó para la cobertura de la población infantil. Es algo similar a lo que aplica la Comunidad de Madrid, por ejemplo. Han ofrecido el dato de que un cuarto de la población tiene ya un seguro privado. También se desea incorporar la podología en la cartera de servicios.
EH Bildu quiere introducir también una visión más amplia de la Sanidad pública y alude al impulso del deporte -en un pequeño experimento el propio Otxandiano ha tenido que admitir que no lo hace lo suficiente-, atención a la salud mental y a las adicciones, control de los trastornos alimentarios, la pedagogía sobre los cuidados paliativos o la muerte digna o la visión feminista. La formación da mucha prioridad también a incrementar el uso del euskera y pide más plazas en las líneas de euskera de las carreras sanitarias, formación “gratuita, permanente y estable” a los profesionales que no tengan perfil y la introducción del bilingüismo efectivo en las historias clínicas. Igualmente, se cita una nueva oficina de Política Científica que cuelgue de Presidencia y que coordine políticas de investigación de Salud, Educación o Medio Ambiente.
El debate sobre la Sanidad pública está muy instalado ya en la precampaña. El propio candidato del PNV, consciente de la importancia del asunto, arrancó su carrera a Ajuria Enea con promesas de mejorar el servicio y esta misma semana ha continuado anunciado nuevas inversiones, como el nuevo centro de salud para el Casco Viejo de Vitoria. El PSE-EE, socio de Gobierno de los nacionalistas, ha criticado por boca de Eneko Andueza la gestión del Ejecutivo en áreas como la de Salud. Y el resto de la oposición, PP, Elkarrekin Podemos Alianza Verde o Sumar, también demandan cambios estructurales.
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