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La Ertzaintza se saltó la “neutralidad” exigida por ley a los policías al aplaudir la protesta de sus colegas en el Parlamento

Un agente de la Ertzaintza, durante la protesta de 'Ertzainas en lucha' del 1 de junio de 2023

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
21 de marzo de 2024 21:45 h

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La comisión de control y transparencia de la Policía vasca, un órgano dirigido por el exmagistrado Juan Luis Ibarra y que revisa operativos de la Ertzaintza y de los cuerpos municipales, estima que los agentes uniformados que en junio de 2023 custodiaron la primera gran protesta del movimiento asindical 'Ertzainas en lucha' frente al Parlamento Vasco se saltaron el principio de “neutralidad” al que les obliga la ley al aplaudir a sus colegas al término de la movilización. Así, en un informe fechado a 8 de marzo se valida la actuación de la unidad de Asuntos Internos, que expedientó a seis de los ertzainas por la comisión de una falta leve y que eximió a un séptimo que dio un abrazo a uno de los manifestantes. Se interpreta que este último gesto fue un simple saludo y no una adhesión a las reivindicaciones.

“Esta conducta seguida por los agentes uniformados integrantes de la línea de seguridad es, por ello, naturalmente expresiva de un posicionamiento inequívoco a favor de una de las partes en el conflicto mantenido entre los manifestantes y el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco”, se puede leer en el dictamen de la comisión. Y se añade: “Comporta, por ello, una clara afección al deber de neutralidad absoluta en la actuación profesional que prescribe el artículo 24 [de la ley vasca de Policía]. Una afección que, al tener lugar en un espacio público y con una nutrida presencia de medios de comunicación social, produjo un neto impacto negativo en la confianza de la ciudadanía respecto del adecuado funcionamiento de los controles sobre la actividad policial”.

'Ertzainas en lucha' es el nombre que recibió un movimiento ajeno a los sindicatos con representación legal en la Ertzaintza en puertas de la salida desde Euskadi del Tour de Francia. Quisieron aprovechar el eco de ese evento, que implicaba un gran despliegue policial en el que incluso tomaron parte cuerpos franceses uniformados, para denunciar la situación interna en la institución, particularmente la ausencia de un convenio vigente desde hace una década. Tras una primera y nutrida manifestación en Bilbao, 'Ertzainas en lucha' ganó protagonismo con una protesta frente al Parlamento Vasco justo después de las elecciones municipales y forales y en una jornada de pleno.

A diferencia de otras protestas junto a la Cámara, como fue evidente a ojos de los medios de comunicación, que aparecen citados en el informe, la línea de contención fue integrada por mandos de alta graduación y agentes de Seguridad Ciudadana, no por la unidad antidisturbios, la Brigada Móvil. Los agentes uniformados en ningún momento actuaron. Instantes antes, cuando las movilizadas fueron las trabajadoras en huelga de la limpieza de Osakidetza, se movilizó esta unidad.

La línea de la protesta terminó por invadir las vías del tranvía, lo que implicó el corte de todas las líneas de este medio de transporte en la capital vasca. Es algo habitual en muchas protestas ante el Parlamento. La comisión de control explica que fue la comisaría de Vitoria la que dio la orden de proceder a suspender el tranvía y concluye que fue una decisión razonable por el “riesgo” de que los convoyes pasaran junto a la protesta. Nada se menciona de si se conminó o no, siquiera verbalmente, a que los manifestantes se alejaran de ese lugar. Hay precedentes en que eso se ha hecho así. Con las huelgas de ambulancias, por ejemplo, la Brigada Móvil ha repetido a los convocantes la obligación de retrasar la línea cuando han cortado el tranvía. De hecho, se ha constatado de que hubo una “indicación expresa” de los agentes desplegados a los manifestantes para que pudieran avanzar y ocupar las vías y no en sentido contrario.

El informe hace una larga descripción de los hechos. Tuvieron lugar el 1 de junio. Se apunta a unos 1.500 participantes en la movilización. Se ha constatado tras la revisión de las grabaciones de las cámaras de vigilancia del Parlamento que “en el momento inmediatamente anterior al final de la concentración” los agentes uniformados aplaudieron a sus compañeros de 'Ertzainas en lucha'. Ocurrió a las 10.44 horas. Asuntos Internos estimó que esta conducta podría ser constitutiva de una falta leve. A las 10.45 horas, además, uno de esos policías de servicio se abrazó con uno de los manifestantes. Se entiende que no pasó de “un saludo cordial y natural” entre dos personas conocidas. No se menciona que otros agentes tomaron imágenes con sus móviles o que los conductores de algunas patrullas claxonaron en señal de apoyo.

Esa misma jornada, un jueves, ya se abrió una investigación interna. Se dieron los primeros detalles el viernes, en el propio Parlamento, donde compareció el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka. El 4 de agosto se realizaron los seis apercibimientos, mientras que el séptimo caso quedó archivado. La comisión de control ha podido acceder al expediente de Asuntos Internos, pero también ha revisado las publicaciones de ETB, TVE, Radio Euskadi, Cadena Ser, Onda Vasca, Efe, 'El Correo', 'Berria', 'Naiz' y elDiario.es y las propias grabaciones de la protesta. Por error, se indica que esos materiales llegaron el 4 de enero de 2023, cuando fue ya en 2024. La comisión estima que el operativo estuvo bien diseñado. La planificación “fue correcta y ajustada a lo esperable”.

Sin embargo, se recuerda que la propia ley de Policía, reformada en 2019 y que precisamente creó este órgano de control, establece un “código deontológico” para los ertzainas. Entre los puntos previstos se apunta a la necesidad de operar con “neutralidad” e “imparcialidad” en todo momento. Es algo también contemplado en la ley general a la que están sometidos los funcionarios, el Estatuto Básico del Empleado Público. “Impone a la persona empleada pública el deber de autolimitación dirigido a evitar que, en su actuación profesional, muestre un posicionamiento personal con respecto a las opciones en conflicto”, entiende el dictamen.

El informe llega a tirar de las definiciones de la RAE o del María Moliner sobre lo que en castellano implica “aplaudir” y estima que “resulta plenamente razonable entender que, mediante los aplausos efectuados en los minutos finales de la concentración, los manifestantes expresaban su adhesión a la protesta desarrollada y el sentimiento de alegría que les producía el éxito de la convocatoria”. “El aplauso dirigido durante un breve lapso de tiempo por los agentes uniformados hacia el grupo de personas que ejercían el derecho de manifestación no pudo tener un significado distinto al de la expresión de la aprobación y alabanza al propio acto de protesta y a la finalidad perseguida por la misma que se reflejaba en el contenido de las pancartas”, abundan. Es “de todo punto razonable” que los medios de comunicación trasladaran a la opinión pública la “connotación” de “posicionamiento corporativo” de los uniformados desplegados.

La comisión plantea dos “medidas preventivas” para evitar que, en el futuro, se reproduzca una situación similar. La primera es la “conveniencia de incluir taxativamente la desatención de las obligaciones en el código deontológico”. Y la segunda es para “reforzar la formación policial, inicial y continua” en la observancia estricta de esas normas éticas. “Los aplausos tributados por los siete agentes del servicio de Seguridad Ciudadana [...] pueden tenerse como una práctica contraria al deber de autolimitación en la expresión corporal requerido para atender al principio de neutralidad en la ejecución de las funciones desarrolladas en los espacios públicos. Esa neutralidad se quiebra cuando, en el desarrollo de las funciones policiales, se ofrece un posicionamiento inequívocamente alineado en la defensa de los intereses profesionales o corporativos reclamados por los manifestantes y en detrimento de la satisfacción de los intereses generales de la ciudadanía a los que sirve”, concluye el informe.

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