La Ertzaintza admite que un antidisturbios golpeó a un colega infiltrado en Vitoria “al sentirse amenazado”
El vicelehendakari y consejero de Seguridad en funciones, Josu Erkoreka, ha enviado al Parlamento Vasco, a instancias de EH Bildu, un resumen de los hechos acontecidos durante las cargas policiales que tuvieron lugar el 3 de marzo en el centro de Vitoria como consecuencia de los incidentes que se produjeron al término de la movilización anual en memoria de las víctimas de la matanza de 1976 en una iglesia de Zaramaga. Erkoreka confirma que, como publicó este periódico, la Brigada Móvil (antidisturbios) golpeó a un agente de la propia Ertzaintza que estaba infiltrado en la manifestación, aunque insiste en que el uso de estos ertzainas de paisano es “práctica habitual” y una herramienta muy útil para identificar a alborotadores desde dentro. Son conocidos como 'askatu' en la jerga interna del cuerpo. Se argumenta que sus colegas uniformados se sintieron “amenazados” por error y que por eso le dieron porrazos.
Explica Erkoreka que este agente “no uniformado” estaba “en las inmediaciones de El Corte Inglés”, que es donde se produjeron las cargas policiales. Estaba “controlando el normal desarrollo de la manifestación”, que en ese punto se desdobló entre quienes la concluyeron pacíficamente y quienes empezaron a arrojar objetos contundentes a la Policía. Añade la documentación oficial que “una vez que se produjeron los primeros lanzamientos de objetos por parte de un grupúsculo de integrantes de la manifestación”, el 'askatu' vio que había personas dirigiéndose a un contenedor de una obra para coger cascotes y continuar arrojándolos a los agentes. “Con el fin de realizar un control visual de esas personas [...] se dirigió” a esa zona. Pero “para ello debió rebasar la línea formada por los agentes uniformados de la Ertzaintza llevando en su mano la porra extensible de dotación en previsión de sufrir una posible agresión”, indica Seguridad.
Y fue entonces cuando le golpearon. “Este hecho alarmó a un agente de la Ertzaintza quien, fruto de la confusión del momento, al sentirse amenazado golpeó ligeramente en la espalda con el bastón policial al agente no uniformado, quien tras identificarse continuó con su cometido”, explica Erkoreka. Confirma también Seguridad que este agente no fue incluido en la lista de siete heridos que se facilitó al día siguiente como balance oficial. Se insiste en que “fue golpeado ligeramente”, sin heridas relevantes.
Señala Erkoreka que “la Ertzaintza, ante manifestaciones previstas, planifica los dispositivos policiales adecuados para garantizar el derecho de reunión y de manifestación, así como el derecho al trabajo y la protección de los derechos y bienes de terceros, desplegando para ello los recursos estimados como necesarios en función de la información con la que se cuenta”. En este caso se consideró oportuno usar la figura del 'askatu', “dado que en años anteriores se habían producido de manera recurrente distintos disturbios, tales como ataques a sucursales bancarias y comercios como El Corte Inglés y provocando daños por valor de decenas de miles de euros”.
Investigación interna sobre una mujer herida
Erkoreka hace también balance del resto del operativo. Indica que Asuntos Internos ha abierto una investigación también ante la denuncia de una mujer que habría recibido el impacto de un proyectil de 'foam' en la cara. Seguridad indica que la Ertzaintza realizó once salvas y catorce disparos de 'foam', seis del tipo SIR y ocho del tipo SIRX. Los primeros tienen la punta fosforita y más blanda y los segundos negra y más contundente. No se usaron pelotas de goma. La Policía autonómica, de hecho, no las dispara desde la que mató a Íñigo Cabacas allá por 2012. Dice Erkoreka que no hay constancia de que se incumplieran los protocolos de distancias mínimas y zonas del cuerpo “sensibles” a las que no disparar, pero se remite a las conclusiones de la investigación disciplinaria en marcha.
Eso sí, insiste en que era “necesaria” la utilización de la “fuerza” por la presencia de “grupos organizados” que atacaron a los policías y a otros manifestantes con “objetos contundentes”. Esas personas “fueron deliberadamente a estas concentraciones dotadas con recursos, con la actitud y la disposición de generar altercados”. Además, llevaban “material de embozo que les permite taparse la cara y [estaban] dotados de bengalas, piedras, botellas, palos y otros utensilios para el enfrentamiento”, describe Erkoreka.
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