Cada vez que se producen avances en términos de igualdad entre hombres y mujeres surgen algunas resistencias antifeministas en forma de comentarios o acciones que impiden que la igualdad real sea posible. Este tipo de acciones pueden realizarse en distintos ámbitos como el institucional, el laboral o el social y también se producen en el ámbito festivo. Con el objetivo de analizar las reacciones contrarias al feminismo un grupo de investigadores de la Universidad de Deusto ha publicado el estudio 'Resistencias antifeministas' resultado de la beca que concede el Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) para la realización de trabajos de investigación sobre la igualdad de los hombres y las mujeres.
El estudio, coordinado por la investigadora Miren Gutiérrez y elaborado por Garazi Azanza, Miren Berasategi, Xabier Landabidea, Asier Leoz, Irene Pérez-Tirado, María Pilar Rodríguez, Lorena Ronda y Cristina Ubani, está dividido en distintos capítulos en los que se analizan casos concretos en los que surgen estas resistencias. Entre ellos, las resistencias antifeministas en Twitter sobre la participación de la mujer en los alardes de Irún y Hondarribia, en los que a diferencia de los hombres, solo pueden desfilar como cantineras en lugar de como soldados, lo que hace que su presencia sea menor en la fiesta. “Es significativo que una reacción antifeminista no se produce cuando las mujeres han logrado la igualdad, sino cuando existe alguna posibilidad de que lo logremos. Es un ataque preventivo”, sostiene el informe.
“La creciente participación de mujeres en las celebraciones populares ha generado reacciones negativas, que podrían entenderse como resistencias antifeministas. Estas se manifiestan en la calle en una serie de comportamientos discriminatorios o violentos hacia ellas. El primero de estos comportamientos es la discriminación directa: los ayuntamientos de Irún y Hondarribia han tratado de excluir a las mujeres de ciertas partes de la celebración, como el portar bandas de música o las banderas, o tratar de evitar que las mujeres tengan roles prominentes en los desfiles y actos culturales”, sostiene el informe.
En este sentido, la investigación recoge los comentarios que se han difundido a través de la red social Twitter, ahora llamada X, que critican la participación igualitaria de la mujer en los desfiles. Comentarios como “Este es mi Alarde, y el alarde de la mayoría del pueblo. Se trata de una marcha militar y no una manifestación”, “Ellas nunca entenderán el sentimiento hondarribitarra. Gora betiko alardea!” o “Estos son los que estaban en contra del alarde por ser antimilitaristas, y ahora quieren ser los dueños de la fiesta, en contra del sentir mayoritario de las mujeres de un pueblo, y en su nombre pero sin preguntarles”.
El estudio hace hincapié en los “comportamientos violentos que son los comentarios misóginos y discursos de odio dirigidos hacia las mujeres que participan en actos como el alarde paritario”. “Se dan comentarios ofensivos o discriminatorios hacia las mujeres que participan en los alardes como, por ejemplo, ”putas“ o ”bigotudas“, y utilizan argumentos sexistas o estereotipos para justificar su postura”, detalla.
Acciones de intimidación hacia las mujeres
Más allá de los comentarios, la investigación sostiene que se observa “la participación de individuos y organizaciones contra el alarde paritario en acciones intimidatorias”. “Se han dado caso de personas o grupos que han recurrido a acciones de intimidación hacia las mujeres que participan en los alardes o a aquellas que defienden su inclusión, como, por ejemplo, darles la espalda durante el desfile paritario o levantar parapetos negros por donde pasa el alarde mixto. En algunos casos extremos, estas mujeres han sido rechazadas a golpes, salivazos y gritos”, reconoce la investigación, citado sucesos acontecidos durante el alarde de Hondarribia de años como 2018, cuando en un clima de tensión, las participantes del alarde igualitario tuvieron que ser escoltadas por un nutrido contingente de agentes de la Ertzaintza.
“Pese a que es importante respetar las tradiciones y las culturas, estos comportamientos mencionados son inaceptables y violatorias de los derechos humanos y la ley, por ello deben ser denunciados y condenados, al igual que cualquier otro tipo de discriminación o violencia. Para ello, es importante identificar los discursos donde se identifiquen estas formas de resistencia para adoptar cambios que promuevan una mayor inclusión y eliminen brechas de género discriminatorias hacia los distintos grupos demográficos”, concluye el informe.
El objetivo del estudio más allá de estudiar los casos concretos de los alardes de Irún y Hondarribia consiste en analizar contenidos digitales para exponer, comprender y mitigar las reacciones adversas a los avances feministas en materia de igualdad. De este modo, trata de arrojar luz sobre la persistencia de las resistencias antifeministas en la sociedad actual, un tema de “máxima importancia”, tal y como se recoge en el estudio, “porque está demostrado que hay una conexión entre los discursos machistas, misóginos y reaccionarios y la violencia contra las mujeres”.
Durante la presentación de la investigación la directora de Emakunde, Miren Elgarresta, ha incidido en esta tendencia generalizada y preocupante y ha destacado que es una reacción a los avances: “Las resistencias antifeministas reaparecen de forma recurrente en cuanto se producen signos de progreso hacia la igualdad para obstaculizar la integración de las perspectivas de género en las políticas y en la práctica social. Aunque avancemos día a día hacia un futuro más igualitario, las tendencias actuales de la transformación digital no favorecen la consecución de la igualdad de género, los derechos de las mujeres y su empoderamiento; existe una corriente muy influyente que afecta sobre todo a hombres jóvenes que enfatiza la masculinidad hegemónica, que victimiza a los hombres, que los pone a la defensiva frente a los discursos de la igualdad y el feminismo”, ha señalado Elgarresta tras explicar que una de las conclusiones principales de la investigación es que “las estrategias antifeministas son globales y que Euskadi no es inmune a estas resistencias”.