Euskadi activa el nivel tres de alerta en toda su red hospitalaria tras una jornada con 2.508 positivos
Euskadi ha detectado en las últimas 24 horas 2.508 positivos nuevos de COVID-19. Es con claridad el peor registro de toda la pandemia tras el récord de este jueves, 2.272 positivos. En la ola de verano se llegó a un tope de unos 1.800 y hace un año, antes de Navidad, se alcanzaron no más de 1.547. Con estos datos, según la estimación inicial, la incidencia acumulada marca un nuevo máximo de 1.083 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. La proyección es que en una semana, en Nochebuena, pueda ser de 1.280 si se mantiene la tendencia ascendente que no parece tener fin.
Estos datos han sido aportados este viernes en el Parlamento Vasco por la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, que ha puntualizado que también se hacen “muchas pruebas” aunque ha confirmado que el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha pasado a un nivel de alerta 3 de 5, un escenario que hasta el momento solamente estaba activado en el hospital Donostia por la aún mayor incidencia en el territorio guipuzcoano. Son 405 las personas ingresadas, 99 de ellas críticas en la UCI. Desde este jueves hay ya más ocupación que en la misma fecha del año anterior. La presión es también mayor que en la ola de verano. Ello ha llevado a Osakidetza a posponer operaciones, consultas o analíticas no urgentes, aunque Sagardui ha afirmado que “el sistema es fuerte” y que “no dejará a nadie atrás”.
Recomendaciones pero no restricciones en Navidad
En el plano más político, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha admitido que esta nueva ola “está pillando con el pie cambiado a todos” y ha explicado que no aplica restricciones porque la comunidad autónoma “no tiene competencias directas”. Así las cosas, ha anunciado que optará por las “recomendaciones” para Navidad. La semana que viene -ha adelantado- se presentará un documento para proponer a la ciudadanía un número máximo de personas en las celebraciones y que sea siempre el mismo grupo. También ha insistido en que el Gobierno de España debería permitir la obligatoriedad de la mascarilla en todo momento, también en exteriores aunque haya distancias. “No podemos limitar el numero de participantes. Daremos una recomendación”, ha asegurado Urkullu, que ha explicado que se centran los esfuerzos en acelerar las dosis de refuerzo de las vacunas y en citar a los niños menores de 12 años. Además, ha señalado que ha reforzado los equipos de rastreo, pruebas y vacunación, que habían quedado reducidos tras el final de la anterior ola y el levantamiento de la emergencia sanitaria.
“Hemos declarado la emergencia sanitaria y tenemos una estrategia clara”, se ha defendido Urkullu a pesar de que hace una semana, en Pamplona, previó que se acercaba ya el pico de ola y a pesar de que en dos semanas desde la reactivación de la emergencia no se han adoptado medidas más allá del pasaporte COVID. De hecho, no se ha reunido en este tiempo la mesa de crisis, el órgano conocido como Labi. Esta misma semana se han pospuesto las decisiones sobre las cabalgatas de Olentzero y Reyes Magos. Toca “mantener la vida social, cultural y deportiva” porque “es importante para el bien social”, ha alegado el lehendakari, que ha querido lanzar un “mensaje de esperanza” de que Euskadi logrará superar la ola.
Toda la oposición, en cambio, ha denunciado los datos elevados de la pandemia y la gestión de la pandemia. La portavoz de EH Bildu, Rebeka Ubera, ha denunciado que la sobrecarga generada por la COVID-19 está mermando la atención de otros servicios y, particularmente, la red de ambulatorios o el “seguimiento de crónicos”. “La guinda del pastel es centrarlo todo en el pasaporte COVID”, ha señalado. Desde la bancada de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi ha lamentado que las UCI estén pidiendo voluntarios para poder atender la subida de pacientes con COVID-19. Y Carlos Iturgaiz, de PP+Cs, ha demandado también alguna solución: “¿Por qué el Labi no actúa como si estuviéramos en 3 de 5? ¿Algo está fallando?”.
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